11- ANIBAL - LE SALVASTE LA VIDA

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WILLIAM – LAUREL –––––––– ANÍBAL.

Hablábamos mucho por mensajes que hasta pensé en armar un grupo solo los tres, pero ninguno de ellos estuvo de acuerdo.

– ¿Por qué tu foto de perfil es de Katy Perry? – Le pregunté una vez a Laurel.

– Que te importa – Respondió.

Supuse que era su cantante favorita. Como muchas otras cosas para entonces que suponía y no eran así.

Era frecuente que los tres nos esperáramos a la salida para irnos juntos, excepto los miércoles.

GRAN ESTRENO ESTA NOCHE

La película que se estrenaba había sido anunciada por meses, pero por más que quiero recordar el nombre se me escapa. Decidimos ir a verla.

Como siempre, quien más se demoró fue Laurel. Decidimos compartir un taxi para tratar de llegar a tiempo, ella subió de primero y evitó que yo fuera en el medio por ser "más alto" y le dijo al narizón que se pusiera en la mitad.

No logramos llegar a tiempo debido a que la fila parecía no tener fin. De todos modos y gracias a mi insistencia nos quedamos. Faltaban cinco minutos para comenzar la función cuando por fin estaba frente a la chica de la taquilla, todo para decirme a través del vidrio que no quedaban entradas.

Tal pareció que a nadie le importó que la película que habíamos decidido ir a ver no estuviera disponible, quise atribuirle al hecho de ya estar en el cine y la idea era de compartir todos juntos.

La solución fue simple, al final acordamos ver una película también en estreno. Para ser más exactos Laurel dijo la película que veríamos y todos hicimos silencio.

Compramos las boletas y las palomitas de maíz para ver la función. Cuando nos dieron las gaseosas Laurel me pasó la mía primero, luego le dio los dos restantes a William. Pude ver que se tocaron las manos un momento, una ligera corriente de aire me subió la sangre a la cabeza, pero no dije nada.

La sala estaba medio vacía, nos sentamos en el centro del cine en medio de todo. Justo a mi lado había una pareja, el chico parecía quejarse de tener calor, con una chica tan caliente a su lado yo no imaginaba algo diferente. Me pareció curioso porque yo tenía un poco de frío. Le di un abrigo que llevaba a Laurel para que no se resfriara.

Laurel estaba en el medio, había tomado el control de la cesta con palomitas y nos prohibía meter la mano, cada vez que lo intentamos nos daba manotazos como si fuera la profesora de dos inquietos niños de primaria.

– Tengo un asunto – Me acerqué a su oído a la vez que trataba de alcanzar las palomitas – Mi asunto se hace más grande a cada momento.

No habían pasado más de cinco minutos y ya me había aburrido, a decir verdad, nunca he sido fan de las películas de miedo actuales, siempre las había encontrado muy poco escalofriantes, no como las películas de antes en las que sí te hacían saltar de la silla. Moví mi mano para sujetar la pierna de Laurel, pero sentí el mismo golpe que había mencionado. Por un momento pensé que ella llevaría su mano a mi entrepierna y empezaría a acariciarme en medio de la película, pero entre más minutos pasaban menos parecía que iba a hacer ningún movimiento.

Tres Son MultitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora