El baile

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-Anne, por favor, no tan apretado, me estoy muriendo

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-Anne, por favor, no tan apretado, me estoy muriendo.

Suplico a Anne que me desabroche el corsé, apenas puedo respirar, cuando era más pequeña mi criada podía dar mil vueltas en los cordones, pero ahora que me ha crecido el pecho es distinto.

-Perdóneme mi señora, se me ha olvidado que ya es casi una mujer.

La miro a través del espejo, mi cuerpo está formado por completo y la menstruación me acompaña desde los doce años, pero para esta sociedad no se es mujer hasta que te desposas, la mayoría de las chicas ya están casadas a los quince años, pero yo ya asumí que jamás me casare, para mis padres un mundano es poca cosa para una princesa, pero ningún noble ha pedido mi mano, pues nadie quiere casarse con una princesa sin linaje, sin sangre Nefilims, incluso mi hermana que tiene ocho años ya ha sido pedida varias veces por príncipes de otros reinos. No es que me importe la verdad, de hecho, pienso que los humanos, los que son como yo, tienen suerte, pues ellos se casan por amor, en cambio a los nobles solo les importa si eres hijo de este rey o del otro, y que tanto conviene casar a sus hijos. Además, si alguna vez algún loco de remate quiere ensuciar su sangre con la mía, estoy segura que nunca sería feliz porque la única persona que amo es alguien que está lejos de mi alcance, y no solo porque él es un príncipe, sino porque también es mi hermano.

Anne termina finalmente de ajustar mi corsé, toma un vestido que ha puesto sobre mi cama cuando ha llegado. Es rojo oscuro de terciopelo, los hombros están descubierto, jamás lo había visto pero me parece precioso. Abre el cierre mientras yo meto mi cuerpo dentro de él.

-Es realmente precioso, su madre lo ha encargado especialmente para usted.

-De seguro cree que con un vestido lograre conseguir marido, Anne. Y todos sabemos que eso no va a suceder.

-No diga eso mi señora, es usted más hermosa que cualquier princesa foránea, cualquier chico desearía tenerla como esposa.

Sonrió instantáneamente.

-Cualquier chico, pero no un noble- le doy espacio a mi criada para que deslice por mis brazos unos guantes negros que combinan perfectamente con mi vestido. La chica hace que me siente frente al espejo, toma mi cabello para hacer una trenza apegada a la nuca.

Pasan un par de minutos en el que Anne juega con mi cabello hasta que finalmente termina por peinarme para el gran baile real de esta noche. Mi padre y mi hermano llegan en pocas horas después de dos meses en un reino cercano y serán recibidos con una fiesta, por su puesto mi madre aprovecha tal evento como una oportunidad para que yo encuentre marido.

Pasos tras la puerta resuenan fuertemente hasta que alguien golpea.

-Diga.

-El rey y el príncipe Dylan han llegado, mi señora -responde uno de los guardias reales.

Me levanto enseguida del asiento, al parecer han llegado más pronto de lo planeado, antes de salir me miro por última vez en el espejo para verificar si estoy presentable, antes no me hubiera preocupado, ahora era diferente, tenía que verme perfecta para Dylan.

Princesa sin linajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora