Había pasado todo un día y Danielle, seguía temblando, con escalofríos y las mejillas igual o más ruborizadas que cuando la dejó Nicholas. Era viernes por la mañana, seguía en la cama en pijamas y despeinada cuando el protagonista de sus pensamientos (y sueños de la noche anterior) llamó, como si supiera que pensaba en él...-Hola... -saludó Danielle, esperando escucharlo
Pero Nicholas, permaneció en silencio, quería oírla para intentar descifrar si estaría furiosa después del impulsivo y no planeado beso
-¿Cómo estuvo su vuelo? –preguntó para que le hablara.
-Aburrido y largo
-¿La reservación está bien? ¿Necesita que busque otra?Se apresuró a adoptar su careta "profesional" y centrar la llamada en el trabajo, por favor, quería hablar de trabajo ya que no sabía que decir sobre la otra noche, seguía reviviendo el momento...
-Lo que necesito ahora mismo es... -hizo una pausa a propósito-..., es saber cómo te sientes. Me importa una mierda la habitación de hotel, ni siquiera he llegado, el tráfico es tan espantoso como en casa –protesta con calma, realmente le daba lo mismo el tráfico, solo quería escucharla.
-Bueno ya estoy mejor, así que si desea que haga algo por usted estoy más que lista para volver al trabajo
-No
-¿No? –repitió confundida, removiéndose en la cama ya le había dicho que estaba bien ¿qué más quería que dijera?
-Quiero que olvides el trabajo por un momento y me hables honestamente ¿está claro?
-Sí... -susurró nerviosa
-Y quiero que sepas que no me gustó para nada enterarme que esto te ha sucedido antes y que yo he sido tan idiota como para no prestarte la suficiente atención
-En realidad no tendrías porqué prestarme atención a mí, solo a mi trabajoDe pronto se sintió extraña, la intención de Nicholas, no era mala, pero le supo a demasiada preocupación, le estaba dando demasiada importancia y no le gustaba hacia donde se dirigía
-Responde –ordenó con calma, aunque no estuviera calmado, más bien estaba inquieto dentro del taxi demasiado aromatizado
-Bien..., las náuseas ya se acabaron y mi rostro comienza a tener su color habitual
-¿Y el malestar que te hacía moverte con lentitud?
-Aun lo..., tengo -susurró sorprendida por lo observador que se mostraba
-Danielle ¡me estás mintiendo! Aun te sientes mal –alzo la voz enfadado
-Estoy bien –insistió
-Escucha, la compañía tiene un buen seguro de salud para los empleados, no solo en caso de accidentes y quiero que lo uses, quiero que te mejores, no que solo esperes a que pase
-No es necesario que te preocupes, para el lunes estaré como nueva Nicholas –le asegura con una tremenda sonrisa, agradecida por sus buenas intenciones
-Pero lo hago
-Son las 9 de la noche por ese lado del mundo, creo que deberías descansar y acostumbrarte a la zona horaria –cambia de tema, ya le había dado demasiada importancia.
-Así que así será -suspira agotado por el largo viaje-. El lunes te quiero a primera hora en la oficina de Tamara, vas a firmar tu contrato indefinido. Nadie te va a sacar de mi lado
-¿Ya no estoy a prueba? –preguntó emocionada
-Claro que no, hace bastante que dejé de ponerte a prueba
-Muchas gracias Nicholas, esto es muy importante para mi..., es algo estable
-El trabajo es tuyo –susurra con esa voz aterciopelada que conseguía que Danielle, se derritiera un poquito al oírla
-Gracias, gracias, gracias –repitió con una risita, acababa de alegrarle la mañana tremendamente, bueno no solo la mañana.
-Espero que sigas así de emocionada cuando regrese
-¡Por supuesto! La sonrisa tonta no se irá de mi rostro en mucho tiempo
-Tu sonrisa no tiene nada de tonta –volvía don seriedad
-Bueno gracias, pero dime ¿hay algo que necesites? Quiero hacer algo por ti –y lo decía muy en serio.
-Piensa en mí...Su voz seguía estoica, seria y confiada, hablaba muy en serio y eso congeló a Danielle, porque ¿qué se podía decir a eso? Era su jefe después de todo, aunque habían compartido un beso que digámoslo así, seguía fresco en los labios de ambos..., y en los pensamientos en repetición
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Porque YO lo digo
RomanceÉl es Nicholas Allen, el denominado demonio al mando. Ninguna asistente consigue superar el mes. Ninguna lo soporta. Desfilan como si de una pasarela se tratara. Y lo intentó con varones, pero resultó un completo desastre. Hasta que ella llegó. Dan...