Ya había pasado más de una semana desde que Nicholas, estaba en Japón y Danielle, comenzaba a acostumbrarse a sus llamadas fuera de horario, de hecho le gustaban, a veces fingía olvidar lo que tenía que decir y simplemente le preguntaba por su día y la sensación que le producía era reconfortante. Pero esa noche recibió una llamada desde un número desconocido a su celular, no revelaba nada, solo aparecía la palabra "privado" en la pantalla. Acababa de acostarse después de haber accedido a tener una cita con Cameron, necesitaba acompañante para una de esas fiestas refinadas y agotadoras, le dolían las mejillas de tanto sonreír, aunque seguía firme en su postura, por más que intentara besarla o hablarle lindo seguía pensándolo...Resignada a que si no contestaba ahora su celular seguiría sonando, aclaró su garganta y le dio a contestar...
-¿Hola?
-Hola Dani, es Nicholas -saludó con algo parecido al entusiasmo-. Lamento molestarte tan tarde pero necesito un favor –anunció con la más suave y seductora de las voces.
-Señor Allen... -murmuró sentándose en la cama-. ¿Qué puedo hacer por usted?
-Dejar de llamarme "señor" para comenzar –le recuerda con voz relajada
-Lo siento, Nicholas, estoy medio dormida –se disculpa con una risita
-Así está mucho mejor
-Bueno ¿en qué te puedo ayudar? –rápidamente redirige la conversación, no sabía si era su mente jugando con ella o Nicholas, intentando lanzar frases en doble sentido
-Necesito un favor gigante, tengo que acceder a unos archivos importantísimos del disco duro externo en mi oficina –comienza a explicar
-¿Quieres que te lo envíe por correspondencia? –sugirió soltando un silencioso bostezo
-No confío en nadie para hacer eso, es información muuuy valiosa
-¿Cómo te ayudo entonces? –pregunta preocupada
-¿Por qué no me lo traes tú? –sugiere con voz melosa, intentando hacer que viaje de una vez a Japón
-¿Yo...? Pero el pasaporte... -tartamudea ruborizada por su mente sucia justo en ese momento
-¿Hasta cuándo tendremos ese problemita? –gruñe fingiendo molestia
-Si lo saqué, lo prometo, pero aun no voy a retirarlo..., lo olvidé por completo, lo siento... -susurra avergonzada
-Vas a tener que escribir en todas las hojas de esa agenda fea que "VAS DONDE VAYA EL JEFE" Aunque me tengas que seguir al baño ¿Cómo hago que lo entiendas, Dani?
-Lo lamento... -hace un puchero inconsciente, cambiando su voz a una algo más mimada...
-Vaya..., te perdono –suspira ruidosamente imaginándose el puchero
-Mañana mismo lo resuelvo, lo prometo –insiste sintiéndose culpable, realmente había olvidado por completo el tema del pasaporte
-¿Por qué le haces el quite?
-¿Al trabajo? Nunca –responde evitando el tema
-Hablo de venir a Japón –le repite y contra todo pronóstico suelta una risita de lo más tierna para provenir de él
-Ya respondí eso hace una semana
-Pero no fuiste completamente sincera
-Me intimidas -confiesa-. No quiero decir o hacer algo tonto mientras paso casi 14 horas sentada a tu lado –suelta el aire con brusquedad, ya lo había dicho
-Puede que necesite escuchar alguna bobada para no volverme loco
-Puede..., pero ya, dime qué favor necesitas de mí
-¡Uh! No vuelvas a decir eso –y esa voz seductora estaba de regreso. Sí, el doble sentido estaba en ambos.
-¿Decir, qué? –lo provoca a propósito.
-Olvídalo -sonríe para sí mismo-. Volviendo a ese favor y ya que no puedes viajar a Japón, voy a necesitar que vayas a la oficina, ahora, es el único modo en que puedo acceder a esos archivos, con mi computador encendido
-¡Pero es la una de la madrugada! –suelta para nada contenta con tener que vestirse y salir a la calle a esa hora
-Lo sé y no quiero que te pongas en peligro, pero es realmente muy importante, tengo una reunión con Kobayashi, en unas horas y necesito prepararme, las cosas van mucho más rápido de lo que esperaba, pronto estaremos firmando un contrato preliminar.
-Está bien..., voy a pedir un uber o un taxi –se resignó a tener que levantarse
-No, no, voy a enviar a mi chofer a recogerte y arreglaré todo para que el guardia te espere en la entrada del edificio
-Yo soy la asistente, puedo hacer eso –protesta incómoda con la situación de él haciendo cosas por ella
-Yo lo hago –gruñó.
-De acuerdo y ¿qué tengo que hacer exactamente?
-Encender la computadora, te daré la contraseña cuando estés allí –dijo automáticamente
-Si hubieses llamado un minuto más tarde las cosas serían diferentes, estoy agotada –comenta dirigiéndose al armario por unos jeans
-Lamento tener que hacerte salir de la cama, pero a cambio de este favor mañana tendrás el día libre, y es viernes, todos ganamos
-¿Estás seguro? Puedo ir de todos modos, solo tendré ojeras horrendas –comenta imaginando las bolsas grises bajo sus ojos
-Nada en ti es horrendo –dice muy convencido de ello
-...gracias –susurra ruborizada
-Te llamaré en 30 minutos, prepárate para salir
-Sí señor
-Y allí estás otra vez –ríe negando con la cabeza y cuelga.
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Porque YO lo digo
RomanceÉl es Nicholas Allen, el denominado demonio al mando. Ninguna asistente consigue superar el mes. Ninguna lo soporta. Desfilan como si de una pasarela se tratara. Y lo intentó con varones, pero resultó un completo desastre. Hasta que ella llegó. Dan...