¡Búscala!

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- ¡Ve a buscarla a su departamento! – Me dice una voz que no me ha dejado en paz desde que me desperté. Pero en lugar de hacerle caso, me levanto del sillón y me encamino directamente hacia el minibar con la intención de servirme otra copa de Whisky, la cual bebo hasta el fondo, en un intento por acallar esa estúpida vocecita que ya me tiene harto.

- No, no pienso ir a buscarla después de la forma tan fría como ella me trató la última vez – Me digo a mí mismo y vuelvo a llenar mi copa hasta el tope. No es un ningún secreto el hecho de que soy un orgulloso de mierda y sé que si voy a buscarla, no solo perdería mi orgullo, sino también la poca dignidad que aún me queda.

Camino de nuevo hacia el sillón y me dejo caer, derramando un poco de licor en el proceso. Sin darle mucha importancia a mi estupidez, recargo la cabeza en el respaldo y revivo en mi mente nuestra última conversación.

- "Lo siento, no puedo corresponderle" – Me dijo, sin siquiera verme a la cara y con esas simples palabras, todas mis ilusiones se fueron directo al caño. Estoy seguro de que su negativa poco tiene que ver con el hecho de que ella sea mi terapeuta. Casi podría apostar que el verdadero motivo de su rechazo se debe a que no desea estar con un moribundo, como yo... Y no la culpo, yo en su lugar haría lo mismo.

Vuelvo a beber hasta la última gota de Whisky y puedo sentir como una maldita lágrima solitaria resbala sobre mi mejilla - ¿Por qué Candy? ¿Por qué tuviste que aparecer en este momento de mi vida? ¿Por qué tuve que enamorarme de ti? – Le pregunto a la nada y me quedo en completo silencio, esperando una respuesta que obviamente nunca va a llegar.

Cierro los ojos y el recuerdo del día en que la conocí me asalta repentinamente, tal vez porque al igual que hoy, ese había sido uno de los peores días de mi vida. Yo me sentía completamente solo en ese cuarto de hospital, pero sobre todo me sentía frustrado, ya que mi maravilloso plan de ahogarme en el lago no había resultado como yo esperaba. Estaba tan absorto en mis pensamientos, que ni siquiera advertí su presencia hasta que la escuché carraspear.

Lo primero que noté al verla, fue la enorme cantidad de pecas que tenía en su rostro y sonreí al pensar que nunca había visto una mujer tan pecosa en toda mi vida. Pero a pesar de ese pequeño detalle, Candy me pareció una mujer hermosa, con su cabello dorado y su rostro pálido, ligeramente rosado en el área de las mejillas; además de su naricita respingada y esos enormes ojos verdes que me observaban fijamente.

Por un instante pensé que se trataba de un médico más que venía a hacerme otro chequeo de rutina, así que traté de no prestarle demasiada atención. Pero eso cambió por completo, cuando ella me dijo que era la psicóloga del hospital - Sí, tenía que enamorarme de una psicóloga – Murmuro y una ruidosa carcajada se escapa de mi boca al darme cuenta de lo irónica que puede llegar a ser la vida.

A pesar de que el señor Anderson me había amenazado con pasar mi caso al departamento de psicología, me negaba a creer que él fuera capaz de cumplir con su palabra; no después de que le advertí que jamás volvería a poner un pie en el hospital si se atrevía a hacerlo.

- Yo no estoy loco - Le grité en esa ocasión, dejándole en claro lo mucho que me ofendía su insinuación. Pero él no me respondió, tan solo movió ligeramente la cabeza, para luego salir de mi habitación.

No, definitivamente no iba a permitir que un maldito loquero viniera a lavarme el cerebro y mucho menos alguien como ella, que se las daba de predicador, hablando de las maravillas de la vida y de los milagros de Dios. Así que hice lo único que podía hacer para quitármela de encima: Me porte como un verdadero asno con la intención de que no le quedaran ganas de regresar nunca más.

Por un momento creí que había logrado mi objetivo, hasta que la vi volver al día siguiente - Vaya que es terca esa mujer – Pensé, y es que yo en su lugar, me hubiera dado por vencido al primer intento... Pero es obvio que ella no es como yo.

Acaricia mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora