Capítulo 18: Noche de Cartas

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—Los vamos a convertir en personas diferentes, ya no van a ser niños, a partir de ahora pertenecen a la agencia. Vamos a transformarlos, los vamos a hacer sufrir, los vamos a empujar hasta el límite y ya no van a ser los mismos, cuando todo esto termine van a ser soldados.— dice Leguizamón con una seriedad profunda.—Ahora, vayan a descansar, mañana comenzarán manipulación de ambiente a las ocho de la mañana.

Nos retiramos del cubículo de vidrio para ser conducidos por los agentes a nuestras respectivas habitaciones, llegamos a un pasillo en el último piso, donde ya se puede vislumbrar la belleza del hotel que había en este lugar. A nosotros nos toca en una habitación y a las chicas les toca la misma habitación pero de frente a la nuestra.

Los agentes se van y las chicas nos miran desconsoladas desde el marco de la puerta de su habitación, como si esperaran que algo más suceda en este punto.

—No se preocupen, todo esto va a terminar pronto.— les digo tratando de sonar tranquilo e ignorando el mar de miedo que me atormenta.

—Sí, las vamos a llevar a un lugar tranquilo.— agrega Jota.

Las dos esbozan una pequeña sonrisa, nos dan las buenas noches y cierran su puerta.

Nuestra habitación es hermosa, es algo rustica, bastante grande y muy lujosa, y eso nos sorprende mucho. Nunca en mi vida había estado en un lugar como este.

—Es más grande y elegante que mi casa entera.— dice José y nos reímos juntos. Y da risa porque es verdad. Y la verdad siempre es más divertida. O por lo menos eso nos gusta sentir.

Una vez acostados, ninguno de los dos puede dormir. Los pensamientos, interrogantes, miedos y preocupaciones son demasiados.

Y hago énfasis en el hecho de que todo esto parece irreal, casi siento que es un sueño. En realidad estoy en mi cama en Rufino teniendo una muy horrible y larga pesadilla pero en el fondo sé que voy a despertar.

—¿Vos decís que vamos a poder hacer esto Maxi?— la voz intranquila de Jota rompe el silencio.

—La verdad no tengo idea y sinceramente quisiera no pensar en nada de lo que está pasando.

—Te entiendo, yo tampoco.— primero hace un silencio, luego agrega.—Creo que nuestra prioridad es que no les pase nada a las chicas ¿no?

—Sí, tenés razón. Si algo sale mal, no tendrían que salir heridas. Ahora tratá de dormir amigo, mañana va a ser un día largo y difícil.

—Dale papu, buenas noches, que descanses.

El silencio hace que empiece a cerrar de a poco mis ojos y el cansancio va llegando rápidamente, pero parece que José no puede aguantar esta plenitud.

—Maxi, te apuesto a que cuando aprendamos kung fu, te rompo lo cara.

—Sí, seguro.— digo desafiante y reímos. De pronto, el celular de José vibra.

—Es Érica.— dice alumbrado por la pantalla del celular.—Me mandó un whatsapp.

—Buena ¿ya se pasaron el número? ¡Aguantá!

—Obvio gil, yo no soy tan lento como vos. Dice Érica que vayamos a su habitación.

—¿Te lo está diciendo a vos?

—No, a los dos. Dice así "Jota, vengan con Maxi. Tengan cuidado que no los vea Vanesa o el pelado Valdés"

—¿Por qué querrán que vayamos?— pregunto curioso.

—No sé, pero yo me rre mando.— responde entusiasmado y comienza a vestirse. Luego me mira.—¿Qué esperás gil? ¡Cambiáte dale!

—¡Ok!— digo y comienzo a sentirme nervioso y emocionado. Trato de calmarme porque sentirme así es muy estúpido.

Las Crónicas del Rapto [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora