La noticia.

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Polita golpeó la puerta de la habitación, pero entro sin esperar respuesta alguna.

- Hijo, sigues pensando en el sueño? - Ari asintió. - No te preocupes, si Blanca va a dejar que vivan en el departamento mortales es porque tu abuela lo va a aceptar.-

Ari miro a su mamá, Polita tenía el don de comprender el corazón de las personas sin que estas tuvieran que decir nada, a pesar de haber vivido toda su vida sin necesidad de darle explicaciones a su mamá todavía se le hacía raro lo fácil que le era a Polita leer a la gente.

- Tu papá va a tener que acostumbrarse y aceptarlo - agrego Polita observándolo. - Ya lo viste, es un hecho. Los vecinos nuevos son mortales, punto. - le sonrió a su hijo y fue dió unas palmaditas en la espalda. - Ahora termina de prepararte que vamos a desayunar en lo de tus tíos -

Intentando no poner los ojos en blanco Ari asintió y espero a que su madre saliera de la recámara para terminar de arreglarse.

La puerta del departamento 201 se abrió de par en par dejando entrar a Ari, sus papás y su hermanito, pero nadie estaba ahí para recibirlos.

Entraron y se dirigieron hacia el salón comedor, dónde se encontraba la mayoría de la familia sirviéndose comida.

Ari tomo asiento junto a Frida y comenzó a servirse tambien.

- Vieron como Frida ya maneja la telequinesis? - Dijo orgullosa Doña Imelda, la matriarca de la familia. - Tu deberias de practicar un poco más, Aristóteles. - Le comento a su nieto, Aristóteles alzó la mirada de su plato, sintendose un poco avergonzado.

A pesar de que el Aquelarre Córcega era reconocido como uno de los más fuertes de todo México, sus habilidades propias dejaban mucho que desear.  En especial a su exigente abuela quien esperaba que todos sus descendientes fueran extraordinarios como ella, quien era famosa por sus grandes poderes tanto dentro como fuera del país.

- Mama suegra sabe que Aristóteles desarrollo su clarividencia desde muy pequeño y eso le opaco el aprendizaje de otras ramas de la magia. - reclamo Polita.

- Tonterías. Casi todos tienen un don especial y saben trabajar otras ramas de la magia perfectamente también. - Continuo su abuela.

- El poder de clarividencia de Ari es el más fuerte que han tenido los Córcega en generaciones, mamá - le recordó Audifaz a su madre.

Doña Imelda se alzó de hombros y hablo por lo bajo.

- Mamá! - le reclamo Don Eugenio.

- Hablando de la clarividencia de Aris... - comenzó a decir Polita. - Tuvo una visión anoche verdad, hijo? - Dijo volteandose a verlo, todos la siguieron.

Si bien, el don de Aristóteles era uno de los que más atención llamaba dentro de la familia, todavía no se acostumbraba a que todos lo mirarán cada vez que su mamá anunciaba una visión.

- Algo bueno? - pregunto Doña Blanca.

- Si, cuñis. Cuéntales Aris, cuéntales. -

Ari trago fuerte mientras sentía todas las miradas de la familia en el.

- Necesitas que te ayude a destrabar la lengua primo? - le inquirió Linda. - Justo aprendí un encantamiento nuevo que me ayuda muchísimo con todos esos chavos que se quedan sin habla al verme. -

- Linda Herminia! - la reto Doña Blanca.

- Ay, mamá! Es broma... - dijo, pero mirando a su primo negó con la cabeza.

- Y bien hijo, dinos las noticias. -  le pidió Doña Imelda.

Ari abrió la boca para responder cuando tuvo la visión de Pancho marcando el teléfono.

Te Vi Venir •|Aristemo|• [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora