Capítulo 12: Alta Estrella

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Al cabo de más o menos una hora y media ya estábamos entrando en la localidad de Las Heras, Santa Cruz. Bastante cansados de tanto viaje, mi espalda estaba algo adolorida, también tenía un par de músculos adormecidos pero no voy a seguir quejándome porque no soy ningún viejo ochentero.

Llegamos a la casa de Alfredo y Clara, una casa grande de dos pisos revestida de cemento, la casa se veía amplia y grande. Nos invitan a entrar y accedemos enseguida ya que no sabíamos todavía lo que haríamos y como llegaríamos a Rio Gallegos.

—Siéntanse como en su casa chicos ahora les voy a preparar algo para comer.— Dice Clara amablemente.

¿Me pregunto porque serán tan amables con nosotros? Si yo estuviera en su lugar no dejaría que cuatro adolescentes desconocidos me invadan la casa. Pero bueno, supongo que cada persona es un mundo aparte.

Érica estaba algo descompuesta asique pasó volando al baño. No voy a ser detallista pero se podría decir que la ruta de Truncado hasta acá quedo marcada con los fluidos estomacales internos de Érica. No puedo creer que una persona tan pequeña haya vomitado tanto... bueno, al final sí fui un poco detallista.

Nos sentamos en la mesa que se podía encontrar apenas abrimos la puerta, la casa era muy linda, tenía ese estilo de hogar antiguo que te hacía sentir como si estuvieras en la casa tus abuelos. Todo era reconfortable en este lugar. En la cocina, se ve una colección de pavas antiguas y mates de campo. Hay un fogón hogareño adornado con suvenires. Y las ventanas tienen persianas, eso denota que es una casa antigua.

Nos juntamos en la mesa a comer, menos Érica, que se acostó tomando un té que le preparó Clara. En la mesa, disfrutábamos de una conversación todos juntos. Clara nos había cocinado un estofado de arroz exquisito. En realidad no sé si es que está tan delicioso o yo estoy muy muerto de hambre.

—Pobre la nena ¿Cómo era que se llamaba?—Pregunta Clara

—Se llama Érica, Clara.—Responde Brenda.

—Sí, los últimos kilómetros se la pasó vomitando.—Agrega Alfredo.

—¡Alfredo! ¡Estamos en la mesa por favor!—Clara regañándolo.

—Descuide Clarita, nada nos puede quitar el hambre que tenemos.—José mordiendo una pata de pollo.

—No hables con la boca llena.—Lo regaño.

—Disfrutá gil.—Responde relajado.

Después de una conversación larga nos sentamos todos alrededor de la tele para ver las noticias. Estaban pasando un informe sobre Rowling en una junta con líderes de Israel, uno de los países en guerra desde hace tanto tiempo. En un momento, Rowling anunció la reconstrucción de un templo destruido hace miles de años, esto mismo traería la paz a la situación caótica en medio oriente.

—Otra Señal.—Dice Érica, tapada con una frazada.—Esto es otra señal, Definitivamente Rowling es el anticristo.

—¿Cómo que otra señal?—Pregunta Alfredo.

—Érica tiene razón, la reconstrucción del templo se encuentra en Ezequiel 40. La reconstrucción del templo de Salomón en Jerusalén.—Dice Brenda

—Pero primero tiene que hacer la paz con Israel ¿o no? –Pregunto.

—Y lo va a hacer, tiene una herramienta poderosa.—Dice Érica.

—¿Cuál?

—QuarterZion. ¿Te acordás? Esa es su herramienta, con la máquina va a lograr la paz y así va a poder reconstruir el templo. La biblia dice que se va a hacer pasar por Dios. Después de esto creería que viene el pacto de los siete años, con las naciones.—Responde Brenda.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora