Capítulo 10

7.3K 690 230
                                    

El séptimo había salido de su casa algo más tranquilo puesto que su esposa (pronto ex) se lo tomó mejor de lo que esperó mientras que Hinata se había quedado sentada en su lugar procesando todo lo que había sucedido ese día, se levantó en busca de aire puesto que poco a poco sintió su pecho oprimirse, caminó hacia las escaleras comenzando a subirlas pero cada vez que subía un escalón más sentia la opresión más fuerte, en sus ojos el ardor se intensificó y se le hizo imposible retener las lágrimas, una sensación amarga, horrible se apoderó de ella a la vez que las gotas de cristal seguían cayendo abandonando sus preciosas cuencas opalinas, de repente sintió como la fuerza le faltaba logrando que sus piernas dejaran de responder cayendo al suelo arrodillada, llevó su mano izquierda a su boca para callar sus sollozos mientras que su mano derecha estaba en su pecho aferrandose a la tela de su ropaje, todo lo que había pasado en doce años al lado de su esposo se rompió en miles de pedazos, no sabía ni siquiera desde cuando la empezó a engañar pero no era masoquista; mientras menos detalles sepa de la infidelidad de Naruto para ella mejor, su corazón seguiría rompiéndose más y no sabía si sería lo suficientemente fuerte para seguir, de repente sus hijos aparecieron en su mente ¿cómo haría para explicarles el divorcio? Eran demasiado pequeños como para comprender algo así y sobretodo Boruto quien no sólo estaba decepcionado de su padre si no que también ella sabía que Naruto era su ídolo por más terco que fuese, soltó el aire que tenía en sus pulmones en forma de sollozo sintiéndose indefensa, quería gritar, llorar, y sobretodo reclamarle a su futuro ex esposo, negó con la cabeza repetidas veces como si eso fuera a borrar todo rastro de dolor pero lo empeoró, los sollozos ahora no podían ser callados, estaba entrando en una etapa de desesperación.

—¡Mamá!— Gritó una voz femenina, aquello logró sacarla de su transe para ver a una pequeña correr hacia ella y lanzarse a abrazarla intentando consolarla; lo había escuchado todo.

—Lo siento... Lo siento, lo siento, lo siento por mi...—

—¡No digas que fue tu culpa! No lo fue— Regañó estrechando a la mujer aún más entre sus brazos a la vez que cortaba la cercanía de sus cuerpos, no quería que todo cayera sobre los hombros de una mujer tan admirable como lo era la Hyuga.

—Si hubiese sido buena esposa... Si lo hubiese sido tu família no quedaría destruida.— La voz sonó entrecortada a la vez que apegaba con una mano a su cuerpo a la Uchiha quien ya estaba llorando ante toda la situación.

—Mamá... Mamá...— Llamó a Hinata intentando no sentirse triste pero era una situación verdaderamente dolorosa para ambas; puesto que Sarada estaba consciente de todo mas no se animó a hablar, una calidez al ser llamada de esa manera por la ojionix apareció apaciguando un poco el dolor de Hinata.

—N-No odies a Sakura-san por la infidelidad ni mucho menos... Estoy segura que te ama...— Dijo entre lágrimas.

—¿Qué Sakura qué?— La voz masculina de Sasuke resonó en la habitación.

Ambas sintieron como su sangre empezaba a congelarse, tanto Hinata como Sarada se abrazaron aún más entre ellas dirigiendo sus miradas hacia el poseedor del rinnegan, acababa de escuchar que la Haruno se atrevió a serle infiel y no sólo eso, tanto su princesa como la mujer que empezó a gustarle estaban en el suelo reconfortandose entre ellas con lágrimas en los ojos, sin quererlo su dõjutsu puro se activó asustando a las féminas quienes no sabían qué hacer, de golpe Hinata se levantó escondiendo a la chica detrás de ella con aire sobreprotector a pesar de que sus ojos seguían llorando por el sufrimiento que en ese momento llevaba, sólo por si las dudas activó su línea sucesora dándole a entender al masculino que no se atreviera a tocar a la pequeña cosa que a Sasuke le gustó, era valiente... Muy valiente, contuvo las ganas de sonreir mas la ira seguía allí.

—No se desquite con Naruto ni con Sakura— Dijo ya más calmada, su expresión estaba seria pero algo le llamó la atención al Uchiha... El precioso brillo que tenían esos ojos tan peculiares estaba extinto y no sólo eso... Su mejor amigo se había metido con la pelirrosa; era un estúpido después de todo.

—No me interesa con lo que haga de su vida, nunca la amé pero que sus estupideces lastimen a Sarada no pienso permitirlo, ahora no te metas, Hyuga.— Los ojos de la pequeña se abrieron por el shock de esas palabras... Ella había sido concedida sin amor...

—No sea cruel con sus palabras Sasuke-san.— Las venas de los costados de sus ojos desaparecieron y se apresuro a rodear con sus brazos a Sarada.

La pequeña se aferró a ella llorando aún más fuerte que antes pero no odiaria a su padre, de alguna manera lo sabía, su família jamás fue unida ni mucho menos cálida por lo que sospechaba de algo como eso por mas que su madre lo negara, no era una idiota; había heredado la perspicacia de su padre, de pronto dejó de sentir el suelo a sus pies puesto que la peliazul la había cargado entre sus brazos, pero fue arrebatada de las manos de Hinata por su padre, la mujer no puso objeción ya que sabía que el cariño de Sasuke le haría mejor que el de ella puesto que el pelinegro era su padre, los miró esbozando una sonrisa débil ya que la escena le causaba mucha ternura; jamás había visto de esa forma tan paternal al Uchiha, un agradable sentimiento se apoderó de su pecho apaciguando aún más el dolor que estaba sintiendo mas no lograba repararlo, de pronto sintió como un pequeño brazo la tomó jalandola en dirección al momento padre e hija, Sarada estaba abrazando con un brazo a Hinata mientras que con el otro a Sasuke, ambos adultos se sorprendieron por la acción mas no dijeron nada, la Hyuga parecía un tomate con patas... Sí... Uno de esos deliciosos tomates que le encantaban a los Uchiha.

—Es un hermoso momento familiar.— Se escuchó una tercera voz inrrumpiendo la escena.


Por otra parte; lejos de la aldea de Konoha se encontraba el hiperactivo rubio con una alegría que sólo él poseía.

—¡Estoy en casa dattebayo!— Exclamó el rubio con una sonrisa que irradiaba felicidad.

Por el marco de la puerta de una casa no tan grande apareció una mujer con un aura de tranquilidad, los ojos safiro del chico de cabellera dorada fueron a parar al pequeño que venía de la mano de la fémina, su sonrisa se ensanchó cuando lo vió intentando caminar hacía él balbuceando algunas palabras queriendo decir "papá", el rubio lo tomó entre sus brazos dandole un beso en su frente sintiéndose querido, hacia mucho había olvidado esa sensación y es que ese era el secreto... No amaba a Sakura ni a Hinata, estaba perdidamente enamorado de la mujer que tenía enfrente, la pelirrosa sólo era un señuelo puesto que él ya tenía su familia con su verdadero amor; uno que la chica le profesaba desde antes y que él gustoso había correspondido, no supo cuándo ni porqué pero la amaba... Ese era el amor de alguien como Naruto Uzumaki, uno tan puro que aparecía de la nada con notar leves detalles que nadie más lo hacía.

—Bienvenido a casa, cariño, nuestro hijo está felíz de verte—

New BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora