El sueño.

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Aristóteles abrió los ojos de par en par y se dió cuenta de que se encontraba en su recámara. Todo en su lugar, excepto el extraño sentimiento de ligereza que sentía el cual le indicaba que aquello si bien era real, no estaba pasando en aquel momento.

Algo dudoso decidió levantarse de la cama y salir hacia la sala, buscando la luz que le dijera que era lo que tenía que ver.

Esta no era la primera vez que mientras dormía una premonición venía a el y sabía que tampoco sería la última. Las premoniciones y presagios se habían desarrollado en el desde muy pequeño, incluso para alguien de su familia que muchas veces habían desarrollado el don a muy temprana edad. 

Aristóteles tenía el don de la clarividencia desde que tenía memoria y eso lo convertía en el orgullo de sus padres, que todo el tiempo lo comparaban con sus primos que también tenían dones. 

Con el que más lo comparaban era con Robert quien tenía el don de la curación, don por el cual había decidido ser doctor y ayudar a cuanta más gente pudiera.

Ari no entendia la comparación, a diferencia de la mayoría de la familia y en especial de Robert su don no era uno que pudiera ayudar ni compartir con otros porque no podía explicar de donde venían sus visiones, a diferencia de su prima Linda quien usaba las cartas del tarot para hacer sus lecturas. 

Más de una vez Ari se imaginó yendo a alguna casa para avisarles que les explotaría una cañería o decirle a algún compañero que no importaba cuanto estudiará para el examen, lo iba a reprobar, pero sus padres le advirtieron desde muy pequeño que si bien su don sirve para ver lo que va a ocurrir no debe interferir con ello. Nunca. En especial si tiene que ver con mortales que nisiquiera entenderían el cómo sabe lo que va a pasar.

Así pues, más de una vez había intentado volver a la cama y no buscar el punto de luz que le indicaba algo que estaba por ocurrir. 
Por alguna razón, sentía que esta vez sí tenía que ver lo que fuera que su don queria mostrarle, por lo que comenzó a buscar por la habitación algo que llamara su atención.

No había nada.

No muy convencido fue hacia la puerta principal y la abrio. Ahora podía oír ruido que llegaba desde el piso de abajo, era como si arrastrarán algo pesado.

Salío de su casa y comenzo a bajar las escaleras. Al llegar al último escalón que separaba su piso del otro se encontró con dos hombres llevando un sofá hacia el departamento 202. Detrás de las personas que cargaban el sofá Ari pudo ver a un hombre de cabello hasta los hombros, canoso y con bigote. El hombre al verlo le puso una mano en el hombro de manera afectuosa.

- Los López reportándose, Aris - Le dijo sonriente. - Aquí tu servidor, Pancho López con Ana Guadalupe y Julio. - El hombre le señalo a dos niños de unos 6-7 años que venían llegando.

Ari los saludo con la mano, los dos niños le sonrieron y se fueron hacia el departamento.

- Donde está Temo? - 

La pregunta salió de la boca de Ari antes de que este siquiera pensará lo que estaba diciendo. Quien era Temo?
Al escuchar la pregunta Pancho le sonrió de manera cómplice y levantando su mano del hombro de Ari le respondió;

- Temo está en su habitación, está hablando con su amigo Diegochas - 
Ari asintió y bajo el último peldaño, le hizo un gesto a Pancho indicándole que iría a buscar a Temo y luego fue hacia el departamento.

Toda la sala estaba llena de luz muy fuerte, lo que le indicó a Ari que aquello ya era parte de lo que la premonición quería decirle. Miro hacia sus lados y vio que a su izquierda había incluso más luz que en la sala, así que decidió seguirla y ver que encontraba.

Te Vi Venir •|Aristemo|• [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora