Capítulo VIII

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Tyler salió de la casa del tintado después de comer. Su cabeza era un total lío, un laberinto sin salida, un espiral sin final. Muchas y diversas preguntas atormentaban su mente, resonaban como el eco en una cueva recóndita de algún lugar alejado de la sociedad, o como el las altas montañas frías de algún lugar distante en Rusia. Tyler decidió no comentar nada a Tay o a Bren, ya que lo molestaría hasta el cansancio con muchas interrogantes que el pequeño no podría contestar hasta que no encontrara alguna respuesta.

Así fue todo el transcurso a su casa. No quedaba su casa tan cerca de la casa de Joshua. Pero el castaño decidió irse caminando porque necesitaba aire fresco después de lo sucedido. Tyler quería respuestas, Tyler anhelaba las repuestas. Josh, el bullie, ayudándolo a él no era algo normal. Él hubiese creído que era más fácil que el tintado al ver eso, creyera que se lo mereciera, sonreiría de manera cínica y se fuera de la escena. Pero no sucedió, lo defendió. Tyler no creía que existiría un poco de bondad en ese corazón, siempre vio a Joshua como alguien desalmado a pesar del aprecio que Tyler tenía hacia él. Tyler siempre pensó que el teñido era bueno pero con alguien más y penaba firmemente que él era bueno. Con alguien más, no con él. Las personas no son malvadas, sólo malas. Tyler quebrada su cabeza pensando y pensando. Tenía la fugaz esperanza de que el ojos rasgados al fin viera que él valía la pena. Pero, Josh no era gay, ¿o sí? Podría ser bisexual, pero no. Nunca Tyler lo había visto coquetear con algún chico, aunque eso sería absurdo ya que él presume de virilidad y masculinidad inquebrantable. Pero, ¿por qué se comportó tan lindo con él? Preguntas que solo traían más preguntas. Esa era la cabeza de Tyler en ese momento. Sin querer, llegó a su casa. Introdujo la llave en la cerradura. Se escuchó como la puerta chirriaba al ser abierta y el chasquido de la puerta al cerrarse. Tyler siguió su camino hacia la sala y observó una luz cerca del sillón.

Cuando llegó, observó a su mamá sentada en el sofá, con ropa para dormir y una taza humeante entre las manos que parecía café recién hecho, ya que el olor inundaba la sala.
- ¡Tyler Roberto Joseph! ¿Dónde carajos te habías metido? ¿Por qué no respondías mis llamadas? Pasaron doce horas en las que no sabía dónde estabas. Llamé a tus amigos y dijeron que salieron juntos de la escuela y que después no te habían visto. Fui a al policía, llamé a todos nuestros conocidos, nadie sabía nada de ti — dice, pregunta, regaña exaltada ella mientras lágrimas que no logro distinguir si son de tristeza o enfado amenazan con salir.

Doy un pequeño brinco por el susto y un temor y nerviosismo me invaden de arriba hacia abajo. ¡Carajo! Debí avisarla a mamá.
- ¡M-Mamá! Tengo una justificación muy lógica y razonable sobre mi ausencia — le digo nervioso.
- Dímela antes de que te castigue de por vida — dice ella muy segura de sus palabras.

Prosigo a contarle todo lo que sucedió ayer en la tarde al salir de la escuela. Dejó de fruncir un poco el ceño y su mirada parecía de pura preocupación envuelta en tristeza mientras narraba lo sucedido con el chico que me golpeó, aunque cuando llegué a la parte donde entra el "héroe" de nuestra historia, su sonrisa y sus gestos pasaron de preocupación a diversión, me estaba empezando a poner nervioso.

Al terminar mi relato, ella se queda callada.
- ¿Te gusta Josh? — pregunta ella así de la nada. Es tan repentino que me sorprende.
- ¿Qué? — respondo y no porque tenga una pregunta.
- ¿En serio te interesa saber más eso que saber si yo, tu único hijo, está bien? ¡¿Pero qué clase de madre tengo?! — digo soltando una risa mientras hago un gesto dramático de ofendido.
- Yo te veo en perfectas condiciones y no te has quejado de nada! Así que dime ¿te gusta ese chico, eh? — dice ella juguetona y curiosa al mismo tiempo.
- ¿Por qué el repentino interés en saber sobre mi vida amorosa? Que no tengo, por cierto — le respondo yo.
- Simple curiosidad. Anda, dime — dice ella.
- Me — digo yo.
Un repentino y muy doloroso golpe justo en mi cabeza es lo que recibo por andar jugando al señorito lógica.
- Ya, ya, ya. Perdón — digo adolorido esperando que sólo sea ese y no hallan más en su arsenal.
- ¿Ya me vas a decir? — dice ella con más insistencia.
- Sí — respondo.
- ¿Sí qué? — interroga ella.
- Sí me gusta Josh — digo sumamente apenado.
- ¡AH! — ella pega un grito extremadamente alto y agudo alargando la "a" – mi hermoso bebé ya está enamorado, deberías invitarlo a cenar. Anda, dile que venga ahorita, de algún modo debemos agradecerle — dice ella, como si fuera la cosa más fácil del mundo.
- ¿Qué! ¡No! — le respondo automáticamente – ves porqué no quería decírtelo — prosigo respondiéndole.
- Vamos, Tyler. El chico se comportó muy tierno contigo y merece una muestra de agradecimiento — ella contesta, si supiera cómo me trata en la escuela.
- Está bien, lo haré. ¡Pero después! — sentencio.
- Bueno, pero no tardes mucho — me contesta ella.

Me levanto del sillón en el que estaba y sigo mi camino hacia mi habitación. Entro y lo primero que hago es conectar mi teléfono al cargador y mientras tanto, me desvisto y entro a la ducha.

¡Oh, mi teléfono ya encendió! Ay, madre santa de Dios. Tengo como 10,000 mensajes de Bren y Tay. Creo que debería avisarles que ya estoy en mi casa y eso hago. Dejó mi teléfono, entro a la ducha, dejo que el agua fresca despeje mi mente (y cuerpo) del atareado día que tuvo empezando esta mañana. Salgo y me coloco algo decente y decido irme a la cama a dormir. Todo lo este lío en mi cabeza me deja exhausto y ya no quiero seguir dándole vueltas al asunto.

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Perdón por el atraso, bbs. Pero estos días no estaba muy bien mentalmente, pero eso algo que no les importa. Disfrútenlo y pasen una feliz noche. Los/as quiere, su escritor medianamente favorito, ("digamos") ;v

Las Cosas Cambian [Joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora