veintiuno

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El segundo día de universidad no se le ha dado mal, pero está demasiado cansado.

Y todo es culpa suya. No ha podido conciliar el sueño en toda la noche, la cabeza no paraba de darle vueltas al mismo tema una y otra vez, y él no era capaz de callar sus pensamientos.

Jamás ha tenido tan poco control sobre sí mismo.

—Luces horrible. —Le murmura nuevamente Seokjin, que está observándole sin perder ni un sólo detalle, con la mano sujetando ligeramente su propia cabeza.

—Es la sexta vez que lo dices. —Suspira, contando los minutos para que acabe la clase, pues es la última que tienen. Aparte, su tripa no deja de rugir y empieza a ser algo incómodo. 

Definitivamente la decisión de ir sin desayunar a la facultad, no ha sido acertada en absoluto.

Cuando el profesor cesa la explicación y la gente comienza a levantarse de sus respectivos asientos, siente cómo si las puertas del cielo se estuvieran abriendo ante él, como si ya fuera 2020 y pudiera ver un nuevo capítulo de Free! sin esperar una jodida eternidad.

Deja que el pelirrosa le guíe hasta la cafetería, esta vez le toca a él ordenar.

Hace como que escucha atentamente a su amigo mientras le dicta detalladamente lo que quiere que pida para él, pero no sabe bien a qué altura del diálogo se ha perdido, pues ha visto a su actual amigo virtual, irrumpiendo en la cafetería junto a sus compañeros.

Le sigue con sus ojos unos segundos más, hasta que ve que se acercan demasiado y se coloca la capucha sobre la cabeza para no ser reconocido.

Seokjin nota al instante lo que está ocurriendo y se posiciona al frente suya, tapándole por completo debido a su gran altura.

Ambos respiran hondo cuando notan que la gran multitud se ha sentado en una de las mesas de la cafetería.

—¿Sabes? Parece que estás en medio de una misión espía o algo así. —Ríe el pelirrosa. —Anda siéntate, ya me encargo yo. —Yoongi asiente antes de darle algo de dinero al muchacho y caminar a un lugar lo suficientemente alejado para que nadie se percate de su presencia.

Ni siquiera le ha dicho a su amigo lo que quiere tomar, pero con el hambre que tiene, hasta la pata de la silla le resultaría deliciosa, así que sabe que no va a a fallar ordene lo que ordene.

De pronto su teléfono vibra, haciendo que su corazón le salte del pecho por unos momentos, después trata de calmarse a sí mismo, autoconvenciéndose de que se tratará de Taeil mandándole alguna que otra foto de su paloma favorita. 

O de algún bizcocho quemado.

Propio de Taeil.

Pero no es así.

Cuando saca el aparato, en la pantalla aparece una notificación por parte de Taehyung, que hace que los coloretes surjan en sus mejillas tímidamente.

Entra al chat y sonríe mientras se apresura a mirar a la mesa desde la que le está hablando. A pesar de que el rubio está con sus amigos, puede divisar cómo tiene el móvil en la mano, esperando una respuesta por su parte.

Taehyung

Dime que estás tan reventado como yo

Discreto19

Efectivamente

Lo estoy

En verdad, el peliverde está tan contento porque no se esperaba que no tuviera que iniciar él la conversación. Es decir, que Taehyung le halla hablado primero le hace especial ilusión, al menos eso significa que la charla de ayer fue tan divertida para él como para Tae. Y eso le alivia muchísimo.

Taehyung

Estoy deseando irme a mi casa para ponerme mi súper bata y hacerme pequeño, rollo a lo Umaru-chan, para inflarme a patatas fritas y hacerme un maratón de El Corredor Del Laberinto.

Discreto19

Ojalá yo pudiera hacer eso...

Pero mi compañero de piso no es tan pacífico como Taihei, y me arrearía con la chancla en cuanto me viera dejar las cosas sin recoger y holgazanear todo el día

Taehyung

Por suerte, yo vivo sólo

Pero igualmente mi mejor amigo no podría recriminarme nada, porque él se pasa el día jugando a videojuegos xd

Discreto19

Con decirte que el mío es un freaky de las palomas, creo que te haces una idea

Taehyung

Wow 

Ha superado mis espectativas

De pronto ve cómo el pelirrosa se sienta en una de las sillas junto a él, dejando la bandeja repleta de bollos sobre la mesa.

—¿Pero qué cojones? ¿Has comprado media cafetería? —Seokjin se cruza de brazos con mirada recriminatoria.

—¡Si no hubiera tenido que encubrirte en el último momento, tú hubieras podido pedir lo que quisieras! No puedes mandarme a ciegas a un lugar donde todo parece delicioso, así que si Obama no va al desierto, el desierto va a Obama. —El menor se ríe ante las ocurrencias del muchacho.

—Primero, hubiera estado conforme con lo que fuera. —Habla puntualizando con los dedos. —Segundo, Mahoma va a la montaña, sería raro que Obama fuera al desierto, y tercero... —Pero se ve interrumpido.

—¡Obama irá a donde quiera, que para eso es el puto amo! —Se da un golpecito en la frente y decide no recriminar más, empezando a comer uno de los donuts que parecen estar llamando a gritos a su estómago.

Gira la cabeza ligeramente mientras mastica, observando cómo el chico ahora ha dejado el aparato móvil con fastidio sobre la mesa, y se da cuenta automáticamente de que no ha contestado su mensaje.

Sonríe ante la expresión de disconformidad que éste tiene ahora, pero su propio gesto va decreciendo cuando ve cómo un azabache se le acerca y le abraza con demasiada confianza, posando después el brazo sobre el hombro de Taehyung y haciendo que a éste se le escape una risita que el peliverde empieza a odiar desde el primer instante que la escucha.

—Hey, parece que vas a matar a alguien. —Escucha por parte de Seokjin, que tiene la boca completamente manchada de chocolate por un trozo de pastel que acaba de engullir con gusto. —¿Qué ocurre? —El peliverde niega con la cabeza.

—Nada. —Y, con disconformidad, sigue masticando los dulces que el mayor ha llevado. Aunque ahora al parecer ninguno de éstos le va a saber bien, porque el mal sabor de boca ya se ha instaurado en su interior.

Así que así se sentía el estar celoso, ¿eh?

disconnected! 📳 [taegi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora