3. LA PELEA - parte 2

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Chrollo sonrió, envuelto en los gritos histéricos y la ansiosa atmósfera del estadio. Era algo imponente estar en un lugar así. Nunca le habían interesado demasiado los combates del Coliseo del Cielo, pero debía admitir que estar en uno de ellos era emocionante. Mucho más para alguien que siempre se había movido en las sombras y que de pronto se volvía el centro de tanta admiración.

Sabía muy bien que, a pesar de sus habilidades como Especialista, carecía de la experiencia necesaria para este tipo de combates. Si quería ganarle a Hisoka, además de luchar debería quebrarlo emocionalmente. Desde la última vez que lo vio en aquel techo la noche de su liberación, sabía muy bien que Hisoka ya estaba al borde del abismo. Un pequeño empujón y su victoria estaría asegurada.

Sonrió. Lo embargó una ola de satisfactoria seguridad. Invocó su habilidad maestra, el Skill Hunter, y miró la expresión ansiosa de Hisoka.

«Y pensar que éstos serán los últimos minutos en que te vea. Cada uno de ellos, será el último», pensó Chrollo.

Su mano tembló por un segundo. Sabía lo que debía hacer, lo había repasado mentalmente infinidad de veces. Inspiró profundo y exclamó:

―¡Indoor Fish!

Dos enormes peces plateados de Nen se materializaron a tres metros sobre su cabeza; comenzaron a nadar en círculos, lentos y majestuosos. Las luces que los apuntaron brillaban sobre sus cuerpos con reflejos tornasolados. Las exclamaciones de sorpresa inundaron en el estadio. Chrollo contempló la expresión fascinada de Hisoka. Sus ojos grises captaron cada mirada, cada gesto, para grabarlos en su memoria como un último recuerdo.

Hisoka sonrió. Hizo una elegante reverencia mientras sus manos se llenaban con un abanico de naipes en cada una. El público aulló ansioso, ya querían que comience la pelea. Chrollo levantó el brazo libre; los peces dejaron de moverse en círculos y se mantuvieron alertas, a la espera de la orden de su amo. Una voz femenina gritó a su espalda:

―¡Chrollooo! ¡Te amo!

La joven fan que había logrado pasar el cordón de seguridad se acercó corriendo y gritando hacia Chrollo. En cuanto él volteó a mirarla, ella se lanzó y lo abrazó; casi lo hizo trastabillar. Chrollo la sostuvo para impedir que ambos cayeran al piso. Al instante, los peces se lanzaron sobre la chica. Ya sea porque en su naturaleza estaba defender a su amo, o porque el brazo que les indicaría a quién atacar se había desviado hacia el cuerpo de la infortunada, las magníficas criaturas de Nen mostraron al público presente, y a los millones que los seguían por TV, el macabro propósito para el cual habían sido invocados.

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Jodie dormía rodeada de los posters de Chrollo Lucilfer. Era su nuevo ídolo. Su vengador justiciero. Aquel que mataría a quien ella consideraba culpable de la desaparición de su mejor amiga, Neón Nostrade.

Jodie sabía que nadie le creería si acusaba a Hisoka. Él era una estrella del Coliseo del Cielo y sólo por capricho de su amiga y el dinero de su padre trabajó un par de meses como su guardaespaldas personal. Ahora no quedaba ningún Nostrade que confirmara su historia. Chrollo apareció de pronto como la solución. Y, además, era hermoso. Jodie lo idolatraba. Lo amaba. Por eso, al ingresar al estadio tuvo una idea. Invocando ser amiga de Neon, logró hacerle llegar un mensaje a Hisoka. La respuesta no tardó en llegar. En la nota, el luchador le decía que la recordaba y que con gusto encontraría una ubicación privilegiada para la mejor amiga de su querida Neón.

Ojos de Sangre || Hisokuro (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora