Union.

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-Puedes sentarte, Aristóteles. Después de todo esta es nuestra banca.- le ofreció el joven, Ari se sentó.

Se quedaron en silencio por unos instantes, y Ari noto que Temo lo miraba con tristeza.

-Esta bien. Ahora dime, ¿cómo es que sabes quién soy?-

Temo observó a Aristóteles por un momento más antes de levantar su mano izquierda y mostrársela a este. Ari lo miro confundido.

-¿Lo ves?- Le pregunto Temo, Ari miro  fijamente la mano del otro joven por unos instantes, pero no vio nada, solo los dedos de Cuauhtémoc enfrente de su rostro.

-N...no. ¿Que debería de estar viendo?-

Temo dió un suspiro y con su mano derecha chasqueó sus dedos pulgar e índice frente a los ojos de Aristóteles.

Ari parpadeo un par de veces.

-¿Y ahora? ¿Lo puedes ver?-

Un hilo rojo estaba alrededor del dedo meñique de Temo. El hilo parecía estar bastante suelto y caía hacia la banca. Ari lo siguió con la mirada.

Llegaba hasta su propia mano derecha, también alrededor de su dedo meñique.

Soprendido Ari alzó su mano y tiró del hilo, lo que hizo que la mano de Cuauhtémoc se acercara a la suya.

-No tires de él.- le reprochó Temo. - De todas maneras ya está bastante flojo.-

-¿Que es esto? ¿De dónde salió? ¿Es parte del sueño?-

Temo resopló antes de responder.

-¿No conoces la historia?-

-¿Ese cuento chino del hilo rojo del destino? - pregunto Aristóteles. -Mi mamá me lo contó alguna vez.- dijo encogiéndose de hombros.

-Es Japonés.-Le corrigió Temo. -Pero si. -Asintió. - Es ese mismo hilo. El que une a dos ...-

-Personas que están destinadas a estar juntas por siempre.- dijeron los dos a la vez.

-¿Es esto parte del sueño?¿Por qué compartiriamos un hilo?-

No hizo falta que Temo le respondiera aquella pregunta. Él ya había visto por sí mismo todo lo que compartiría con Temo, si es que aquello todavía existia.

-Pero... ¿Y la pócima que mi padre nos obligó a darte? ¿Cómo puede ser que compartamos un destino aún si no puedes nisiquiera recordarme?-

-Pero si te recuerdo, ¿no es así? Tal vez solo en este sueño, pero te recuerdo Aristóteles. Supongo que el destino es mucho más fuerte de lo que cualquiera persona pueda crear.-

-¿Pero si el destino existe, dónde queda el libre albedrío?-

-¿Existe el libre albedrío en tus visiones, Aristóteles?- le cuestionó.

Aristóteles negó con la cabeza. Pero luego recordó que desde la llegada de Temo existían cosas que él había visto pero que no habían ocurrido de esa forma.

-Antes todo iba exactamente como lo veía, pero ya no.- le dijo. Temo lo miro sorprendido.

-¿En serio? -

-Si,- le comento. -Desde ese primer encuentro que tuvimos, cuando se me cayó el pastel... No debía de caerseme a mí.- Temo no dijo nada solo lo miro con los ojos muy abiertos. -Yo ví que se te caía a ti. - le explicó.

-Pero...-

-Y aquella visión que tuve, de ti en mi casa, me dijiste que a veces si uno pone una batería en un control remoto, uno puede cambiar lo que ve. - Ari hizo una pausa, esperando que Temo entendiera hacia donde se dirigía.- Temo... Se que no me recuerdas cuando estás despierto, pero en tu inconsciente si lo haces... ¿Podría ser que tengas algún don pero no sepas que lo tienes conscientemente?-

Temo se quedo boquiabierto al escuchar aquella pregunta, luego negó con la cabeza.

-No puede ser...- dijo aunque sonó algo dudoso. -Nunca he demostrado ningún tipo de... - se detuvo en seco.

-¿Que ocurre?-

-Yo no... -

-¿Tú no...?- Ari miraba a Temo ansioso por alguna respuesta.

-O tal vez...-

-Temo, no me estás diciendo nada.- se quejó Aristóteles.

-Es que... Yo te recuerdo ... Yo te he visto en sueños antes... ¿Y si si tengo un poder?-

-¿Tal vez todavía no lo has manifestado despierto? Sé que a veces ocurre... Bueno, es raro que a tu edad no... Osea, normalmente se desarrollan en edad de primaria pero... Podrías ser de desarrollo tardio o algo así...-

-¿Pero no tendría que haber alguien en mi familia que tuviera algún don también? Que yo sepa nadie de mi familia...- Temo se quedó pensativo.

-¿Otra vez, Temo? ¿Puedes hacer frases completas? -Ari se volteó para ver a Diego que seguia allí parado esperandolo, no parecía apurado.

-Es que, estoy seguro que de parte de mi Papancho son todos normales...-

- ¿Y de parte de tu mamá?-

-Es que no tenemos mucho contacto con ellos, antes mi tía vivía con nosotros pero algo ocurrió, ella y mi Papancho decidieron que era mejor separar los caminos de las familias cuando yo tenía unos 10 años.-

-¿Que fue lo que pasó?-

-Pues no se.. nunca me dijeron.-

-Puede que tu tía formará parte de un Aquelarre y no le permitieran estar con mortales por más tiempo. - conjeturizo Ari.

Temo negó con la cabeza.

-No la más minima idea. Pero tampoco podré averiguarlo.-

-¿Que? ¿Por qué?-

-Pues lo más probable es que nisiquiera recuerde que esto ocurrió por la mañana cuando despierte. -

-Pero vine hasta aquí para ayudarte, para traerte de nuevo y ...- Ari tomo la mano de Temo fuertemente, este lo miro con ojos tristes.

-Lo siento, Ari. Es muy noble lo que quieres hacer.-

Ari negó con la cabeza y quiso decirle que no lo hacía por nobleza sino porque lo necesitaba con él.

-Pero esto no va a funcionar. Yo... No puedo volver. No así. Tendrás que encontrar otra manera de hacerlo. Esto no va a funcionar... - Temo se soltó del agarré de Ari y se levantó de la banca. -Ojala existiera un elixir, alguna pócima... Tomaría cualquier cosa que me pudiera ayudar...-

Temo comenzó a alejarse sin mirar hacia donde todavía seguía sentado Aris. Este se levantó e intento seguirlo, pero Temo se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.

Una mano se posó en su hombro. Ari se volteó y vio a Diego junto a él.

-¿Que ocurrió?-

-No sirvió, pero tenemos una pista. Tengo una idea.-

-¿Una idea?-

Ari asintió con la cabeza.

*****
Ari abrió los ojos de par en par y se levantó de sopeton y se sentó. Todos los presentes en el herbolario se le acercaron.

-¿Y?- Pregunto Linda.

Ari negó con la cabeza, un instante después noto que no solo se encontraban allí Blanca y Linda.

- Primo, Tía Susana. - los dos asintieron.

-Perdon Ari,- se excusó Susana. -Pero escuché lo que ocurría sin querer y pensé en proveer un poco de ayuda. -Explicó.

A Ari se le iluminaron los ojos.

-Esta bien, tía, al parecer de todas maneras necesitaré tu ayuda después de todo.-

-Lo que necesites.- asintió la mujer.

-Tambien yo estoy para ayudar primo.- se ofreció Robert.

-Estupendo porque nos metimos en un problema bastante grande y si uno no puede ayudarme tal vez el otro si.-

Susana y Robert se miraron el uno al otro confundidos.

A decir verdad Ari tampoco estaba muy seguro de lo que iba a hacer pero habría que intentar, lo que sea para traer devuelta a Temo.

Te Vi Venir •|Aristemo|• [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora