Capítulo 22

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Nayeon esperaba que con un malteada de chocolate se le bajara el humor del demonio a Tzuyu por haberle dado cereal como desayuno.

¿Ya estás calmada?–Preguntó con un poco de temor la general.

–Sí, gracias.–Sonrió mientras entraban a la estación.

Al llegar a la sala, todas, incluyendo a Jisoo y a Rosé, giraron sus cabezas hacia las dos mujeres que acababan de pasar.

Nayeon se atrevió a preguntar.

Umm, No es que me moleste, Pero... ¿Qué hace Jisoo aquí?–Habló unpoco confundida por la presencia de la comandante.

Nayeon, Jisoo encontró información muy nutritiva para la investigación.–Le explicó Sana con suavidad.

–Como saben, el día de ayer fuimos a revisar las cajas del almacén intervenido, que por cierto, sí contenía estupefacientes. Al revisar cada caja encontramos que todas tienen la misma marca de la empresa que utilizan de cortina de humo, Reckos Gumbo.–Dijo Jisoo y siguió hablando.–Se supone que es una lavandería al sur de Osaka, pero obviamente no es así. Ahora, adivinen quién es el dueño de "Reckos Gumbo."–Finalizó la mayor de las presentes.

–Shin HyunGi, mejor amiga de Lee Sunmi y esposa de Hwang Tiffany, estaría mejor decirle Kim Taeyeon.–Argumentó Rosé.

–¡Rayos!, entre más descubrimos más cabos sueltos hay.–Habló un poco estresada la general mientras frotaba levemente su sien.

Hey, Nayeon, tranquila. Aún nos queda una persona que investigar.–Le recordó Dahyun intentando tranquilizarla.

Cuando Nayeon se recuperó, suspiró un poco y luego platicó.

–Cierto, cierto, sin embargo a la no-bien-nacida de Lee Sunmi hay que darle una pequeña lección.–Explicó Nayeon esbozando una extraña sonrisa que las demás no supieron cómo identificar.

Jeongyeon, llama al jefe Choi, tengo que pedir un permiso.–Continuó la castaña coreana.

Segundos después de que la Mayor acatara las órdenes de Nayeon, el jefe contestó y la general se llevó el teléfono consigo dejando a todas confundidas.

Segundos después de que la Mayor acatara las órdenes de Nayeon, el jefe contestó y la general se llevó el teléfono consigo dejando a todas confundidas

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En otra parte la general estaba platicando con el jefe.

Nayeon, rayos, ni siquiera sé si puedo darte ese permiso sin tener un cargo de conciencia luego.Contestó el señor Choi.

Vamos, Jefe, necesito que me de el permiso, no lo voy a aplicar a menos que sea necesario.–Pidió la oficial de menor rango.

Bien, pero en caso de que lo hagas, no seas tan cruda, Nayeon, por favor.–Rogó el jefe Seung-hyun.

Tranquilo señor, adiós.–Despidió la coreana.

Después de la llamada, se dirigió a la recepción preguntándole a Jimin dónde estaba Lee Sunmi.

Al saber la información cuestionada se dirigió a la celda de la reclusa.

Una vez allí, Nayeon tocó con sus anillos  fuertemente los barrotes de metal, haciendo que Lee levantara la cabeza.

Eh, Lee, es hora del interrogatorio.–Informó la menor abriendo la puerta de la celda y tomando a Sunmi del brazo colocándole las esposas.

En vez de tomar el camino hacia la derecha, que era donde se encontraba las salas de interrogatorio, Nayeon continuó caminando hacia el frente donde se encontraba una malograda puerta negra.

Nayeon abrió la puerta revelando unas escaleras que iban hacia abajo, los escalones estaban desgastados, el lugar olía a humedad y la luz que había era una que estaba muy abajo en aquel lúgubre sitio, la cual ni siquiera estaba en buen estado.

Siguieron bajando tramos y tramos de escaleras, hasta llegar a lo que pudo ser una celda hace mucho tiempo atrás.

Era bastante sofocante aquella ubicación, no tenía ventanas ni rejillas, nada; únicamente una mesa con dos sillas y una rendija de ventilación.

Nayeon se tiró sin ningún cuidado en una de las sillas, y le indicó a Sunmi que hiciera lo mismo.

¿Y, te comió la lengua el gato?–Preguntó la general mientras elevaba una ceja.

Sunmi negó con su cabeza.

–Entonces, habla, que muy bien lo hiciste cuando estabas en el almacén con esa chica.–Espetó Nayeon.

Volvió a negar.

–Te ordené algo, Lee.–Dijo con su neutral voz.

Y-yo... Yo no sé que decir.–Tartamudeó la mayor.

–Oh, está bien. ¿No sabes que decir?–Le impulsó Nayeon.

–N-no.–

–Espero que esto te ayude a saber que palabras utilizar.–

Esas fueron las últimas palabras de la general antes de arremeter a Lee contra la desconchada pared y darle un puñetazo que la dejo atónita.






  Ay mis trululusitos de verdad sé que soy una mala autora por dejarlos tanto tiempo sin capítulo pero las tareas no me dejaban la imaginación en paz,
como siempre espero y les haya gustado y que le den amorsh a la estrellita.

GRACIAS POR LOS 697 LEÍDOOOSS
LOS AMO.

¡°Princess Saboten°!









⌬Gotcha'//COMPLETADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora