El destello

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Anne no reacciona.

Anne está muerta.

Mis brazos rodean su cuerpo, mi rostro está en su pecho, mis lágrimas han empapado su vestido amarillo. Me cuesta respirar y no hago un esfuerzo en hacerlo, porque entiendo ahora que todo lo que ha dicho Gaadriel es cierto, yo debo morir.

Soy un angel maldito. Soy la llave del infierno.

Si dejo de respirar, la humanidad estará a salvo, si me muero dejaré de sentir este dolor.

—Lo siento— escucho a uno de los angeles decir.

Alzó la vista después de bastante tiempo. Hay 3 , dos chicos y una chica, sus alas son blanquecinas y brillantes, tan enormes como los árboles que hay alrededor, tienen el cabello muy blanco, como las cenizas y los ojos turquesas, se me eriza la piel, son tan inhumanos e imponentes como Gaadriel.

—La mataron —digo con un hilo de voz.

—Lo sentimos —dice la chica— pero queríamos matarte a ti , aun tenemos que hacerlo.

—Pero yo no he hecho nada.

Estoy temblando y las palabras salen por inercia desde mis labios, se porqué están aquí, han venido por mi, se la razón por la cual me buscan, lo se , pero aun así, no lo logro entender.

—Lo sabemos —dice el más grande de ellos— sabemos que eres inocente y que quizá no tienes idea de quien eres, pero la existencia de la humanidad depende de tu muerte, no queremos hacer daño a nadie pero no queda otra opción. Espero puedas entenderlo y perdonarnos.

Alza una de sus manos y mueve de una forma muy extraña sus dedos creando una especie de brillo azul. Los otros dos se quedan mirando lo que el más grande esta haciendo.

Va a matarme y no puedo hacer nada para impedirlo.

Me aferro al cuerpo de Anne y escondo mi rostro en su pecho, estoy lista, quiero morir. Anne ha fallecido por mi culpa, lo menos que me merezco es la muerte, no quiero estar viva cuando tenga que explicarle a su hermano de que Anne ha muerto por mi culpa.

Pienso en mi familia, en mis padres y mis hermanos. Tuve una buena vida, fui muy feliz gracias a ellos, espero que no sufran por mi muerte, que sigan adelante, que se casen y tengan su propia familia, que sean felices.

Cierro mi puño esperando esa luz mortal del ángel, pero no pasa nada. Han pasado varios segundos y aun no he muerto.

Alzó la cabeza esperando el momento de mi muerte, pero me encuentro con algo diferente.

Es Gaadriel.

Esta de frente hacia mi, de su espalda se desprenden dos grandes alas, son incluso más grandes que las de aquellos, brillan al punto de casi lastimarme los ojos, estás se encuentran rodeando mi cuerpo, el Conde tiene la mandíbula tensa y las manos empuñadas, su rostro no es el mejor, lleva las facciones muy duras y el entrecejo fruncido como si estuviera soportando algo. Y claro que lo hace, sus alas me están protegiendo de aquella magia mortal.

Me quedo mirando sus ojos grises, tratan de decirme algo pero yo estoy casi muerta, no puedo moverme, ni pensar con claridad, todo lo que está pasando me ha dejado congelada, soy más débil y más tonta de lo que había pensado, siempre pensé que podría defenderse frente a gente normal ,en mis planes no estaba luchar contra ángeles que hasta unos minutos atrás había negado su existencia.

—Más vale que corras —me dice al fin— los voy a distraer por mientras, solo corre y no mires atrás, yo te encontraré después.

Analizo sus palabras y luego miro el cuerpo de Anne que sigue yaciendo muerta en el pasto, ¿cómo podría irme sin ella?, no podía dejarla ahí, ella merecía un funeral, una muerte digna.

Princesa sin linajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora