Capítulo 5: El Corazón de la Bestia

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Me quedo mirando a Brenda atónito, como preguntándole silenciosamente si me estaba o no tomando el pelo.

—Díganme algo por favor—Dice confundida.

—No sé qué decir—Respondo y es verdad, no tengo la más mínima idea de que decir que pueda resultar favorable o que aporte algo positivo.

—¿Qué es lo que nos estás pidiendo nena?—Pregunta Jota algo alterado.

—Básicamente... que me lleven a Buenos Aires a buscar a mi prima.—se rasca un poco la cabeza, debe ser un gesto de nerviosismo.

—¡Ah dale! Y si querés también te llevo a New York.

Por lo general esta clase de comentarios me causarían mucha gracia pero obviamente no en una situación tan crítica como la actual.

—Por favor, no tengo a nadie más en el mundo.—está rogando y no sé cómo voy a poder resistirme a eso.—Los perdí a todos, solo me queda ella y tengo miedo de que alguien la lastime o se aproveche de ella.

Quiero acceder pero eso no sería para nada sensato. Debo mantener los pies en la tierra, aunque ella me haga volar por los aires.

—Brenda, quiero que te tomes un momento y pienses en lo que nos estás pidiendo. Buenos Aires es el peor lugar al que podemos ir ahora. Las cosas están peor allá. ¿No viste las noticias?—Le digo tratando de que entre en razón.

—Sí, las vi Maxi, por eso mismo les pido que me lleven allá, los transportes están cancelados, no hay colectivos y menos aviones. Pilotos han desaparecido en pleno vuelo, al igual que conductores, la ruta está llena de accidentes. ¡Es por eso que necesito ayuda!

—¿Vos creés que sos la única que está sufriendo con todo lo que está pasando?—pregunta Jota nervioso.

—¡Sé que no soy la única! ¡Estoy desesperada!—Le grita en respuesta enfurecida.

—Ok, vamos a calmarnos todos. Hay que pensar con claridad.

—Yo me voy al auto Maxi, te espero ahí, no voy a ser parte de esto. Prefiero seguir con vida.—Apenas termina de decirlo, mi amigo se retira al Falcon.

Sé que se muestra enojado pero por dentro estoy seguro de lo que lo está alterando en realidad es el mismo miedo.

Miro a Brenda quien está totalmente desconsolada, su mirada perdida da a entender que está buscando una respuesta a sus interrogantes, pero no la puede conseguir.

—Él es buen pibe.—Ella vuelve su mirada hacia mi frunciendo el ceño ante mi comentario.— José... una vez que lo conozcas te va a caer bien.

—No me importa eso ahora—Responde fríamente.

—Buenos Aires es muy peligroso. Lo sabés.

—Sí, lo sé. Pero no se preocupen, voy a encontrar alguien que me lleve o voy a conseguir un vehículo para ir sola.

Una puntada de alerta se dispara en mi corazón. Si la dejo ir sola me libro de ir a Buenos Aires, la sede del apocalipsis. Pero también la pierdo para siempre... y no quiero eso, quizás ella no sienta por mi lo que yo por ella pero si al menos logro un poco de cercanía eso sería suficiente para calmar la necesidad de mi corazón.

—¿Sola? No sé si pueda dejar que te vayas de esa manera.

—Ya está Maxi, fue lindo volver a encontrarte. Pero me tengo que ir.—lo dice totalmente resignada pero trata de hacerse la superada o por lo menos eso interpreto yo.

—No digas eso.

—Entonces vení conmigo.—Ella agarra mi brazo repentinamente y se queda mirándome, esperando con ansias que le dé una respuesta favorable. ¡Dios! ¡Que bonita es! Por eso duele tanto sentir como la razón se abre paso por mi lengua y sale por mis labios.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora