—¡Mierda! —digo al abrir los ojos y no poder ver nada, todo esta oscuro aquí— ¿Hola? —exclamo con miedo, noto en mi muñeca algo frio de metal, me levanto del piso pero por mi amarre no puedo ir muy lejos— ¡Ayuda! —grito con todas mis fuerzas— por favor, déjenme salir. Cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad logo ver una puerta, camino con cuidado pero no llego a ella— no te preocupes, vamos a estar bien —paso mi mano en mi vientre.
Cansada de gritar me siento y comienzo a llorar.
—Por favor déjenme salir —digo sollozando— ¡Aaron! —grito no se que me hace pensar que va a escucharme si lo llamo.
—No a parado de gritar— escucho hablar a un hombre.
—¡Dejenme salir!
—Ya no la soporto.
—Vamos a hacer que se calle —me levanto al escuchar que quitan los seguros de la puerta, quiero correr pero no puedo zafar mi brazo, entran dos hombres me golpean lo único que hago es hacerme un bollito para proteger mi panza— quédate asi calladita o volveremos.
Tengo que haberme dormido, tratando de hacer que disminuya el dolor en mi cuerpo.
—Si es bonita —dice uno de los hombres cuando entra y se enciende la luz dejándome sin ver por un momento— ya se porque ese loco la quiere para él.
—Por favor, déjenme ir —me levanto lo mas rápido que puedo, les ruego llorando— yo no tengo plata, por favor.
—No bonita, —se acerca pero ya no puedo hacerme mas atrás mi espalda esta contra la pared— puede que no tengas dinero tu, —pasa su aspera mano por mi cara— pero tu novio si. —dice bajando su mano para tratar de tocar mis senos.
—No me toques hijo de puta —le doy un rodillazo en su entrepierna, haciéndolo caer de rodillas frente a mi, al verlo caer vuelvo a golpearlo con el pie.
—Mierda —dice el otro hombre— ¿Estas bien? —lo arrastra lejos de mi.
—Te crees muy mala. —se acerca otro y me da un golpe en el rostro haciéndome caer al suelo— no me gustan las putas rebeldes, te voy a enseñar como son las cosas —me da una patada en las piernas haciéndome gritar— y eso que no estoy cómodo para golpearte —lo veo acomodarse más cerca de mi cara.
—¡No! —dice el hombre que golpee cuando recupera el aire— no la lastimes más, la necesitamos para pedir el dinero y ya tiene unos buenos golpes —se pone en pie— dale el teléfono, cuando tengamos lo que queremos ya no será problema de nosotros si es arisca. Aunque tiene que ser muy buena en la cama —vuelve a tomarme del rostro y me toma una foto.
—Buenos días señor Williams... tenemos algo que le pertenece, acabo de enviarle una fotito... ya entiendo de donde este bombon a aprendido a decir esas palabras... bien si la quiere tiene que darnos cinco millones de dólares, en billetes sin marcar en un bolso negro que le dire donde dejarlo...
—Habla —me ordena, entregándome el teléfono— espera, tenemos que escuchar —coloca el alta voz.
—Aaron —comienzo a llorar en cuento lo nombro.
—Maia ¿Estas bien?
—Ven a buscarme, por favor —lloro— el bebé, me golpearon la panza.
—¿Qué bebé? —grita un hombre en la puerta— todos afuera ahora —vuelve a gritar.
Quitandome el teléfono.
—No Aaron, Aaron.
—Te dije que seria mia —le dice a Aaron.
ESTÁS LEYENDO
POR SIEMPRE A MI LADO (2da parte)
RomanceMaia se siente devastada al conocer el secreto que le ocultaban los Williams, sin darles oportunidad a explicaciones, huye de casa de Loretta. Desolada por haber puesto su corazon en manos de un hombre que con sus encanto la mantuvo cegada de lo que...