16 Jamie

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Ángela me ayudo a levantarme, me sonríe tímidamente y le devolví la sonrisa.

-         Chicos – dijo Austin.

Volteamos verlo, nos daba la espalda. Mark estaba levantado, con el cuello desgarrado, la cabeza inclinada a un lado, sosteniéndose con el poco musculo que le quedaba en el cuello, abrió la boca con un gemido, sus ojos grises y perdidos nos observaba, de su boca comenzó a salir la sangre negra y espesa. Comenzó a caminar y luego a correr hacia Austin. El logro esquivarlo y nosotros hicimos lo mismo, Mark lo siguió hasta uno de los pasillo entre los  libreros, Austin cayo y Mark se fue acercando, Austin solo se arrastraba hacia tras hasta topar con la pared, reaccione y fui junto a uno de los libreros, comencé a empujar para que cayeran pero no tenía mucha fuerza.

-         Ángela – Grite – ayúdame.

Ángela corrió a mi lado y comenzó a empujar, se escuchó el chirrido del gran librero moverse, luego los libros caerse y al final, el librero se vino abajo, tirando al de junto y luego al otro, como fichas de dominó, hasta que Mark quedo sepultado.

Corrimos junto Austin, estaba pálido y sudado. La mano de Mark sobresalía de los libreros, y un gran charco de sangre empezaba a salir, Austin se levantó y camino lejos de ahí.

Yo le seguí, pero luego vimos el cuerpo de Rebeca tirado, con un trozo de madera atravesada en la cabeza.

-         Gracias chicos – dijo Austin.

No supe que más decir, dos alumnos más intentaron comernos, y dos alumnos más murieron. ¿Por qué no viene la ayuda? Termine exhausto y me senté en la mesa más alejada de los cuerpos de Rebeca y Mark, coloque mi cabeza sobre mis brazos, y cerré los ojos, pero no podía ni descansar, era como si tuviera mucha energía aun.

-         Es la adrenalina – dijo Ángela junto de mi – no te deja descansar.

-         Gracias – dije tímidamente – me salvaste.

-         Tu harías lo mismo por cualquiera – dijo un poco sonrojada – debemos estar unidos.

Yo sonreí por imitar mi anterior comentario. De alguna forma, sujete su mano, y no deje de verla, ella se sonrojo y después de reaccionar la solté muy sonrojado.

Austin se sentó junto a nosotros, nadie decía nada, todos estábamos sucumbidos al silencio, pero no era un silencio total, siempre se escuchaban los gruñidos y gemidos de afuera, constantemente, sin parar.

-         Estoy harto – dijo Austin molesto y asustándonos.

Se levantó y camino hacia las ventanas, pego su frente en el cristal y cerro sus ojos, me levante y me pare junto a él.

-         ¿Te encuentras bien? – pregunte.

-         No – dijo – nada está bien.

-         Debemos tranquilizarnos, la ayuda vendrá.

-         ¿Y si no? – susurro y me miro.

Me encogí de hombros, no sabía la respuesta, pero si no vendría la ayuda este sería el fin.

-         Solo me pregunto ¿cómo empezó esto? – pregunte, mirando a los alumnos, caminando, comiéndose los restos de alguien.

-         Leo Smith – Dijo Austin.

-         ¿Qué? – lo mire.

-         Llego esta mañana, se fue unos días por que su padre había muerto. Su padre es Comandante Militar de las fuerzas de Rusia – Explico – llego muy triste, supe que traía fiebre y que se desmallo, lo llevaron a la enfermería.

-         ¿Crees que el…? - no termine la pregunta.

-         Eso creo – dijo – Mark dijo, que estaba en clases, y que el maestro fue llamado por la enfermera, después todo inicio.

-         No puede ser coincidencia – dije y mire por la ventana – pero el ¿Cómo se infectó?

Ambos nos quedamos en silencio, eran muchas preguntas, y pocas respuestas, lo único que quería saber, era ¿Cuándo saldremos de aquí?

-         Mira – dijo Austin señalando más allá de los jardines – todos caminan hacia haya.

Mire y era cierto, caminaban hacia el gimnasio, podía ver a dos sombras pelear con los alumnos, traían palos o algo, y corrían a toda prisa.

Hasta que reconocí a uno de ellos

-         ¡Es Matt! – grite.

Si era el, traía puesto unos pants y una camiseta, estaba manchado de sangre y traía un palo de golf, luego reconocí a su acompañante, era Logan, su cabellera pelirroja sobresalía. Su uniforme estaba igual de manchado.

-         Están locos – dijo Ángela junto a mí, no note su presencia.

-         Totalmente – dijo Austin.

-         Espera, ¿No es Matt Taylor? – pregunto Ángela.

¿Matt Taylor? Me sonaba el nombre, no, el apellido. ¿Quién no conoce el apellido Taylor? ¡Claro! de ahí se me hacía familiar, es hijo de Michael Taylor. ¿Pero, porque me dijo que era becado? ¿Por qué mentir?

-         Sí, es Matt Taylor – contesto Austin – aun que me lo negó cuando le pregunte.

Incluso le mintió a alguien igual de rico que él, ¿Por qué?

-         ¿No compartías piso con él? – pregunto Ángela.

-         No, me dijo que estaba en el cuarto piso.

Ambos me observaron, yo seguía viendo como corría junto con Logan. Corrían y golpeaban.

-         Es mi compañero de habitación – dije.

SOBREVIVIENDO (Prisioneros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora