Cambios

23 2 0
                                    

*1 año después*

P.O.V Elena

Otro día de mierda más. Creo que salir de fiesta teniendo instituto al día siguiente había sido mala idea, estaba súper destrozada.

Este verano me lo había pasado saliendo de fiesta, ayudando en la administración de la mafia e investigando a Paula Salvador. Desde que Noé la escuchó llamando a la policía, bueno, deducimos eso por varios factores. Uno, Noé dice que sí o sí dijo algo de agente y dos, Paula disimula muy mal cuando miente, le dijo algo de que era una broma entre una amiga suya y ella, que se llamaban por ese mote.

Comencé a vestirme haciendo un gran esfuerzo para comenzar mi fantástico día, menos mal que hoy entrabamos más tarde, solo teníamos que ir a recoger el horario y conocer a la nueva tutora.

------------------------------------------

Llegué al instituto, estaban todos los de clase mirando las listas, solo a unos pocos los habían cambiado. Tal vez yo tuviese algo que ver al cambiar a ciertas personas, que no le caían bien a mis amigos ni a mi, introduciéndome en la base de datos del instituto y cambiando las listas,.

Comenzaron a nombrarnos uno por uno por megafonía y nos indicaron el aula donde nos teníamos que dirigir. Estando cerca ya de la puerta, me asomé y vi una cabellera rubia, se me paró el corazón por un segundo, pero entonces se giró y era una chica joven totalmente desconocida para mi. Por un momento había creído que teníamos de tutora a Raquel la de valenciano, que me caía bastante mal por intentar suspenderme. La verdad es que me hubiese parecido muy raro ya que, en la base de datos del instituto,  no salía inscrita y deduje que por la venganza de Inés habría salido huyendo, también es porque nos enteramos de que Sara había tenido algo con ella y estaba bastante triste durante las últimas semanas de verano, nunca nos llegó a contar los detalles.

Nos sentamos y la profesora, Begoña se llamaba, comenzó a pasar lista. Nos dijo que ella también nos daría inglés y nos dio la típica charla de que estamos en 2º de Bachiller, bla, bla, bla... 

Loli, nuestra anterior profesora de inglés se había ido, creo que pasó algo con Zaira. Tendré que empezar a informarme mejor de todos los cotilleos y cambios

P.O.V Inés

No escuchaba nada a mi alrededor, yo solo veía a la diosa del olimpo que tenía enfrente de mi, nuestra nueva tutora y profesora de inglés Begoña, que guapa y maravillosa era. Ahora mismo solo tenía ganas de empezar el curso para tener clase con ella y poder observarla durante horas.

Después de Raquel había estado un tiempo mal, pero con esta belleza enfrente de mi volvía a creer en el amor.

Begoña comenzó a repartir los horarios, iba uno por uno y yo observaba sus movimientos, que sensualidad por Dios. Cuando llegó a mi mesa le miré fijamente a los ojos con adoración y ella me mantuvo la mirada por un segundo, me iba a explotar el corazón.

P.O.V Nuria

- 50, 51, 52, 53, 54... Venga Nuria un esfuerzo más... 55.

- ¡Joder! - chillé alzando la barra de pesas, Carla me ayudó enseguida.

- Muy bien Nuri, has superado tu récord, espero no cabrearte y que me des con esos brazos... -dijo Carla con esa risa tan peculiar que tenía.

Le pegué un puñetazo suave en el hombro.

- Au... -dijo sobandose donde le había dado.

- Te he dicho que no me llames Nuri, vamos a comer anda.

Un puto año de mierda en esta cárcel y lo único que tenía parecido a una amiga era esta loca imbécil, pero en el fondo de mi corazón le tenía aprecio. Las cosas habían cambiado mucho, aquí o pisas o te pisan, y eso había hecho yo, pisar. Era la 'jefecilla' de uno de los bandos, la más joven que había habido hasta ahora. Nadie se atrevía a meterse conmigo, excepto ella, Ana. La jefa del otro bando. Cada bando estaba en un bloque de la cárcel y solo coincidíamos por los pasillos, en el patio y en el comedor, pero eso bastaba para que no parasemos de putearnos entre unos y otros.

Llegamos al comedor, cogimos las bandejas con comida y nos dirigimos a la mesa de siempre. Todos los que habían sentados nos dejaron el hueco que nos estaban guardando. Todo parecía normal cuando de repente una bola de puré vino a toda velocidad volando hasta mi cara, estrellándose en ella. Hubo algunas risillas de fondo pero las corté dando un puñetazo en la mesa y levantándome furiosa.

- ¿Quién cojones ha sido el imbécil que se ha atrevido a lanzarme esto? .- pregunté chillando mientras me limpiaba los restos de puré con una servilleta.

- ¡Cállate interna! - gritó uno de los guardias.

- A ver, ¿quién ha sido¿ - dijo en voz alta Carla mientras se reía un poco. Le pegué un puñetazo en el hombro.

De pronto, escuché risas desde una de las mesas que ocupaban las del otro bloque. Allí estaba, con esa sonrisa de lado, y mirándome con esos ojos de loca, Ana. La ira me estaba quemando por todo el cuerpo y comencé a dirigirme hacia ella cada vez a más velocidad, incluso pasaba por encima de otras mesas saltando, el cabreo me impedía detenerme ante los gritos de los guardias que decían que me parase.

Al llegar hasta ella, con todas mis fuerzas le pegué un puñetazo en la cara, girandosela hacia un lado. No se lo esperaba. Escuché como se volvía a reír y sin esperarmelo, me devolvió el puñetazo. Comenzamos a pegarnos mientras todos los del comedor gritaban, tiraban comida e impedían a los guardias que nos separasen.

Al final todo acabó con los guardias pegando a todos con las pistolas láser, y Ana y yo en el patio castigadas corriendo al rededor de este. Una vez nos dejaron descansar nos sentamos las dos en uno de los bancos que habían. Estaba tan cansada de correr que no pensaba en el hecho de que estabamos juntas sentadas en el mismo banco.

- Lo siento, pero admite que ha sido gracioso.

- Eres imbécil .-le respondí.

- Dentro de poco salgo, quiero pasar mis últimos días un poco de cachondeo.- al oir esas palabras algo dentro de mi se revolvió y me giré a mirarla.

- ¿Qué? .- preguntó con esa sonrisa de lado que la caracterizaba.- ¿me echarás de menos?

-Ni de puta coña, ya era hora de que me dejases en paz.- dejé de mirarla, pero comencé a pensar en mis palabras, algo dentro de mi pensaba que eran una contradicción. Dejé pasar eso pensamientos resumiendolos en que me quedaría sin un rival con el que pelear.

- La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco .-dijo de repente.

- ¿Eing? ¿Qué eres filósofa de repente?

- Estudié filosofía, esa frase es de Platón. Ojalá retomar mi carrera al salir de aquí.

Iba a responderle pero el timbre para volver a la habitaciones nos interrumpió. Estuve durante toda la noche pensando en esa puta frase, no se por qué me comía tanto la cabeza.

No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora