Lunes 10 de Diciembre-¡No vuelvas a cerrarme la puerta en la cara!
El fuerte portazo que dio Nicholas, acompañado con su grito al entrar en la sala de descanso hizo que Danielle, fallara en agregar el agua caliente a su taza salpicando la barra y un poco de su ropa.
-Buenos días a usted también señor Allen –murmuró cuadrando la espalda preparándose para lo que seguía, no iba a ceder en esto la amenazó y ella "asumió las consecuencias".
-Corta esa mierda y mírame a la cara cuando me hablas, no seas groseraContando hasta cinco mentalmente Danielle, dejó el hervidor sobre la barra y tratando de estar calmada se giró hacia él, lo observó en silencio, iba como siempre impecable, salvo que no se había rasurado y eso lo volvía una maldita tentación.
-Disculpe mi falta de educación señor ¿qué puedo hacer por usted? –preguntó absolutamente seria
-Te debo una explicación
-No, no me debe nada está todo bastante claro –autocontrol, estaba intentando no darle un golpe en esa engreída y atractiva cara
-Danielle, no compliques las cosas, todo lo que hice es por tú culpa, si hubieras aceptado las cosas serían muy distintas ahora
-No me culpes por tus decisiones ¡tienes cara! Un matrimonio basado en mentiras está destinado al fracaso
-No vas a ceder nunca ¿verdad?
-Ya di mis motivos y sigo pensando igual, lo lamento si no te sirvo pero mis principios no me permiten mentirle a la gente, menos por dinero..., es muy bajo
-¿Y por mí? –la pregunta salió tan pronto como ella dejó de hablar
-...por nadieLo dudó y mintió, haría muchas cosas por él, pero este engaño era terrible, al borde de lo ilegal y sin escrúpulos... ¿a qué clase de persona no le importa con quién se casa? La iba a meter en su casa, en sus cosas, en todo y no la conoce, es una completa extraña y todo solo por poder, dinero, ambición, porque no quiere depender de nadie, porque no se atreve a arriesgarse
-¡Eres insoportable! ¡Odiosa! -gritó furioso, volvía a ser el endemoniado que hace meses no veía levantando la voz cuando escuchaba algo que no aprobaba.
-Cuidado con los insultos señor Allen, son armas de doble filo –eso dolió
-Te quiero en mi despacho en 2 minutos, aún tenemos que planear el puto viaje a Japón
-Ya envié el itinerario y la fecha. Está todo listo
-¡Dos minutos! ¿Qué estás sorda? –la fulminó con la mirada
-Creo que el problema es que escuchas solo lo que te conviene, y no, no estoy sorda, escucho todo lo que dices..., y tengo buena memoria
-BastaLa señaló con el índice advirtiéndole que no quería oír más y luego se marchó echando humo por los oídos. En cuanto a Danielle, se mordió la lengua para no dejar salir toda la rabia que estaba sintiendo con su actitud, en silencio lo fulminó con la mirada mientras dejaba la sala, estaba conteniendo las ganas de llorar y gritar que le provocó. Seguía intentando hacerla cambiar pese a que ya no tenía marcha atrás él, jamás admitiría ante sus padres que les está mintiendo con el matrimonio, ya les presentó a Frida, como su prometida, ya estaba atrapado..., estaba hecho
Tiró el té, lavó su taza y se dirigió al despacho junto a una copia del itinerario que había hecho para sus días en Japón y la disponibilidad de Kobayashi. No tocó a la puerta solo entró creyendo que estaría solo, pero no fue así, la sexy pelirroja que tiene por amiga estaba de pie frente al escritorio de brazos cruzados a la espera de una contestación. Nicholas, por supuesto que estaba con la misma expresión de amargado de hace unos instantes atrás
-Lo siento, regreso más tarde
Se apresuró a girar para salir de allí, no quería ni le interesaba escuchar aquello.
-No. Entra y acércate
Le ordenó Nicholas, sin apartar su mirada asesina de Vanessa. Siguiendo sus órdenes Danielle, soltó la manilla, dio media vuelta y se acercó hasta el escritorio guardando las distancias de aquella mujer deteniéndose dos pasos detrás.
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Porque YO lo digo
RomanceÉl es Nicholas Allen, el denominado demonio al mando. Ninguna asistente consigue superar el mes. Ninguna lo soporta. Desfilan como si de una pasarela se tratara. Y lo intentó con varones, pero resultó un completo desastre. Hasta que ella llegó. Dan...