Capítulo 24

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Al tratar de abrir los ojos la claridad me hace doler la cabeza, puede que anoche allá tomado unas cervezas de más y ese champáng estaba delicioso.

Nos acostamos tarde pasadas las cuatro de la mañana, puede que alla dado algunas vueltas para no acostarme y pensar, como lo estaba haciendo ahora, tomo el teléfono para ver la hora son las once y diecisiete.

—Estare hasta las doce. —Recuerdo la tarjeta de Aaron.

Voy a la cocina y comienzo a lavar las cosas que ocupamos, pongo música con mi teléfono mientras limpio.

—No seria mejor que fueras a hablar con él antes que se vaya. —Dice mamá desde atrás.

—Buenos días mamá. —Me acerco a darle un beso— ¡Feliz Navidad!

—Igualmente hija, creo que eso ya me lo dijiste anoche —se queda pensando—, en realidad lo repetiste varias veces, terminaste tomando las cervezas de todas.

—Eres exagerada solo fue una.

—¿Una? Maia...

—No importa.

—Porque no vas a aclarar las cosas con ese hombre, a pasado la navidad solo, vino a verte y no lo aceptaste.

—Por favor —vuelvo mi atencion a los platos—, tengo mis razones para no ir.

—No pareces muy segura de estarlo, por eso tomaste de mas y ahora estas tratando que los minutos pasen rápido antes que te arrepientas y quieras salir corriendo.

—Solo déjame terminar con esto.

Se marcha sin decir nada más, me pongo mis auriculares y me encierro en mi pequeño mundo, donde no esta permitido hoy pensar en Aaron. Me mantengo ocupada todo el tiempo, limpio el piso y busco ropa para lavar y les coloco agua a las plantas.

Me sobresalto al sentír una mano en mi hombro.

—Ya es la una. —Dice mi mamá, a lo que yo suspiro dándole una pequeña sonrisa— volvio —dice señalando con la cabeza detrás de mi.

Miro esperando que no sea Aaron, todavía no quería escuchar su explicación.

—¿Quién?

—La camioneta.

—No me había dado cuenta —veo bajar un hombre diferente, camina con paso firme hasta donde estamos.

—Buenas tarde señorita Sierra —asiento— estoy encargada de su seguridad hasta que vuelva a Las Vegas y también seré su chofer cuando necesite ir a algún lugar.

—¿Y el otro hombre?

—Tengo entendido que no realizo su trabajo como correspondia y lo despidieron.

—Bien, si quieres dejarme tu número y te llamo cuando necesite moverme a algún lado.

—No se preocupes estare aquí todo el tiempo.

—No es necesario.

—Son órdenes.

—No voy a escaparme a mitad de la noche, puedes ir a descanzar en una cama si quieres.

—No se preocupe por mi, es mi trabajo cuidarla 24/7.

Después de comer lo que sobro de navidad, me recuesto un rato y comienzo a debatir si debería buscar la noticia de Aaron.

«¡Estas aquí para pasarla bien!» Me regaño.

Para pensar en otra cosa le envio mensaje a las chicas para ver que van a hacer la noche siguiente, en ese mismo momento nos organizamos para salir a comer algo y para ir a bailar aprovechando que mi madre trabajara turno doble para estar conmigo el último día alli.

POR SIEMPRE A MI LADO (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora