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—¡¿Como que tienes una C en todas las clases?!

—En realidad, no en todas, en la clase de Español tengo una A.

Millie había pedido a Finn que le mostrase sus calificaciones y la reacción de la castaña, al ver que tenía una C en todas sus clases, no fue muy buena.

Finn, te dejo un mes y mira como han bajado tus notas.

—Pero, tengo una A en Español.

—Lo se y estoy muy feliz por ello. —La chica sonrió. —Pero no puedes descuidar tus otras clases.

En ese momento, Finn era como un niño pequeño que estaba siendo regañado por hacer una travesura.

—Lo siento, Mills. Quería que cuando volvieses, te sintieras orgullosa por ver mi nota en la clase de Español. Has estado mucho tiempo ayudándome con el idioma y creí que te gustaría ver que ha valido la pena.

Millie no pudo evitar sentirse mal por haber regañado al pelinegro y de inmediato lo abrazo.

Finnie, yo se que ha valido la pena estos meses en los que te he enseñado español. Solo... no vuelvas a descuidar tus clases, has trabajado muy duro por tener una A en todas las clases, como para bajarlas a una C, ¿si?

—Lo prometo. —Dijo el chico sonriendo.

—Bien, ahora te ayudaré con los trabajos que no has entregado.

—Sobre eso... no se cuales son, no preste atención a las clases y no se que es lo que tengo que hacer.

Millie soltó un suspiro. —Tienes suerte de que te ame, de lo contrario, te daba un buen golpe por pendejo.

Finn solo río, adoraba los insultos de la castaña.

La chica tomó su celular y buscó entre sus contactos a un amigo suyo.

¿Que haces? —Preguntó Finn.

—Llamaré a un amigo.

—¿Que amigo? ¿Como se llama? ¿Lo conozco?

Millie aparto la vista de su celular, para mirar a Finn, quien tenía una expresión seria. Más claro no podía estar. Los celos de Finn comenzaban a aparecer. La castaña le sonrió y pasó su mano por sus rulos, despeinandolos más de lo que ya estaban. Volvió a mirar su celular.

En serio, Millie. ¿Como se llama tú amigo?

—¿Para que quieres saberlo? —Preguntó el, encontrando por fin a quien llamaría.

Simple curiosidad.

La castaña llamó a aquel número y en cuestiones de segundos, le contestaron.

¡Millie!

—¡Noah! ¿Que tal estás? —Preguntó la castaña sonriendo.

Finn intento recordad si conocía a algún chico llamado Noah, pero no, al parecer no conocía a ninguno.

Genial, ¿y tu?

—Bien. —Millie miro a Finn, quien seguía con la misma expresión de antes. —Noah, ¿tienes las tareas que han dejado durante el mes pasado?

—Por suerte para ti, los profesores nos devolvieron las tareas ya revisadas, así que, si, tengo todas y cada una de ellas, ¿por qué?

—¿Podrías prestarme las hojas? Falte todo ese mes y un... amigo esta igual de perdido que yo.

Español || Fillie (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora