—JiMin oppa —habló una chica castaña delante del asiento del nombrado—. ¿Qué le sucedió ayer?
—Nada en particular —sonrió levantando la vista en busca de la castaña—. Gracias por preocuparte, Duri.
La castaña asintió, intentó retornar su vista en frente pero decidió insistir.
—¿Está seguro de que no le ocurre nada, oppa? —preguntó una vez más.
—Estoy en buenas condiciones, pequeña —respondió con recelo—. ¿Por qué la pregunta?
Duri vaciló pero decidió arriesgarse: —Toda la mañana he oído un rumor el cual le involucra —dijo avergonzada.
JiMin respiró de manera pesada por unos segundos. ¿Y si el rumor es sobre lo que TaeHyung le mencionó?
No, no, no.
—¿Quieres contarme que escuchaste? —intentó sonar calmado, restándole importancia a todo ese asunto. Duri miró a su alrededor, le daba vergüenza repetirlo. Conocía a JiMin, sabía cuál era su pasatiempo y por lo tal le asustaba que fuese cierto. Pasaron segundos en los que la castaña no respondió y JiMin decidió insistir. — Por favor, Duri, puedes decirme. No me enojaré —esbozó una dulce sonrisa.
—Está bien —suspiró. Entrelazó los dedos de su mano—. Escuché a un chico pálido decirle a un grupo de los de primer semestre que...—dudó.
—¿Que, qué? —insistió un poco más alterado. La incertidumbre estaba carcomiendo sus entrañas.
—El chico les dijo que usted estaba enfermo, JiMin oppa—murmuró.
—¿Enfermo? ¿Cómo que enfermo? —preguntó incrédulo. La verdad es que el pelinaranja no entendía ni miga sus palabras. ¿A qué venía eso?
—Sí —Duri desvió la mirada a su alrededor en busca de algún curioso que pudiese oír lo que tenía por decir. Al comprobar que todos estaban atentos en las hojas que habían repartido, decidió continuar—. El chico afirmaba que usted tenía... que usted tenía VIH, JiMin oppa —susurró.
. . .
El pelirrosa salió del aula sin mosquearse por la presencia de quien le pisaba los talones. Se detuvo a unos cuantos metros de la puerta de donde habían salido. Se giró y esperó a lo que tenía por decir el azabache.
—Joonie —comenzó—. ¿Por qué tienes esa cara? —preguntó curioso.
—¿Que por qué tengo esta cara? —bufó y rodó los ojos el menor—. No me digas Joonie.
El azabache lo miró atento y muy confundido. ¿Por qué esa actitud tan grosera con él? ¿Acaso le había hecho algo?
—Pero ¿qué pasa, Nam? —volvió a preguntar. Dio un paso hacia el menor pero éste retrocedió por reflejo. Sentía molestia, enojo, por el día de ayer. Con tantas ganas había ido a pasar la tarde con la persona que más amaba y no fue grata la sorpresa de no encontrárselo, e incluso hasta lo tarde que estuvo allí el mayor nunca apareció—. Vamos donde siempre —prosiguió al no obtener respuesta.
—No —respondió tajante—. Tengo clase.
El pelirrosa giró en dirección a su aula pero el mayor le interrumpió tomándolo del brazo. Nam escrutó el rostro de Jin por unos segundos. No soportaba estar enojado con SeokJin pero la había pasado mal en su casa. Accedió en salir sólo porque creía que el mayor le brindaría una clase de disculpa o excusa, pero no, allí estaba haciéndose el desentendido.
—Por favor —murmuró suavemente. Soltó el brazo del menor al percatarse de la presencia de algunos alumnos.
Nam suspiró rendido. Quería arreglar el mal entendido y regresar todo a la normalidad. Asintió y caminó en dirección al aula que siempre frecuentaban. A una distancia prudente, SeokJin le seguía atento en el pasillo a sus espaldas. Debían ser muy cuidadosos. Entraron uno por uno. Cuando Jin se asomó vio al pelirrosa sentado en una silla con el rostro entre sus manos. La escena, por alguna razón, le causó ternura, sonrió y metió seguro a la puerta.
—¿Me vas a decir lo que te pasa? —insistió deteniéndose frente al menor.
—Ya te dije que nada —respondió sin despegar las manos de su rostro.
—No me mientas —murmuró aún más cerca—. Te conozco muy bien. Por favor, dime qué te pasa, Joonie.
El nombrado bufó. No comprendía el porqué aún no había obtenido respuesta. Decidió mermar un poco la frustración y responder.
—¿Dónde estabas ayer en la tarde? —preguntó menos molesto.
—En mi apartamento —dijo mirándole a la cara—. Preparé unas albóndigas con mi super salsa especial y fui a invitar a Hana, ya sabes lo mucho que le gusta mi comida.
—Yo estuve allí.
—Lo sé.
—Ah, lo sabes —gruñó. Puso los ojos en blanco, se frotó las piernas con las palmas de su mano y amagó con ponerse en pie.
—Leí tus mensajes en la noche, cariño —el azabache acarició sus mejillas con su pulgar—. Me quedé sin pila y no pude regresar al apartamento porque Hana insistió en ir al supermercado —se apresuró en explicar antes de que el menor saliese de allí.
—Qué conveniente —bufó. Miró en dirección a la puerta pero estaba preso entre la silla y el cuerpo de SeokJin.
—Joonie, es la verdad —le miró fijamente—. Te llamé muchas veces anoche pero las llamadas no entraban. No pude esperar a tu hora de descanso y por eso decidí sacarte de clases —sonrió—. No creí que te fueses a molestar tanto. Sé que estuvo mal de mi parte pero en mi defensa no sabía que irías a visitarme —se encogió de hombros.
NamJoon suspiró. Era válida la explicación del mayor y tenía razón en lo último pero algo le había incomodado en sobre manera.
—Está bien —se rindió—. Pero ¿por qué regresaste tan tarde? —entornó una ceja.
—Cariño, sabes que soy un caso complicado cuando salgo a los supermercados o almacenes —se posicionó sobre el regazo del menor—. Tardamos horas en conseguir los ingredientes necesarios pasa su despensa y para aprender a realizar mis deliciosos platillos.
El pelirrosa rió. En eso tenía razón, SeokJin era la persona más complicada que conocía cuando se trataba de compras.
Abrazó la cintura del azabache con sus manos y le dedicó una cálida sonrisa.
—Lamento haberme enojado.
—No pasa nada, Nam —depositó un casto beso sobre sus labios—. Estás en todo tu derecho.
—Yo quería probar esa salsa —hizo un mohín.
—Si vas hoy te lo prepararé con mucho amor y de postre... —sonrió lascivamente, frotó su pelvis contra la del menor, movimiento que hizo escapar un suspiro de sus labios.
—Quiero el postre primero —apretó su cintura y le incitó a frotarse más rápido.
—El postre quiere ser comido —dijo. Se abalanzó sobre sus labios y a un ritmo intenso desembocó una fuerte oleada de calor.
—
♥
—
¡Espero les guste, gracias por su apoyo!
Tengan una linda semana ♥
ESTÁS LEYENDO
Juguemos » YoonMin.
أدب الهواة«Aventúrate a leer y descubre que nada es lo que parece, las primeras impresiones son erróneas. Descubre cómo la vida mueve sus piezas y cambia a las personas; para bien, para mal, pero el cambio se presenta» ❝La irregular vida que lleva aquel jove...