XXII

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Mientras tanto, Natalia estaba escribiendo un borrador sobre lo que tendía pensarlo decirle a Mikel. No quería romper con él, no por lo que sintiera, sino más bien por las consecuencias que traería. ¿No habría algún modo de que todo saliese bien?

― Nataaaliaaaaa ―gritaba Marta por la case tan alegre, como siempre.

― Dimeeee ―decía Natalia sin dejar de escribir el borrador.

Marta entró por la puerta de golpe, haciendo que Natalia se girase de su silla para verla. Iba vestida de flamenca, con una peineta y unas castañuelas en las manos, y mientras se ponía a bailar flamenco (aunque a su manera) dijo:

― Mira lo que me traje de mi Málaga.

Dio un taconazo que retumbo en aquella habitación. Natalia no podía evitar reírse ante tal situación tan aleatoria, y no dudo esta vez en coger su teléfono y grabarlo, no como cuando estaba con Alba en aquel chalet. Aquello le recordó a ella.

― Necesito sacarte una foto por favor ―reía mientras sujetaba su teléfono.

Sonó el "Clic" de la cámara de su teléfono al hacer la foto y directamente se fue a darle un abrazo. Marta, que siempre aguantaba la risa cuando hacia alguna tontería, no pudo aquella vez.

Parecían que iban las dos borrachas.

― Oye ―preguntaba Marta cuando se separaron― Mañana viene Mikel, ¿no?

― Si ―decía Natalia mirando al borrador― pero tengo un problemón.

― ¿Qué pasa tía?

― Rayadas mías

― A ver Maritrini ―decía Marta sentándose en la cama de Natalia, al lado de la silla donde estaba escribiendo― me lo vas a contar todo.

Natalia se sorprendió. Se acercó a la silla y un poco dudosa empezó a hablar, pero la cara de interés de Marta por un lado la hacía reír.

― Bueno... digamos que Alba...

― ¡ALBA SI SI SI! ¡SIGUE CONTANDO! ―dijo espontáneamente, causando que Natalia diese un pequeño salto.

― Bueno, salió el tema de Mikel cuando estábamos las dos en el chalet.

― ¿Mientras follabais?

― A punto, si no fuese por mí al principio.

Marta frunció el ceño.

― ¿Cómo que al principio?

Natalia no dudo en reírse.

― A ver Marta, déjame explicártelo todo y ya me preguntas lo que quieras.

No podía tomarse en serio a Marta vestida de gitana. Ni ella ni nadie.

Le explico todo sobre Mikel durante unos minutos. Marta, que asentía todo el rato siguió haciéndolo después de que Natalia terminase de hablar.

― Entonces... ―concluía Marta― tienes miedo de lo que pueda pasar, ¿no?

― Básicamente

― Vamos a ver ―respondía juntando las dos manos― te voy a decir lo mismo que Alba. ¿Por qué coño estas con un tío por lo que pueda pasar? Me recuerda a cuando casaban a reyes con reinas para unir reinos y eso.

― Un poco, la verdad es que sí.

― Además, si pasara algo con tus padres ¿Qué más da? ―decía riendo irónicamente― tu hermano no estará a las ordenes de tus padres dentro de muy poco, si de verdad te quiere tardara poco en contactar contigo, ¿no?

Rebeldia | albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora