El negocio

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24 de febrero de 2018

P.O.V Nuria

Estábamos en clase de religión, me gustaba la asignatura pero no la profesora. A parte de por su actitud es porque me debía dinero de la última mercancía que le di. Para explicaros un poco mejor, soy la jefa de una línea de tráfico de droga por todos los institutos de la zona, mi socia y mejor amiga Sara me ayuda a organizarlo todo y Elena, una compañera de clase nos ayuda a borrar cualquier pista que dejemos, ya que sabe mucho de hackear y esas cosas que yo no entiendo. También tenemos vendedores distribuidos por diferentes institutos y más miembros trabajando en el local de la mercancía.

Siguiendo con el tema de mi profesora Martha, me debe dinero y no poco, a mí nadie me debe dinero. Le di la marihuana y la cocaína como siempre hacía pero esta vez me dijo que no podía pagarme, que al día siguiente tendría mi dinero, pero se fueron alargando los días y sigo sin ver ese dinero.

De pronto, Inés, otra compañera de clase llegó agitada a clase pidiendo permiso para entrar. No quedaban más sitios que a mí lado, por su cara pude descifrar que hubiese preferido 1000 veces sentarse junto a sus amigas Iris y Ángela. Pero es normal, yo era respetada en clase por mi gran poder y eso me gustaba.

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Tocó el timbre para ir a la siguiente clase, pero Sara y yo hicimos tiempo para que solo quedase la profesora y nosotras dentro del aula. Ella estaba concentrada apuntando cosas en su libreta y no se dio cuenta, pero cuando alzó la vista y vio quienes habíamos quedado su rostro adoptó una expresión de miedo y preocupación.

- Chicas no las vi, que necesitan .-dijo con su acento venezolano, mientras se levantaba de su silla.

- Dame mi dinero Constanza .-dije acercándome a ella.

- Ah, sobre eso. ¿Me podrías dar unos días más? Le prometo que pronto lo tendrá .-se le notaba que estaba muy nerviosa.

Ya me estaba cansando, eliminé el espacio que quedaba entre nosotras, mientras Sara cerraba la puerta y vigilaba. Cuando estuve cara a cara saqué de mi bota una navaja que siempre llevaba y se la puse en el cuello.

- Mañana me vas a dar mi dinero, no voy a darte más días de plazo y en el caso que sigas comprándome mercancía no vas a retrasar tus pagos nunca más ¿Lo has entendido? .-la miré cabreada, fijamente a los ojos.

- Lo entendí .-dijo tragando saliva.

Quite la navaja de su cuello, y Sara y yo salimos de clase como si no hubiese pasado nada de nada.

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Llegó el final de las clases, Sara y yo nos dirigimos a nuestro local, dónde teníamos la mercancía, armas, etc...

- Hola Clara .-saludé a la chica que se encontraba organizando papeles.

- Hola Jefa.

Clara era miembro de la mafia desde el año pasado, se encargaba de organizar los papeles, a veces distribuía algo de mercancía y hacía cuentas de dinero.

Entré a mi despacho y me puse a revisar unos cuantos papeles. El negocio iba un poco mal últimamente, no encontrábamos nuevos clientes y algunos de los habituales no nos pagaban, entonces teníamos que recurrir a las amenazas para conseguir que nos dieran el dinero.

De pronto se abrió la puerta y entró Elena. Llevaba con ella su habitual mochila con su portátil. Hace días le había pedido ayuda para intentar remontar las ventas.

- Buenas, tengo nuevos clientes .-me dijo mientras sacaba su portátil.

- Cuéntame más.

- No sé si lo sabías, pero Zaira es prostituta. Te podría ir bien para el negocio contratarla, no solo porque ella se drogue, si no porque puede venderles a sus clientes. He hecho cálculos en esta tabla y se podría conseguir mucho dinero. 

- Perfecto, toma tu dinero por haber conseguido eso .-le entregué un fajo de billetes.

- Hay más, y viene con un poco de salseo incluido .-asentí con la cabeza para que continuase hablando.- Marian, la profesora de castellano, también consume cocaína y marihuana. Podríamos comenzar a venderle y adivina qué...

- ¿Qué?

- Paula también consume y dirás, ¿qué hay de interesante en todo esto? Pues que se meten cocaína juntas mientras follan .-cuando acabó de decir eso me mostró en su portátil un vídeo del instituto donde se veía a Marian y Paula besándose apasionadamente mientras se metían en un despacho.

- Perfecto, clientes nuevos y con debilidades para chantajearles por si no pagan, buen trabajo.



No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora