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Justin Bieber

Monet está acostada sobre la cama en la nueva casa, los aires frescos entran por la ventana y el aroma a pino invade la habitación, después del ataque la llevamos a una clínica, decidimos dejar que durmiera después de la atención médica, no quisimos que entrara en una crisis nerviosa después de lo que vivió, me siento alado de George en la habitación.

― ¿Cree que nos odie cuando despierte? ―pregunta su papá con tristeza. Suspiro, niego con suavidad.

―No creo que vaya a ser permanente, necesitará terapias, necesitará tiempo para tratar de superar lo que le pasó. ―musito con tristeza, asiente sin muchas ganas, se levanta para ir al balcón, saco un cigarrillo para empezar a fumar, tengo ganas de levantarme por uno, pero mi trasero no se separa del asiento.

Su corazón tuvo otro ataque, la socorrimos y lo más rápido que pudimos la llevamos hasta una clínica, pudieron salvarla y sin querer que despertara en un hospital e hiciera el peor escándalo atrayendo a la policía, mejor la trajeron a casa con todo lo necesario y suero para reponer su cuerpo del ataque.

―La tendremos qué encerrar. ―dice George mientras talla su rostro agobiado.

― ¿Por qué? ―pregunto confundido, creo que lo que menos necesitará es encierro.

―Porque ella está reacia a nosotros, al darse cuenta de que de verdad matamos a los dos cabrones que la tenían y la enamoraron querrá huir. ―dice haciendo señas con sus manos.

―O se querrá suicidar, George. Mejor pensar bien qué haremos, si mantenerla aislada o acompañada. Necesita un psicólogo, espacio y compañía, no que esté sola y hacerla pensar si irse con ellos o quedarse a luchar con sus nuevos enemigos, nosotros. Tenemos mucho qué pensar y controlar. ―tras decir eso sentí un impulso para levantarme por ese cigarrillo.

Saco de la cajetilla dos, le extiendo uno a George, este niega sin verme. Lo pongo sobre mis labios, deslizo la puerta corrediza para salir, me recargo en el barandal de la extensa terraza. Enciendo el delgado tubo lleno de tabaco, en cuanto mis pulmones se llenan de ello siento un poco frialdad en mi cuerpo, una anestesia al calor de mi pecho por la preocupación en él.

Pensar en su posible suicidio me da escalofríos y me hace sentir aquel sudor frío, pensar en que va a huir simplemente me da mucho temor a que vaya a hacer una estupidez que la dañe.

Jazmine recomendó darle antidepresivos para mantenerla calmada, al menos hasta que podamos pensar en una idea efectiva.

Pasa el rato donde me hago tonto en la terraza, veo algunos vídeos, respondo cortos mensajes de Moira y de Jaxon quieres son los que más están preocupados por Monet en estos momentos. Respuestas cortas de "bien" salen de mis dedos.

Pronto de contestar eso, todos me preguntan si está bien.

No sé si están bien, ¿Cómo de estarlo tras lo sucedido?

Me pongo en su lugar, trato de hacerlo y pensar cómo cayó enamorada de ellos, pero no puedo ponerme bajo las condiciones de ella para creer que el hombre que la violó la amaba más que nunca, no tengo idea.

Pero entiendo lo que es perder algo que amas, o perder algo que sabes que es malo, pero te encanta.

Siento una frialdad abrazarme, una frialdad peor a la del clima del exterior, una moribunda esencia que me deprime, por mi cabeza pasan letras, tengo una inspiración, una inspiración tras mucho tiempo, una inspiración que quiero plasmar para ella, pero a la vez un sentimiento de ineptitud e impotencia.

Con el corazón siendo estrujado y la cabeza palpitando por reprimir aquellas ganas de expresarme me empieza a dirigir, camino dentro y tras susurrarle que vengo al rato a George salgo de la habitación, voy a mi habitación donde al llegar me siento en mi cama.

Sharing Lives → Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora