2 Jamie

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Salí de la biblioteca como cada tarde, no solo para estudiar y terminar mis deberes, sino para refugiarme de Logan y su banda de matones, dudo que ellos o el resto de los demás conozcan que hay una biblioteca, es raro ver a alguien que no es becado en la biblioteca.

Los riquillos de la escuela solo piensan en dinero, dinero y más dinero, cosas normales. Para los becados como yo, es estudiar y tratar de sobrevivir a los abusos de los demás, no soy pobre, pero tampoco soy rico, soy lo que la sociedad llama, clase media.

Gané una beca completa en el mejor internado, San Andrés. Grandes empresarios, políticos, y gente reconocida, estudió en este colegio, y espero ser una de esas personas muy pronto.

Camino rumbo a mi habitación, siempre con la mirada abajo, tratando de no ser notado por los demás, que no es muy difícil ya que solo piensan en sí mismos, sostengo mis libros y sigo mi rumbo, necesito descansar.

Compartía mi habitación con alguien, otro becado, pero tuvo que irse, el muy tonto se dejó llevar por la ambición y la aprobación de los demás, gastó dinero que no tenía, y fingió ser alguien que no es, descuidó  sus estudios y perdió la beca, dejó el internado esta mañana, solo vi cuando empezó a empacar, muy molesto, por cierto.

Lo bueno de todo esto, es que tendré la habitación para mí solo, al menos de que llegue otro becado, que es muy difícil que alguien logre entrar al internado. Llego a los dormitorios de hombres, que es un edificio muy grande como el resto de la escuela, escucho que hay un alboroto, pero no presto atención y sigo mi camino, llego a las escaleras del lado izquierdo y empiezo a subir, no tengo derecho a ocupar el elevador por ser becado, esas son las reglas.

El dormitorio está dividido, el primer piso son entretenimiento, sala de estudios, y la gran televisión, el segundo, tercero y cuarto son para los becados, según tu estado económico, del quinto al noveno es para los más ricos de la escuela, pero el décimo piso, es para los realmente ricos, cada quien tiene su habitación,  y solo son diez.

Llego a mi habitación, que se encuentra en el cuarto piso, lo que no es bastante malo, abro la puerta y entro, mi habitación es de color gris, una cama a cada lado, con un escritorio y un armario, una ventana al frente y un baño a lado. No me puedo quejar me gusta mi habitación y más ahora que solo será mía, el lado derecho es mío, y el lado izquierdo era de mi ex compañero.

Su lado se ve vacío, su cama tendida, sus paredes libres de posters y fotografías, su escritorio sin computadora y libros. En cambio mi lado tiene  fotografías, posters y un librero con la colección de mis libros favoritos. Mi lado siempre está ordenado, mi escritorio limpio, mi armario arreglado, y mi cama tendida. Dejo mi mochila sobre mi cama, saco un cambio de ropa de mi armario y entro al baño, sé que es ridículo cambiarse en el baño, pero estoy acostumbrado.

Entro al pequeño baño y me cambio el uniforme por un cómodo pantalón y una playera sencilla. Miro mi reflejo en el pequeño rectángulo del lavamanos y observo mi piel pálida, cabello rubio oscuro y ojos castaños claro, siempre he sido un chico muy delgaducho, lo que no me ayuda en momentos de defenderme.

Salgo del baño y tomo uno de mis libros favoritos, me recuesto en mi cama, y empiezo a leer, esta es mi rutina de siempre, levantarme, ir a clases, ir a la biblioteca y pasar el resto del día en mi habitación. No tengo muchos amigos, creo que no tengo ni uno, pero está bien, a veces los amigos solo son una distracción.

Alguien toca mi puerta, lo que me sorprende, porque nunca nadie viene a buscarme, me levanto de la cama y voy hacia la puerta, ¿Quién podría ser?

 

 

 

SOBREVIVIENDO (Prisioneros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora