Capítulo 22: Advertencia

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¿Cómo podría olvidar? Sinceramente no hay respuesta lógica para esa pregunta. Solo espero que después de vomitar tres veces en la misma madrugada, tener espantosas pesadillas y despertarme con el sentimiento de caída... la perturbación me vaya abandonando de a poco.

Tratamos de no hablar de la noche de los suicidios, nadie dice si eso es bueno pero todos parecen estar de acuerdo en que no se vuelva a mencionar el espantoso hecho.

El solo imaginarme a alguien tan desesperado, tan perdido, tan triste, tan asustado, tan envuelto en pánico como para terminar así...

El entrenamiento sigue diariamente y así también nuestro deterioro, ya no damos más, pero sabemos que es necesario. A esto hay que sumarle el entrenamiento del VGA del cual nos evalúan todos los días.

Podría decir que el entrenamiento del VGA es el que más me gusta. No sé por qué, pero siento que se me hace fácil pasar los niveles en las simulaciones de combate, las mismas consisten en meternos adentro de un enorme salón donde nos subimos al vehículo y cuando la simulación comienza, las luces se apagan y el salón entero se transforma en un campo de batalla entre vehículos (lo cual me parece demasiado fantasioso, no creo que vaya a haber nunca una batalla entre vehículos al estilo Mad Max). Valdés tenía razón cuando dijo que no era fácil manejar el armamento mientras conducimos, pero sorprendentemente soy el que menos ha fallado en este nivel.

El cansancio es interminable. El entrenamiento es duro y parece no tener fin. El ejercicio físico no era para nada importante personalmente hasta que llegué a este lugar y el cuerpo pasó a tener una mayor importancia.

Ahora estoy tirado en mi cama y siento como si mis músculos tuvieran vida propia y una muy alocada porque se sacuden violentamente causándome dolores y molestias, sinceramente todavía no me puedo acostumbrar.

Siento la puerta detrás de mí. Jota acaba de entrar y me sorprende verlo.

—No lo vas a poder creer.— dice entusiasmado.

—¿Qué pasa?— pregunto intrigado.

—Nos dieron la noche libre.— exclama extendiendo los brazos en señal de victoria.

—Imposible.

—Vanesa nos lo acaba de comunicar. Valdés estuvo intercediendo por nosotros. Tenemos que volver a las 01:00 am o nos cae toda la yuta encima.

—No es una joda ¿no?

—¡No! ¡Dale cambiáte! ¡Vamos a salir con las chicas!

No puedo creerlo, después de muchos días encerrado, por fin voy a salir. Pero, aunque la idea de que salgamos los cuatro juntos me gusta, y mucho, hay algo más importante que debo hacer.

—Lo vas a tener que posponer.— me dice Valdés torciendo la boca,

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

—No tiene nada de malo que vayas a ver a tu hermano. Pero tené en cuenta que me costó mucho convencer a Leguizamón para conseguirles este permiso y no va a querer que te quedes en la casa de un pariente, tiene una especie de regla estúpida con esto de andar contando lo que hacemos acá.

—Pero no le voy a contar nada. ¡Lo juro!

—Te digo que vamos a hacer.— dice apoyando su mano en mi hombro.— Aprovechá a salir y pasarla bien esta noche. Y mañana a la noche le pido un permiso especial para que puedas ver a tu hermano tranquilo ¿ok? Leguizamón es un tipo muy estructurado. No me va a dejar que te permita irte a una casa familiar el mismo día del permiso general. ¿Qué te parece la oferta?

No era lo que yo esperaba, pero era algo. Prefiero tener esperanza a no tenerla en todo caso.

Cuando salimos del hotel siento como si estuviera respirando aire fresco por primera vez. Es tan raro, creo que estuve en un bunker por más o menos un mes, no entiendo como no me volví loco antes.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora