Sorpresa

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P.O.V Sara

Toqué el timbre y esperé a que abriese la puerta. Salió en bata a recibirme.

- ¿Qué haces aquí? .- dijo susurrando y dejando entre abierta la puerta detrás de ella.- Te dije que no te quería volver a ver.

- Ya se lo que me dijiste, y antes de que me vuelvas a echar te quería dar mis razones.- estábamos susurrando pues su familia estaba dentro de la casa durmiendo. Suspiró y aceptó escucharme.

- Cómo ya te dije, solo estuve con Zaira para coger práctica porque nunca había estado con una chica y me gustabas mucho, no quería decepcionarte.- tragué saliva y continué hablando.- se que es tarde y que me dijiste que no querías volverme a ver pero necesitaba decirte que sigo queriéndote. Quiero comenzar de 0 contigo...

Se había quedado un poco en shock y no decía nada, por eso decidí continuar hablando.

- No quiero perderte Raquel, se que tienes hijos y marido pero dónde hubo fuego quedan cenizas. Dicho todo esto puedo entender que...

No me dejó continuar hablando. Puso un dedo sobre mis labios indicándome que dejase de hablar.

- Está bien, admito que en nuestro último encuentro perdí un poco los papeles y desde entonces he estado dándole vueltas a todo. Ahora no podemos seguir hablando, pero si quieres el próximo día te voy a buscar al instituto y vamos a tomar algo.- me dijo con su preciosa sonrisa, asentí con la cabeza y se acercó lentamente a mí para dejar un suave beso en mi boca.

Nos despedimos y me puse de camino a mi casa. Se me iba a salir el corazón del pecho y estaba muy feliz.

P.O.V Nuria

No había podido dormir en toda la noche ya que no paraba de pensar en Ana. Una parte de mi creía que lo de ayer era una ilusión, pero la otra pensaba en investigar si era cierto que Ana había estado en el instituto ayer.

Me levanté, me arreglé, desayuné y me puse de camino a casa de Sara para llevarle en moto al instituto. De paso yo iría al local de la Mafia a hacer unas gestiones.

- Dejo la moto aquí y luego nos iremos en ella al centro comercial.

- Sobre eso... Hoy no podré, ya iremos otro día.

- ¿Y eso?.

- Tengo que ayudar a mi madre en unas cosas.

- Vale...- sabía que me ocultaba algo pero ya se lo preguntaría más tarde.

Dejé la moto igualmente al lado del instituto porque el local estaba cerca. Comencé a caminar y cuando llevaba un rato noté una presencia que me seguía, y no me estaba haciendo ni pizca de gracia. Aceleré el paso pero la persona que me perseguía también lo hizo. Decidí meterme en un callejón y esperarle para pillarle desprevenido.

Cuando vi que la figura giraba hacia dentro del callejón la cogí por el cuello de la camiseta y la estampé contra el muro. Y cuando vi su rostro me quedé en shock.

- Que buena manera de reencontrarse ¿No?.- dijo Ana con una sonrisa.

Fui soltando poco a poco el agarre. No me lo podía creer. Aquí estaba de nuevo la sensación que tuve cuando nos despedimos en la cárcel, todo mi cuerpo se erizaba y mi corazón comenzaba a ir más rápido.

- ¿Qué pasa, te ha comido la lengua el gato?

- Eres imbécil.

- Uff, creía que mi enemiga había cambiado su actitud, que susto, ya pensaba que no iba a tener con quién meterme.

Seguía siendo la misma capulla que conocía de la cárcel. Por un momento me había olvidado de quién era, de nuestra historia. Tenía que alejar esos pensamientos de amor atrás, era imposible que yo quisiese a esta persona.

Le pegué un golpe en el brazo y me fui en dirección a la salida del callejón.

- ¿No me has echado de menos?.- preguntó. Me paré y dije un seco no, aunque muy en mi interior pensase lo contrario.

No podía dejar que me viese entrar en el local de la mafia, conociendo cómo es seguro que avisaba a la policía solo para joderme. Me puse a andar en dirección a mi moto.

- Oye, ¿por qué no me hablas? -dijo parandome apoyando su mano en mi hombro. Otra vez la piel erizada.

- ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué me seguías? - me giré para volver a mirarle a los ojos.

- Estoy trabajando de profesora en el instituto, y tú ¿Qué hacías por allí?

- No te importa.- me dispuse a volver a caminar pero me volvió a detener.

- ¿Me estabas espiando?.- preguntó. A lo que yo me rei y negué con la cabeza.- ¿Entonces?

- Estaba llevando a una amiga, y ahora, si me disculpas, tengo cosas que hacer.

- ¿Pero a ti no te quedaban aún unos cuantos años? ¿Cómo has salido? - gritó a la distancia.

- Un buen mago nunca revela sus secretos... dije mientras seguía caminando.

En el fondo quería seguir hablando con ella, preguntarle qué tal le había ido todo, pero no podía ser posible. Cogí mi moto para aparcar justo al lado de la mafia para así impedir que Ana me descubriese.

Al entrar sólo vi a Natalia recostada en un sillón bebiéndose una cerveza.

- ¿Tú qué haces aquí?.- le pregunté.

- No me apetecía hacer filosofía, me parece una grandísima mierda, encima ya ha venido la sustituta y me agobia mucho.

Cuando dijo esa frase todas las piezas me encajaron.

- ¿Cómo es la nueva profesora?

- Una rubia con ojos de loca que encima no sabe leer del libro.- estaba feliz de saber que ella era la profesora de la clase de Natalia y Sara. Pero no iba a mostrar mi alegría.

- Ah.- dije con indiferencia.- yo voy a hacer unas cuentas para ver cómo va la mafia, ahora vendré y te daré una lista con deudores, ya sabes lo que tienes que hacer.

- Perfecto, me llevo pistola o solo navaja.

- Improvisa.- dije con una sonrisa.




No todo es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora