Capítulo 25: De Nuevo en el Fuego

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Creo que estoy soñando, sí, eso debe ser. No puede ser cierto, todo es demasiado surreal. Y no, no me refiero al rapto por más increíble y lamentable que sea, no me refiero a S.I.M.A por más extraño que sea...

¿Enserio besé a Brenda? ¿Realmente aconteció? ¡Por favor! ¡Qué momento más impresionante! ¡Histórico! El amor de mi vida siente algo por mí ¡No lo puedo creer!

Recuerdo todas las veces que soñé con ella, despierto y dormido. Todas las veces que la veía caminar por el centro, todas las veces que la veía en el diario por haber ganado con el equipo de vóley de Rufino... es el amor de mi vida, y nos besamos.

Sin embargo, tengo que volver a la realidad. A la triste realidad. Una realidad donde Brenda no está. Y si ella no está, algo raro me pasa, sobre todo cosas raras le pasan a mi corazón. Es una sensación sumamente extraña, pero si tengo que definirla con una sola palabra, diría que es... vacío. Siento un vacío que no sabía que tenía.

Ya me encuentro en la casa de mi hermano. Natalia estaba todavía despierta esperándonos. No me imagino lo que habrá sido para ella el haber esperado tantas horas por su marido mientras la niña lloraba asustada a su padre.

—Por fin chicos, llegaron. No saben lo asustada que estaba ¿Alguien me puede explicar qué pasó?

—Preguntémosle a Máximo. — Andrés golpea mi hombro y casi se siente como una orden a que les explique lo acontecido.

Nos sentamos y les cuento todo, absolutamente todo, desde el rapto, pasando por el rescate a Érica, el viaje con Alfredo y Clara, la situación súper extraña en Las Heras, hasta llegar a S.I.M.A. Cuando terminé, quedaron en silencio meditando lo que les acababa de decir.

—Digan algo, por favor.

—La verdad es que estoy impresionado... y asustado a la vez.— dice Andrés y por supuesto se le nota en la cara.

—Sí, yo también.

—Y... ¿a Brenda te la tranzaste por lo menos?— pregunta dejando en evidencia una mueca de picardía.

—Andrés ¿Qué decís nene?— Natalia lo regaña.—Si querés podes traerla a vivir acá.

—Natalia, no te pases.

—Los dos se están pasando.— digo y reímos.—Miren, no quiero traerles problemas. Ya me siento muy mal por lo de anoche.

—¿Por? Yo la pasé rre bien sin tu hermano.— afirma Natalia y reímos.

—Maxi, sos mi hermano, somos familia, no puedo soltarte en el mundo sin que antes sepas que acá podes tener una casa. Y en cuanto a todos tus quilombos con esta agencia, no te hagas drama, lo vamos a sobrellevar.

—Gracias por entender, enserio.

—No te preocupes cuña, ya lo dijo Andy, somos familia.

—Ah Maxi, no nos anda el wi-fi porque no pagamos.— comenta Andrés y se encoje de hombros.

—Porque te olvidaste de pagar mejor dicho.— corrige Natalia.

—En fin ¿usás a línea?

—No, a tarjeta. Justo te iba a pedir la clave para poder hablar con los chicos por whatsapp.

—Mmm... esa madre se va a quedar con las ganas.

—¡No seas ordinario!— grita Natalia y le pega con el repasador. Karen y yo nos reímos.

—No hay problema, mañana cargo una tarjeta. O te ayudo a ponerte al día con tus cuentas, colgado.— nos reímos juntos.

Unos minutos después, me encuentro acostado en la habitación que me dieron. Es grande y cómoda. Obviamente no tanto como la habitación que compartía con Jota en el hotel pero... peor es nada.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora