Los burdeles

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—No puede ser—dice en medio de un jadeo.

El chico se encuentra desprovisto de su camisa, su cuerpo es perfecto, su musculatura no es exagerada, cada curva se encuentra perfectamente delineada sobre su torso, sin embargo ahora mismo no es mi primera preocupación observar la perfección de Gaadriel, sobre su ombligo existe una herida profunda, el Conde aún lleva su mano presionada sobre su estómago.

Malik se pone de rodilla frente a el, extiende su mano sobre la herida de inmediato produce destellos. El chico se retuerce en la silla, gime y hace realmente un esfuerzo para no gritar.

—¡Duele!

Malik ignora los reclamos de su amigo y prosigue con lo que hace, la herida comienza a cerrarse gracias a eso.

—Solo un poco más.

El castaño retira la mano del cuerpo de Gaadriel cuando la herida ha cerrado por completo, después de aquello respira profundo, es como si realmente le hubiera aliviado, Malik termina por poner aquella misma pasta verdosa sobre la cicatriz que ha dejado la bestia.

—Con eso mejorara.

—No lo entiendo —dice, aún sin terminar de jadear—no entiendo qué hace un demonio en la tierra.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—Quizá ya se abrió —sugiere Malik— el aura de Colette puede haber abierto el infierno.

Gaadriel niega con la cabeza.

—Ni siquiera le han crecido las alas, es imposible que haya madurado tan luego.

—¿Y entonces que acaba de pasar? ¿Por qué hay un maldito Agar en la tierra? —pregunto un tanto desconcertada y con los nervios de punta, lo que ha pasado me tiene mal, he visto los cuernos de aquella bestia ensartarse en el cuerpo de Gaadriel, ha sido horrible.

—No lo se, pero no debe ser el único — se levanta de aquella silla, gruñe al sostenerse sobre el suelo— hay que irnos, hay que cruzar el mar, de este lado ya no estamos seguros, Colette ya no esta segura. Los Agares se esconden en los bosques y acá estamos rodeados por todas partes.

Da un paso hacia adelante y se inclina sobre su propio cuerpo, gime de dolor y se ve obligado a sentarse nuevamente.

—No creo que estés en condiciones, amigo. Ni siquiera puedes caminar.

—Pero puedo volar, al menos hasta la costa,tomaremos un barco hacia las islas del este,es una ruta comercial y muy transitada, es difícil que nos encuentren ahí y estaremos alejados de estas bestias.

Malik da un largo suspiro, ninguno entiende mucho la situación,ha aparecido un demonio que se supone se encontraban encerrados hace miles de años en el lugar en donde justamente mi aura madura es la llave del infierno, pero aún no era tiempo, como había dicho Gaadriel ni siquiera me habían crecido las alas para algo así.

No era posible, y más que eso, no tenía sentido.

—Gaadriel tiene razón— esta vez es Malik quien ha fijado su vista en mí, como esperando mi aprobación — ya no estamos seguros aquí. Debemos irnos.

Miro a Gaadriel, su rostro a pesar de haber recuperado sueño se ve agotado, su herida ha dejado un profunda cicatriz sobre el ombligo la cual sigue cubriendo con su mano, tiene gotas de sudor por toda la frente y se ve mucho más pálido de lo que normalmente es.

—No te preocupes por mi —dice, como si pudiera leer mis pensamientos— he estado peor.

El Conde se levanta nuevamente, esta vez se queda un tiempo estático adaptándose al dolor, da un paso y al momento logró ver como tensa la mandíbula, le duele, se que a penas logra caminar y sin embargo hace un enorme esfuerzo para que yo no lo note.

Princesa sin linajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora