¡Feliz Navidad!

311 36 3
                                    

Me despierto con unas incontenibles ganas de hacer pipí y en el momento en que intento incorporarme de la cama, noto que mi adorado novio me tiene inmovilizada por completo. Yo trato de liberarme sin despertarlo, pero esas malditas agruras que no me dejaron en paz durante casi toda la noche, regresan de improvisto, haciendo que suelte un fuerte gruñido. Y compruebo, muy a mi pesar, que la comida hindú extra picante no está hecha para mi pobre estómago.

Cuando el malestar cesa, aparto con cuidado la pierna de Terry, la cual se encuentra sobre mi abdomen – Y que además está oprimiendo mi vejiga – Con la intención de levantarme e irme directo al baño, pero un bufido a mis espaldas me indica que su dueño no está muy conforme con esa acción y sin pedirme permiso, vuelve a aprisionarme entre sus extremidades.

- ¿A dónde crees que vas? – Me pregunta, mordiendo suavemente mi hombro.

- Tengo que ir al baño...

- No lo creo, señorita – Susurra cerca de mi oído, mientras su desvergonzada mano se dirige hacia el sur, deslizándose por debajo de mi pijama y de mi ropa interior; colocándose justo sobre ese punto de placer.

- Terry... - Musito, al sentir sus dedos frotándolo suavemente.

- Ayer me dejaste con las ganas – Me reclama con la voz enronquecida, al mismo tiempo que su miembro erecto se restriega sobre mi trasero.

- Estaba cansada - Le digo, en un intento por justificarme - Además me cayó pesada la cena. Esa comida estaba demasiado condimentada y toda la noche sentí que me estaba quemando por dentro.

- Pecas, no seas exagerada.

- ¡Es verdad!

- ¿Y ya te sientes mejor?

- Un poco, pero necesito ir al baño, si no, voy a terminar mojando el colchón como cuando tenía 4 años.

Su risa aguardentosa inunda la habitación y algunos segundos después, su mano sale de su escondite.

- Te voy a dejar ir, pero tienes que prometerme que volverás pronto – Me dice, dándome una pequeña nalgada.

- Te lo prometo – Le respondo, girándome hacia él y depositando un fugaz beso sobre sus labios antes de emprender la huida.

Un par de minutos más tarde, ya estoy de nuevo en la cama – Tal y como se lo prometí – Sin un solo trapo encima, derritiéndome entre sus brazos.

- ¿Qué vamos a hacer hoy? – Me pregunta, una vez que damos por terminado nuestra muy placentera sesión de arrumacos.

- Te dije que iba a ir a almorzar con Annie.

- Cierto, lo había olvidado... – Contesta, jugando con uno de mis rizos.

Yo me separo de él y me siento en la orilla de la cama, metiendo mis pies dentro de las sandalias.

- ¿Puedo ir con ustedes?

- No lo creo...

- ¿Por qué?

- Porque mi amiga y yo tenemos una plática pendiente que no hemos podido concluir, ya que siempre quieres estar pegado a mí como un chicle.

Él se acerca velozmente a mí y me abraza por la espalda - ¿Te molesta?

- Claro que no, me encanta – Le respondo, girándome hacia él y mostrándole una gran sonrisa - Pero hoy, Sr. Grandchester, iré sola.

El suelta un gruñido de inconformidad que yo trato de acallar besando sus labios.

- Me voy a bañar – Le digo, saltando fuera del colchón y caminando a paso rápido hacia el baño.

- Voy a hacer un poco de café, ¿quieres?

Acaricia mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora