Capítulo 21: Elipsis

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Luego de que Jota me convenciera, me decidí a decirle todo a Brenda, es un sentimiento extraño, es una mezcla de emoción, miedo y vergüenza, pero si Jota pudo ¿Por qué yo no?

Muchas cosas pueden salir mal, claro. En vez de decirle "Brenda, me gustas mucho", quizás mi cerebro entre en cortocircuito y termine diciéndole "Gustas, me brendias mucho" Quizás empiece a tartamudear, quizás me tropiece con algo sumamente intropezable, o quizás salga corriendo. Todo puede pasar cuando se trata de mi en este tipo de situaciones. Pero ya tomé una decisión y creo que debo avanzar hacia la meta y cumplir mi objetivo.

Vamos a nuestras habitaciones, Jota se mete a la nuestra.

—Atacá tigre, es toda tuya.— dice y me guiña el ojo sonriente mientras cierra la puerta. Yo me acerco a la habitación de enfrente y con muchos nervios... toco la puerta. Érica atiende.

—Maxi... hola.— dice sorprendida.

—Hola, disculpá la hora ¿Brenda está?

—Dejáme ver.— dice y entrecierra la puerta. Se escuchan cuchicheos histéricos en susurros, Brenda no debe querer verme y Érica intenta convencerla. Finalmente, sale. Creo que por un empujón de Érica.

—Hola.— saluda en un intento desesperado de sonar casual. Tiene puesta una musculosa blanca y unos pantalones negros que le quedan grandes. Dios... es tan bonita...

—¿Ya te habías acostado?

—Sí, pero todavía no estaba durmiendo.

—Ah ok... ¿Podemos hablar afuera?

—Sí, sí podemos. Esperá que me cambie un poco.

Ahora nos encontramos en el living, cerca de las habitaciones. Estoy callado por unos momentos tratando de elegir bien mis palabras pero lo único que logro es ponerme más nervioso. Brenda parece cansarse y decide romper el silencio.

—Maxi... ¿Qué querías decirme?

—Quería... primero que nada, quería pedirte perdón. Dije cosas estando enojado, cosas que no siento, que no pienso. No quiero que tengas una imagen errónea de mí, yo no soy así, no soy esa clase de chico. Y lo digo de verdad... ojalá puedas y quieras perdonarme.

Ella sonríe un poco y luego responde.

—Puedo... y quiero.

—Genial, gracias. Lo digo enserio, no merecías escuchar las cosas que dije.

—Yo también te pido perdón, también me enojé y dije un par de pavadas.

—No Brenda, vos podes hablar con quién quieras, cuando quieras. Yo no decido eso, si querés ser amiga de Urso, está bien.

—Eso ya lo sé. Igual no me interesa ser amiga de Urso. Quiero estar bien con vos, eso es más importante para mí.

¿De verdad es importante para ella? ¿Me toma más en cuenta de lo que creía? ¿O solo se deja llevar por el momento?

—De verdad fue incómodo vernos en esa situación.

—Sí, muy incómodo...— se ríe pero luego gesticula un rostro que expresa curiosidad.—¿Nada más querías decirme?

Esa pregunta me pone frenético, otra vez estoy volviendo a sentir lo mismo: nervios vivos. Mi estomago me duele y comienza a hacer ruidos que ruego a Dios que ella no alcance a escuchar.

—Hay algo más.

—Decime.— dice acercándose a mí.

—Bueno... hoy estuve pensando mucho y...

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora