Todo está bien

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La alarma de mi teléfono comienza a sonar y yo trató de abrir los ojos con mucha dificultad. Ignoro a qué hora me quedé dormida, o mejor dicho, ignoro a qué hora me dejaron dormir, pero estoy segura de que fue muy, muy tarde.

Me levanto en calidad de zombi y busco a tientas mi celular; el cual, se supone, debería estar sobre el buró. Unos segundos después, mis manos por fin logran encontrarlo y apago la alarma con rapidez.

Mientras intento levantarme de la cama, siento que un brazo se cuela entre las sábanas y se enreda en mi cintura, para luego halarme de nuevo hacia el colchón.

- Tony, se me va a hacer tarde.

- No te vayas, quédate conmigo.

- Solo tengo clases un día a la semana... Y no puedo faltar.

- No nos vimos en todo un mes, ¿no podrías hacer una excepción?

Le doy un vistazo rápido al cuerpo endemoniadamente sexy que se encuentra a mi lado y lo reconsidero por algunos segundos - No te imaginas las ganas que tengo de quedarme contigo, pero de verdad tengo que ir. Además, tú también tienes que ir a visitar a tu abuela, ¿lo olvidaste?

Un gruñido sale de su pecho y me aprieta, una vez más, hacia su cuerpo - Tú tienes la culpa, tú y ese pequeño cuerpecito de Diosa que tienes – Sus labios se posan rápidamente sobre mi cuello y comienzan a bajar lentamente por la línea de mi columna.

- ¡Ya basta Anthony! si no me levanto en este preciso momento, voy a llegar retrasada a mi primera clase.

- Solo te pido diez minutos de tu tiempo... Te prometo que no te vas a arrepentir – Me dice, mordiendo mi espalda.

- Esta bien, pero solo serán diez minutos... - Le respondo, girándome hacia él y besando con ferocidad sus labios carnosos.

Cuarenta minutos más tarde, me encuentro corriendo como desquiciada por todo el departamento, tratando de encontrar uno de mis libros.

- Odio llegar tarde – Mascullo entre dientes, mientras termino de amarrarme el cabello en un chongo malhecho.

- ¿A qué hora regresas? – Me pregunta Anthony, quien acaba de salir del baño.

- Intentaré llegar a las tres.

- Te veo aquí a las 3 y media.

- Bien, nos vemos al rato...

Le echo un último vistazo a mis cosas, para cerciorarme de que no estoy olvidando nada y antes de caminar hacia la puerta, le doy las últimas recomendaciones a mi novio - Tony, hay comida en el refrigerador y hay un duplicado de las llaves en el primer cajón de la alacena; llévatelas, por si llegas antes que yo.

- Candy...

- ¿Qué pasó?

- Que tengas un excelente día, muñequita... ¡Te quiero!

Una sonrisa se extiende en mis labios y valiéndome un reverendo cacahuate el hecho de que voy a llegar tarde, me acerco hasta donde él se encuentra y le doy un último beso – Yo también te quiero, bombón.

Salgo del edificio como alma que lleva el diablo y mientras camino hacia el estacionamiento, me encomiendo a todos los santos para que me hagan el milagro de llegar a tiempo a la universidad. A las 8:05 apenas voy llegando al campus y después de bajar del auto, me aviento una carrera maratónica, tipo Forest Gump, hasta el aula donde se imparten las clases.

Para mí buena suerte, no soy la única que está diez minutos retrasada; ya que mi profesor, mejor conocido como Samuel, tampoco ha llegado. Él llega diez minutos después, deshaciéndose en disculpas y en lo que saca su material de trabajo del portafolio, nos cuenta que un idiota chocó su auto.

Acaricia mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora