XXIX

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Pasaron los minutos esperando dentro de aquella carpa, sin poder escuchar bien del todo las canciones, y mucho menos, quien las cantaba. María empezó a chillar rompiendo los oídos de todos los que estaban en aquella sala cuando un chico, delgado, con pelo corto y sin apenas barba. Su cara parecía la de un bebe, aunque era más alto incluso que Joan, aunque a Natalia aun no la superaría.

De hecho, Alba la miró de reojo, que volvió a devolverle la mirada que ella misma apartó al darse cuenta de que se miraban.

― ¡PABLOO! ―gritaba como loca María abalanzándose hacia aquel chico, que también la abrazo con fuerza.

― ¿¡También has pasado?!

― ¡¿No lo estás viendo inútil?! ―vaciló.

― ¿Quién es? ―pregunto Marta, como siempre ansiosa por aquella actitud.

― Es Pablo, es amigo mío ―aclaró sonriéndose con él.

― ¿Amigo amigo? ―quiso saber más.

― Amigo amiguete amiguísimo

― Perfecto, pues... encantada ―reía.

― ¡Encantado también!

Unas horas más tarde, después de recibir allí la comida y la merienda mientras todos cantaban y se conocían entre sí, como aquel chico al principio que conoció a Natalia y le invitó a una Coca-Cola que ella aceptó a tomarse con el, entraron los jueces.

― Bueno ―soltaba una chica al notar el silencio inmediato de esas 200 personas metidas allí dentro― habéis pasado a la segunda fase, y os felicito...

― Como ya sabéis ―continuó un juez a la derecha― el lunes de la semana que viene estáis todos invitados a volver a seguir con el concurso, trayendo vuestro papel con vuestro número del casting que tenéis.

― Podéis cantar las mismas canciones, pero el jurado ya ha votado la que tenéis ahora mismo, así que pocas posibilidades tenéis de ganar posibilidades.

― Y eso es todo, ¡Nos vemos pronto!

Se marcharon por la entrada por donde todas esas doscientas personas habían pasado a la segunda fase. María acopló a Pablo, y la verdad es que era un chico bastante simpático y amigable.

― ¡Ey! ―dijo acercándose todo el grupo en círculo, Natalia inclusive viendo como hablaban de algo que le interesó― ¿Qué os parece si hacemos una fiesta en mi casa para celebrarlo?

― ¿Y África? ―pregunto Marta con algo de pena, ella no había pasado.

María asintió dolida, y con la misma actitud prosiguió.

― Bueno, supongo que estará contenta de que pasemos, no hay fiesta que se le resista.

― ¿Cuándo? ―pregunto Natalia, cosa que hizo a Alba pensar que vendría.

― ¿Qué día os viene mejor? ―preguntó María mirando a todo el mundo.

― ¿Qué os parece el miércoles? ―propuso Pablo, bastante cómodo.

― No problema ― dijo Marta riéndose con un acento italiano.

Las puertas del lugar se abrieron oficialmente, ya había acabado ese primer casting y era hora de que cada uno volviera a su casa tan tranquilamente a descansar. Natalia llamó nada más saberlo a Marta, quería irse ya a pesar de haber conocido bastante gente, aunque no quería unir lazos con nadie, solamente quería estar lejos de Alba hasta el miércoles. No quería perderse una fiesta de celebrar lo que había conseguido por una chica.

Rebeldia | albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora