VI

10.8K 413 69
                                    


Aun no había acabado la fiesta. Alba seguía acariciándola, evitando que esta se despertara al mínimo movimiento extraño. Alba miraba su rostro, como si se tratase de un bebe, pero al recordar quién era volvió a recapacitar, dejando de mirarla y volver a esparcirse en su mundo.

De vez en cuando se escuchaba a Natalia decir palabras extrañas, estaría soñando.

De repente, pusieron música a tope. Según la planificación de la fiesta María había puesto que la última hora fuese una discoteca, y eso fue lo que paso. Pusieron la música a tope, además una canción que le sonaba demasiado.

― ¡Es Toxic! Que temazo ehhh ―decía Sabela que se la escuchaba desde el salón.

― ¡Alba me la ha cantado en la terraza! Por cierto, ¿Dónde está?

― Vamos a buscarla ―dijo María con su tono de borracha.

Alba abrió los ojos y pensó en un plan improvisado y lo único que se le ocurrió fue tumbarse junto a la morena, fingiendo dormir con ella en aquella cama.

Se escucho a los chicos correr por el pasillo acercándose a la habitación.

― Shhh callad callad ―decía Julia.

― Esta en la habitación ―dijo Marta.

― ¿Y Natalia? ―pregunto Alfonso.

― Con ella con ella ―decía nerviosa Noelia― a ver a ver

Alba cerró los ojos y se quedo con la mano quieta en la mejilla de Natalia. Natalia aun seguía dormida, le había sentado bastante mal esos vasos de más.

Abrieron poco a poco la puerta, como pudo ver Alba entrecerrando los ojos, y se quedaron mirando perplejos e inmóviles a las dos chicas tumbadas en la cama.

― No vea la niña que na' ma' llega ya esta tiqui tiqui ―decía Dave.

― Oye fuera broma ―decía Marta con su tono serio y divertido― yo las shippeo eh

― Quillo callarse ―decía Noelia― que quiero seguir viendo el panorama

Julia no podía evitar reírse ante aquel comentario, y su risa no era del todo silenciosa causando que todos le pusieran una mano en la boca. Siguieron observando y cuchicheando entre ellos hasta que María las salvo.

― Bueno, vamos a dejar a estas dos dormir tranquilas hombre, que todos queremos intimidad.

― Jo con lo bonito que es ―respondía Marta.

Y cerraron la puerta, volviendo todos entre risas al salón.

Alba abrió los ojos y se intentó levantar de la cama cuando vio a Natalia agarrarla del brazo, aun con los ojos cerrados.

― Gracias ―dijo con una sonrisa.

― ¿Te han despertado?

― Estaba despierta desde hace un buen rato ―dijo por fin abriendo los ojos.

― Perdona

― ¿Por qué debería perdonarte rubia? ―dijo colocándose sentada como estaba ella, y de nuevo la superaba de altura.

― Por despertarte ―decía Alba de nuevo.

― Si no fuese por ti estaría vomitando nena, deberías perdonarme a mí.

― La verdad es que he estado muy bien

― Pues ninguna pedimos perdón ―dijo acercándose un poco a Alba, el olor a alcohol olía a kilómetros.

― Sigues estando borracha Nat

― Me has llamado Nat ―dijo perdiendo el equilibrio poniéndose de pie en la cama, haciendo que Alba la agarrase de la mano y se cayese a la cama finalmente.

― Natalia así te vas a poner peor, duérmete ya.

― Tengo que estar muy cansada para eso nena ―respondió bajándose de la cama.

Alba también se bajo de la cama y agarró del brazo de Natalia y suspiro. Aunque estuviese acostumbrada a aguantar a sus amigos borrachos, ya que ella no solía beber, Natalia parecía poner mucha más resistencia.

― Natalia, te lo digo por tu bien, lo mejor es que estés tranquila... sino vas a acabar echando la pota.

Natalia se cruzó de brazos, pareciendo aguantar el equilibrio.

― A ver... pensemos

Se puso un dedo en la cara, al más puro estilo filosofo y miró al techo. Tardo un par de segundos en reaccionar, mirando a Alba con una sonrisa picara en su boca. Alba se sobresaltó un poco, así que se apoyo un poco en la cama.

― Hagamos un trato, juguemos ―dijo ella súper segura de sí misma, sin perder de vista los ojos de Alba y aquella sonrisa― si ganas tú me quedaré en reposo... y si gano yo ―respondía con una sonrisa aun mas grande― me darás lo que te pida.

Alba la miró con un poco de aire de desconfianza, no quería fiarse de una chica que acababa de conocer, y mucho menos borracha.

― ¿Qué juego? ―decía Alba colocándose derecha y de brazos cruzados, aparentando superioridad.

― Al del dominio... ―decía Nat haciendo que Alba tragase saliva aunque quisiera no aparentarlo― si acabo rindiéndome yo ganas, si te rindes gano yo.

― Nat ―dijo riéndose Alba muriéndose de la vergüenza― estas borrachísima déjalo.

― ¿Ni hemos empezado a jugar y ya hay una rubita dándose por vencida? ―decía Natalia con tono de ironía.

Alba estaba que se reía por no llorar de la vergüenza. El alcohol la estaba ridiculizando, pero no se le ocurría otro modo de hacerla descansar sin arruinar la fiesta.

― Solo quiero que sepas que no soy fácil de ganar ―reía Alba alejándose un poco de la cama, colocándose en el lado más largo de la habitación si perder de vista a Natalia.

― Ui la gatitaa ―respondía Natalia apoyándose en la pared y mirando firmemente a Alba.

De repente volvió a subir un poco la música, al ritmo de una canción marchosa pero a la vez lenta, era perfecta para la situación. Alba estaba que se meaba.

― 3... ―decía Alba.

―2... ―continuo.

―1... ―soltaba con miedo.

Natalia fue la primera en moverse. Andaba como si andará por una pasarela, y para estar borracha mantenía perfectamente el equilibrio, cosa que hizo dudar a Alba ante como actuar. Se acercó finalmente a Alba y le pasó su dedo índice por la garganta hasta el mentón y justo cuando le iba a poner las manos en las caderas Alba la empujo, apoyándose en la pared y paso sus dos manos apoyadas en la pared. Natalia no podía salir de allí, y no porque no quisiera.

― No pareces muy borracha ―decía Natalia con su sonrisa picara.

― Tu tampoco ―respondió Alba imitando aquella sonrisa.

Natalia agarró a Alba de las caderas, cosa que incomodó a Alba durante unos segundos y la empujo a una silla y Alba, sin tiempo a reaccionar, noto como Natalia se sentaba encima de ella y la agarraba de los lados de su cabeza.

Alba se decía "CORRE SAL DE AHÍ YA", pero no podía. Parecía una cucaracha moviendo las piernas para salir de allí pero Natalia la tenía bien sujeta.

La puerta se entre-abrió un poco, pero ninguna de las dos lo notó. Eran Marta, María, Noelia y Julia. Asomándose como podían una encima de la otra. Como siempre Noelia estaba abajo del todo.

― Ostias ―susurraba María, pero no se escuchaba por la música.

― Pero what ―decía Marta algo más alto, haciendo que Julia y Noelia le tapasen la boca mientras seguían mirando.

Natalia con delicadeza apartó un poco la cara de Alba hacia un lado y se acercó a su cuello.

― Dios mío ¿¡llamamos al resto!? ―decía Julia.

― Calla calla, que lo vas a estropear todo ―decía Marta.

Rebeldia | albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora