23.

512 35 5
                                    

George Strain


Muevo sin cesar mis piernas, estoy en mi oficina asimilando todo lo que he hecho, soy malo, una bestia pero realmente tengo sentimientos amigables hacia mi hija, soy agresivo, gritón, ofensivo y de todo con ella pero yo sé porqué la trato así. Tomo un trago de mi whisky, mis ojos llorosos llenos de impotencia comienzan a derrochar lágrimas. 

Contaré por qué trato así a Monet, es un poco confuso para mí pero tras años de meditación logré descubrir el por qué:

Todo empezó el día que mi padre murió, lo amaba, era mi héroe, mi ídolo, el modelo que seguía desde un niño, cuando estaba vivo y nos enteramos de sus enfermedades cardíacas y de la azúcar fue un golpe duro ya que sabías que era acortar su vida, más por su manera de llevar la vida: Entrenando sin descansar, comiendo lo que quiere cuando quiere, atendiendo la casa sin dejarse vencer siendo el mejor padre del mundo. 

Cuando se murió fue muy duro asimilar, lloraba como idiota cuando andaba solo, me amargaba sufriendo por su ida viendo que ya no estaría y nada sería igual, había cambiado 100% nuestra rutina, entrenar sin su presencia era como caminar sin vida. Hacía las cosas con frialdad, Moira me hizo sentir con vida, me cambió la actitud y todo.

Cuando nos enteramos que esperábamos a un bebé fue increíble el sentimiento, sentí como crecía ese amor diferente a la de una pareja, ese amor familiar. Paternal exactamente. Meses antes de que naciera, el amor fue sustituido por miedo y egoísmo: miedo a amarla tanto como a mi padre, perderla y sufrir.

En cuanto nació enfrié mi actitud de nuevo como cuando él falleció, ella fue como el ave fénix en mi alma, nació mi cariño y se murió cuando la situación (mi miedo) creció. Aunque como el fénix no murió del todo si no renació de sus cenizas pero con el tiempo se volvió a encender él mismo para renacer nuevo y sin temor. Fui frío y grotesco con mi enseñanza para no amarla y que no me amara, porque si muero sufrirá como yo. No me perdonaría que sufriera el dolor de una pérdida, por ello la alejé de Moira desde que nació para que sus lazos sean cortos y menos dolorosos en este trabajo. 

La lastimé como si fuera de trapo o algún enemigo, no lo es pero mi frialdad y mi egoísmo a quererla y tratarla me hizo herirla y nunca parar.

Ahora que estoy perdiendo a Moira me he dado cuenta que mi egoísmo rebasó los límites, si mi entrada al infierno era inevitable se anchó la puerta al hacerle todo eso a mi hija. Hablo sin pensar, hablo en voz alta para hacerme creer que la odio, que la rechazo.

—Quiero demostrarte ese cariño que siempre he sentido hacia ti, hija mía, duele más fingir despreciarte que la muerte de mi padre.—digo ronco, sollozo bebiendo el resto de mi trago, sirvo más listo para embriagarme a morir. 

Unas delicadas manos se deslizan por mis hombros y completamente me dejo caer sabiendo que es mi maravillosa esposa. Sollozando en sus brazos como un bebé.

—¿Por qué eres malo, bebé? ¿Quieres explicarme?.—Moira y su voz dulce y cantarina me mecen en el consuelo. Abro la boca para contarle toda la verdad que he ocultado durante años.

--------------------------

¿Lo siguen odiando? 

Sharing Lives → Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora