Reencuentros

332 31 5
                                    

- Sr. Grandchester, usted debe guardar reposo absoluto durante los siguientes cinco días, cero actividad física, nada de emociones fuertes... Nada de sexo salvaje - Bromea Frank, al mismo tiempo que nos lanza una mirada traviesa, para luego regresar su vista al escritorio y seguir haciendo anotaciones en la receta médica.

- No sé preocupe doctor, yo me encargaré de que Terry siga al pie de la letra TODAS sus indicaciones - Le respondo.

- Modifiqué la dosis de varios de sus medicamentos y añadí dos más a la lista, espero que eso sea suficiente para mantener el corazón del Sr. Grandchester funcionando al cien por ciento.

- Eso espero – Yo le muestro una sutil sonrisa a Frank, pero la mirada recelosa de mi novio me incita a dejar de sonreír.

- Sr. Grandchester, recuerde que debe llevar una dieta muy estricta, pero sobre todo debe evitar el consumo de alcohol, cigarro... Usted sabe, todas esas sustancias nocivas para su salud.

- Sí, ya lo sé... Me lo ha repetido infinidad de veces - Contesta Terry, evidenciando su fastidio.

- No olvide que sí siente algún malestar, por muy pequeño que sea, debe venir inmediatamente al hospital.

- Lo tendré presente....

- Roxy le agendará una cita para dentro de dos semanas; va a ser solo una revisión de rutina, solo para confirmar que todo marche bien – Le dice el doctor, entregándole la receta a mi novio, quien rápidamente la dobla a la mitad y la mete en el bolsillo de su camisa – Eso es todo de mi parte – Finaliza, mostrándonos una amable sonrisa.

- Dr. Anderson, me gustaría saber si tengo permitido asistir a la cena de Año Nuevo en casa de mis suegros, o tengo que quedarme enclaustrado en mi casa – Le pregunta mi novio, de forma sarcástica.

- Pues al menos que tenga pensado bailar "break dance" después de la cena, no encuentro ningún impedimento para que vaya.

Es inevitable que se me escape una pequeña risa al escuchar la respuesta del doctor y no pasa mucho tiempo antes de que los ojos de Terry se claven en mi rostro como si fueran estacas. Luego de algunos segundos en completo silencio, mi novio y yo nos levantamos de nuestros asientos y salimos del consultorio.

- Fuiste muy descortés con él – Le reclamo, una vez que estamos en el pasillo.

- Se lo merece, por andar de encimoso con mi futura esposa.

- No digas tonterías.

- No son tonterías, no creas que no me he dado cuenta de la forma en que ese sujeto te mira.

- Terry, ¡estás alucinando!... Él y yo solo somos buenos compañeros, ¿acaso no confías en mí?

- Sí, pero no confío en las sucias intenciones de los hombres que están a tu alrededor – Me responde, tomándome entre sus brazos y acercándose a mi rostro para darme un beso, el cual yo rechazo enseguida.

- Entonces no confías en mí, porque si lo hicieras, sabrías que yo jamás, escúchalo bien, JAMÁS te engañaría con otro.

- Mejor cambiemos de tema, no quiero discutir contigo por culpa de ese doctor.

- Pues "ese doctor" como tú lo llamas, ha trabajado muy cerca de mí durante todo este tiempo y nunca se ha atrevido a faltarme al respeto. Además, te recuerdo que es él quien te ha salvado la vida en más de una ocasión.

Él lanza un largo y ronco gruñido de inconformidad que yo finjo no escuchar y ninguno de los dos dice palabra alguna durante el tiempo que tarda el ascensor en llegar a la planta baja.

Acaricia mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora