La verdad

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P.O.V Nuria

Toda mi piel estaba erizada. Nuestras lenguas se chocaban una y otra vez. Era un beso de deseo, el cual habíamos estado conteniendo hace mucho tiempo. Ana me agarró el culo y lo apretó con fuerza haciendo que un gemido saliese de mi boca. Comencé a enredar mis dedos entre su pelo para así profundizar el beso.

Nos separamos para coger aire un momento, y entonces, recordé que no debía enamorarme de nadie, y menos de ella. Habíamos sido enemigas durante todo el tiempo en la cárcel, ella era mala. Seguramente todo este teatro fuese una trampa. No se puede confiar en nadie así a la ligera.

Ana se acercó a mi para volver a juntar nuestros labios pero le hice la cobra y salí de ese baño como pude, sin mirar atrás, sin responder a sus gritos que me llamaban a lo lejos...

P.O.V Sara

Estaba en casa de Raquel, sentada en el sofá, con una manta rodeando mis hombros. Había empezado a refrescar debido a la lluvia. Tenía la mirada perdida y solo podía revivir una y otra vez ese espantoso momento con Vicente. Todavía sentía su aliento en mi nuca y sus manos paseándose con total libertad por mi cuerpo. Raquel entró al salón con una manzanilla recién hecha.

-Mi marido se ha ido con los niños al cine, volverán tarde. Después te llevaré a casa..- dijo mientras dejaba sobre la mesita de centro la taza y se sentaba a mi lado.

Estuvimos un rato en silencio, no podía beberme la manzanilla, se me había cerrado el estomago.

- Se que ahora mismo no es lo que más quieres, pero creo que deberíamos ir a denunciar 

Tenía razón, ahora en lo último que pensaba era en denunciar, solo quería borrar de mi cabeza esas imágenes. Estaba muy cansada, notaba mis parpados pesados y todo se volvió negro.

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Me desperté con la luz que se colaba por la ventana. De pronto el recuerdo de Vicente tocandome apareció en mi mente. Ojalá hubiese sido todo una pesadilla, pero al comprobar que no me encontraba durmiendo en mi cama sino en una ajena las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

- Ei, buenos días .- dijo Raquel entrando por la puerta, pero al ver que estaba llorando, dejó la bandeja con el desayuno que traía para mi encima de la mesilla y corrió a abrazarme.- tranquila, todo pasará.

- Y claro que pasará, ese hijo de puta se va a arrepentir de todo...

- Lo primero es ir a denunciar.- dijo Raquel.

- No, aun no.- no pensaba ir a denunciar, me tomaría la justicia por mi mano.

- Está bien... cuando estés lista te acompañaré.

- Por cierto, ¿por qué no me llevaste a casa?

- Estabas dormida, osea que le mentí a mi marido diciendo que llevase a mis hijos a casa de sus padres y que él se quedase en algún sitio, porque en casa estaba una amiga con algunos problemas.- que mona era Raquel, a pesar de todo segía preocupandose por mi.

De pronto, un sentimiento de preocupación me invadió... Mi madre. Estaría muy preocupada porque no le avisé de nada. Corrí a buscar mi movil y en cuanto lo encendí las notificaciones de mensajes y llamadas comenzaron a aparecer. Busqué su contacto y le di a llamar.

- Sara por dios, deberías haberme avisado de que te quedabas a dormir a casa de Nuria. Si no llega a ser porque le llamé no me hubiese enterado.- la tranquilidad y a la vez el miedo me invadió.

- Lo siento mamá, fue algo improvisado, no volverá a pasar.

- Eso espero.- dijo suspirando.

-Bueno, después de comer iré a casa. Te quiero

- Y yo.- colgó la llamada. Ahora tendría que darle una explicación a Nuria. Me había salvado de una buena.

Como me imaginaba, tenía un montón de mensajes y llamadas suyas también. Enseguida le respondí con un mensaje diciéndole que quedábamos para comer, que le explicaría todo. Era hora de contarle todo.

- Muchísimas gracias por haberme salvado de Vicente y por haberme dejado que me quedase a dormir. No se que haría sin ti ahora mismo.- le dije a Raquel

Nos quedamos unos segundos mirándonos fijamente a los ojos y poco a poco fuimos acercando nuestras caras hasta eliminar cualquier espacio entre nosotras. Nos comenzamos a besar suavemente, un beso lleno de cariño.

- No es nada, ahora ves a tu casa y descansa.- dijo Raquel una vez nos separamos.

Una vez me despedí de Raquel me dirigí al lugar donde había quedado con Nuria para comer. Estaba pensando en cómo contarle todo, al final todos los secretos se habían acumulado y ahora era el momento de contárselos a Nuria. Al llegar ella ya estaba sentada en una mesa y había pedido una cerveza.

- Hola.- le saludé poniendo la mejor cara que pude.

- ¿Qué te ha pasado?.- me dijo con tono de preocupación.

- Vamos a pedir primero y te voy contando poco a poco.

Quería contarle todo lo Raquel primero y luego lo de Vicente ya se lo contaría en un sitio más íntimo, no quería comenzar a llorar delante de toda la gente que estaba comiendo en el restaurante. Y así hice, mientras transcurría la comida fui contándole todo, cómo había empezado con Raquel, nuestra pelea, la reconciliación, y me faltaba la última parte...

- ¿Y entonces has estado hoy con Raquel toda la noche follando y por eso no contestabas pillina?.- me dijo mientras me miraba, y levantaba y bajaba ambas cejas repetitivamente.

En ese momento la imagen de Vicente y todos los recuerdos se me cruzaron por la mente y mis ojos se aguaron.

- Eii, ¿qué pasa?.- preguntó Nuria preocupada mientras se levantaba.

- Mejor hablemos de esa parte en un lugar más tranquilo.

Una vez acabamos de comer pagamos la cuenta y nos dirigimos a la mafia. Una vez allí, entramos en su despacho y cerró con pestillo para que nadie nos molestase. Empecé a contarse todo, me dolía mucho estar diciéndolo en voz alta, era muy reciente todo. Al terminar lágrimas corrían por mis mejillas. Nuria también estaba llorando y con cara de estar muy cabreada.

De pronto se levantó, me abrazó, me dio un beso en la mejilla y me dijo que Vicente no me volvería a hacer nada. Seguidamente salió del despacho, yo sabía lo que tenía pensado hacer, pero me quedé inmóvil.

Al día siguiente, me desperté con la noticia de que Vicente había aparecido muerto en su casa, supuestamente era un suicidio, se había pegado un tiro en la cabeza, sus huellas eran las únicas que estaban en la pistola, no había pruebas de que fuese un asesinato.



No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora