Un sonido chirriante me molestaba, mierda, ¿Qué hora era? ¿Qué era ese sonido? Después recordé todo. Yo llegando al mismísimo infierno, mi padre dejándome solo, nada raro en eso, chicos con atuendos horribles mirándome, unos gemelos, uno bueno y otro malo, o estúpido diría yo.
Estaba en San Andrés, mierda, lo había conseguido, al fin lo había conseguido, enfurecer tanto a mi padre para que me mandara al internado.
El sonido me desesperó, y comprendí, era una alarma.
- Mierda, Jamie – dije a mi compañero de habitación – apaga esa cosa.
Puse una almohada en mi cabeza, y el sonido paró, escuché al rubio levantarse y entrar al baño, después de eso, creo volví a dormir. Hasta que Jamie me despertó.
- Vamos Matt – decía moviéndome – es tu primer día de clases levántate.
Lance un gruñido, pero él seguía molestando, al final me levante como un zombie, entre al baño y me di una ducha, me coloque el uniforme de prisionero, y salí del cuarto de baño.
Jamie guardaba sus cosas en su mochila, el uniforme del chico parecía viejo, gastado, pero portándolo de la forma indicada no se notaba. Mi estómago gruñó, lo que indicaba hora del desayuno.
- Vallamos a la cafetería - dije tomando mi mochila
- No, ya es tarde – dijo sin dejar de guardar sus libros - ¿Qué clase tienes primero?
- Historia – dije con aburrimiento y molestia – tengo hambre.
- Bien, a mí también me toca esa clase – dijo, por su tono supuse que eso le molestaba.
- Bueno comamos, no podemos estudiar sin comida en el estómago.
Al final lo convencí para ir a la cafetería, solo con la condición de no ocupar el elevador. Este chico sí que tomaba enserio a los más altos en el poder. Pero yo no, tomamos las escaleras, solo para que Jamie no se sintiera incomodo, varios chicos subían y bajaban, se me quedaban viendo y yo solo los ignoraba.
Llegamos a la cafetería, y al abrir la puerta, fue lo mismo, unos se callaron otros murmuraban hacía mí, idiotas, caminé hacia la barra de comida y Jamie tomó dos bandejas. El chico comería hoy, qué bien. Tomé fruta, cereal, y café, amo el café. Tomé dos vasos ya que uno nunca es suficiente.
Jamie solo tomó un plato de cereal.
- Oye, eso es muy poco – dije
- Es para lo que me alcanza – dijo un poco avergonzado
- Bueno yo invito – dije y puse más comida en su bandeja.
- ¿Qué?- me miró horrorizado, como si lo que estuviera haciendo fuera un crimen.
- Ya te dije, yo invito – dije y tomé su bandeja para pagar.
- Ayer me invitaste la comida y hoy el desayuno – eso parecía molestarle, o avergonzarle.
- No te preocupes, además nunca se sabe cuándo será tu última comida.
Cuando terminé de pagar ambas comidas, fuimos a una mesa muy apartada de los demás, comimos en silencio, no porque yo lo quisiera, pero Jamie no dejaba de verme, con esa cara de sospecha.
- Deja de verme – dije con un bocado – me pones incomodo
- Lo siento – dijo y se apresuró a comer – es solo que, ¿cómo puedes gastar tanto dinero?
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SOBREVIVIENDO (Prisioneros)
Science FictionInstituto San Andrés, la escuela más prestigiosa de toda Europa. Grandes instalaciones, buenos maestros y grandes áreas verdes. Eso es lo que decía el folleto, lo que no tomo en cuenta el colegio es una probable invasión zombie. Dejando a mis amigos...