Me siento fatal, como si cada hueso de mi cuerpo hubiera sido devastado con pesadas rocas, como si me hubieran arrancado el corazón y luego me lo hubieran devuelto, me duele todo. No tengo energías para abrir los ojos, y por sobretodo, mi espalda parece matarme, me arde, como si me estuvieran dando latigazos una y otra vez.
No recuerdo lo que pasó, ni siquiera tengo las fuerzas para tratar de recordar algo, solo se que me caí de un caballo , un hombre trató de agarrarme y luego nada, todo se nubla.
Quizá me golpee la cabeza al caer del caballo y por eso me he dañado la memoria.
No lo sé, y quizás jamás lo recuerde.
Mis ojos logran abrirse después de muchos intentos de levantar el párpado. Lo primero que reconozco es la noche, está oscuro, mi reloj está totalmente desprogramado, no se cuantas horas han pasado desde que intente escapar, pero creo que han sido bastantes.
No es mi habitación, las sábanas están bordadas en oro y son del color de la sangre, estoy en el cuarto del Conde y él está sentado, con sus piernas cruzadas mirando el fuego. Aún no se ha dado cuenta de que he despertado y no quiero que lo haga. Tengo miedo a su reacción, Gaadriel es impredecible, y después de lo que hice, después de haberle causado tantos problemas debe estar muy, muy enojado.
Una corriente ardiente se implanta profundamente en mi espalda y no puedo evitar gemir de dolor.
Gaadriel se da cuenta de inmediato que he despertado, no lo tomo en cuenta, porque el dolor que siento me saca de cualquier otra preocupación. Es muy agobiante, jamás habia sentido algo tan fuerte , la caída parece haber sido más grave de lo que me acuerdo.
Pienso entonces en Anne, Anne estaba tras de mí, ella incluso podría haber amortiguado la caída, podría estar mucho peor que yo.
-Anne -digo entre gemidos de dolor- Anne.
-Esta bien -me dice Gaadriel- ella está bien.
Me retuerzo en la cama de dolor, lágrimas caen instantáneamente en mis mejillas. Es insoportable. Intento levantarme, porque quiero correr, en cualquier dirección, quiero desviar mi atención en cualquier cosa que no sea este dolor. El Conde interpone su brazo para evitar que me levante, me siento mareada y creo que voy a vomitar en cualquier momento.
-Duele -le digo con lágrimas y aferrándome a su brazo, apretando- Duele mucho.
-Lo sé -dice casi en un susurro-pero eres capaz de soportarlo.
Es curiosa su actitud, parece incluso preocupado por mi dolor, ni siquiera es capaz de levantarme la voz , quizá tiene en consideración que el dolor que estoy sintiendo en estos momentos es más que suficiente castigo.
Grito por última vez antes de caer rendida y sudorosa nuevamente sobre la cama, aún me duele, pero es intermitente, hay fases que aumenta y luego disminuye, como ahora, es un alivio indescriptible, es como quitar la llaga de la herida.
Mi respiración es agitada por recuperar todo el aire que he aguantado mientras he estado gritando y gimiendo.
El conde pasa un paño por sobre mi rostro para limpiar todo el sudor de la frente, pareciera que estuviera cuidando a un enfermo desahuciado.Podría haber mandado a alguno de los sirvientes a cuidarme a mi propia habitación y sin embargo estoy nuevamente en su cama y dejando que se preocupe falsamente por mií es realmente un buen actor.
Tardó unos minutos en calmar mis latidos, sigo sin decir una palabra porque no las encuentro, no quiero pedirle disculpas por mi intento de escape ni tampoco quiero pelear con él, no ahora cuando estoy tan vulnerable.
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Princesa sin linaje
FantasiaColette fue encontrada cuando era una bebe entre las ramas de un viejo árbol por la mismísima reina de Adelis, desde ese día fue criada como una más de sus hijos, aunque no tuviera sangre de ángel. El mundo entero la conoce como aquella princesa m...