Victoria vino a recoger a Isquito entorno a media mañana. Al verla, me ilusioné ya que hacia mucho que no la veía y me caía muy bien. Rstuvimoa hablando un rato hasta que a Isquito le entró hambre y se tuvieron que ir. Noa se durmió por fin y no dio guerra en toda la tarde. Cuando bajé ya de dormir a Noa, todo abajo estaba oscuro. Había un camino de velas que me llevaba a la cocina.
Allí, la mesa estaba iluminada con mas velas y además, la encimera y todo estaba también iluminado.
-Oye, creo que os molesto aqui. Me iré con Noa en cuanto se despierte.
-No. Quedaros.
-En serio. No quiero moleataros y aquí estorbo. Siempre estoy donde no tengo que estar. Me buscaré un piso en el centro de Madrid y buscaré un trabajo.
-No Thalía. Quedaros. Por favor, me gusta teneros aquí.
-Bueno, pero vendrá ahora una chica. Tal y como lo has preparado... Molesto. Me voy y luego ya cuando terminéis me avisas.
-No va a venir nadie mas.
Isco esta en la penumbra con una rosa.
-Dejame volver a empezar. Hola, me llamo Isco. ¿Me concedes una cita?
-Claro. Pero recuerda algo sobre mi. No me gustan las rosas.
-Ah, es verdad. La película. Por lo menos no es blanca.
-En eso tienes razón.
Se pone detrás mio y me pide coger mi chaqueta. Me lo pienso un momento pero después, empiezo a notar el calor de las velas.
Me quito las dos mangas y veo como me observa la muñeca en la penumbra.
Escondo la mano detrás de la espalda pero ya se ha fijado y no tengo ninguna excusa para evitarlo.
-Eso no lo tenias antes.
-Lo se. Pero ya, da igual.
Me siento y cenamos los dos. Noa no da problemas. Ha preparado una cena muy rica.
-Y... ¿Cuando te hiciste eso?
-Antes de saber que iba a tener a Noa pero después de verte con mi hermana.
-Pero... No debiste...
-Estaba muy mal. No te veía capaz. Eras mi mundo.
Me levanto de la mesa y enciendo la luz. Ve mejor la cicatriz.
-Pero...
-Nada me ayudó.
-Oh... Lo siento tanto...
-No te preocupes. Ha cicatrizado ya. Me la suelo tapar pero no creía que hoy se fuese a ver y la he dejado.
Salgo de la cocina y subo las escaleras. Me aseguro que Noa sigue durmiendo y entro en el baño. En mi bolsa de maquillaje encuentro lo que busco. Con un poco de base en el antebrazo se tapa enseguida.
Isco sigue en la cocina esperándome.
-Ya está.
Le enseño el brazo.
-Sigamos con la cita.
-Da igual. Olvidalo. Creí que podría volver a ser como antes. Pero tu me has superado. Yo a ti no.
Se levanta y empieza a recoger.
-Ha sido una tontería prepararlo todo.
-No digas eso.
No me escucha y sigue recogiendo.
-Isco Alarcón. Escuchame.
Se para y me mira.
-No ha sido una tontería. Se lo que sientes por mi. Ayer te escuché. No estaba dormida. Y, no pasa nada. Además, no. No te he superado.
-¿Enserio?-Dice.
-Si. Pero... Acabo de dejar una relación. Necesito tiempo.-Digo.-Vijila a Noa.
Salgo de la cocina cogiendo la chaqueta y salgo a las heladas calles de Madrid. Caminando por un parque, encuentro un banco que da hacia la puesta de sol. Es bonito poder ver otra vez una puesta de sol.
Acabo en un parque, sentada en un banco, viendo el atardecer.
-Es precioso.
-Si, lo es.-Respondo.
Se sienta a mi lado y yo me aparto un poco.
-¿Donde está Noa?
-Con Marco y con Emma. Dicen que les vendrá bien practicar si en el futuro quieren un hijo.
-¿A que has venido?-Pregunto.
-¿Y tu? ¿Por que has huido?
-No soy suficientemente buena para ti.
-No hay nadie inferior a nadie. Todos nos merecemos lo mejor y creo que no hay nada mejor que haberte encontrado a ti.
Se ha cerca mas a mi y apoyo la cabeza en su hombro para descansar.
-Perdón. No debí de irme así.
-Perdoname a mi por ponerte tanta prisa.
-No pasa nada. Debí de haberte dicho antes lo de...
-No. Fue culpa mía. No sabia que fuese a pasarte eso. Lo siento. No quiero que tengas esa marca para toda la vida.
-Bueno, pues ya tengo dos marcas que me recuerdan a ti. La del accidente y la de la muñeca.
-No se si me alaga que tengas dos cicatrices por mi. Suena un poco sangriento.
-Lo fueron en su día. Ya son agua pasada.
-¿Me perdonas?
-Si. Y si quieres intentarlo de nuevo, estoy dispuesta.
Nos quedamos los dos viendo el atardecer juntos. Sin soltar una palabra, sin movernos.
La oscuridad se cierne sobre nosotros, solo las farolas iluminan nuestro banco.
Empieza a llover pero seguimos allí, bajo la lluvia juntos.
-Venga, volvamos. Mañana vamos a por Noa.
-Vale.
-¿Me dejas intentar algo?-Dice.
-Claro.
-Cierra los ojos.
Le hago caso y cierro los ojos. Noto sus manos en mi cadera y siento como se acerca. Finalmente, me besa suavemente como si mis labios fuesen de cristal.
Cuando se separa, abro los ojos. No le dejo hacer nada mas porque me lanzo sobre sus labios sin dejarle tiempo de reaccionar.
Bajo la lluvia, como en los sueños o en las películas. Con una sola farola iluminandonos, con la lluvia callendo sobre Madrid y sobre nosotros. Nadie pasa por el parque.
Le doy la mano y caminamos hasta casa. Al entrar, todo está tranquilo. Me guía hasta su habitación aunque ya se donde está.
Se cambia y se queda sin camiseta. Yo cojo un pijama de mi maleta y me duermo junto a él.
Volvemos a estar como antes al principio. Pero los dos hemos cambiado. Puede que seamos mas maduros, que tengamos una hija o que ya nos conozcamos. Pero, hay algo que ya no volverá a cambiar. Los dos estamos tocados, tanto emocionalmente como físicamente. Espero que eso no nos afecte y que podamos seguir como si nada hubiese pasado.
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Como Un Hermano Mayor||Nacho Fernandez
Fanfiction-Nunca pensé que fueses tan insufrible.-Le digo. -En el fondo me aprecias. Tanto tu como yo lo sabemos.-Me dice él. -A ver si te enteras Nacho. Que seamos mejores amigos no significa que puedas hacer lo que quieras. -Eso lo dices ahora. Veras en uno...