CAPÍTULO 36: "El primer día"

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Martes 20 de noviembre


   Y así comenzó su regreso al trabajo corriendo por el apartamento para conseguir estar lista en solo ¡15 minutos! Cuando solo el poder dominar sus risos rebeldes le toma 10. En cuanto su cabello estuvo presentable volvió a ponerse la muñequera para luego ir a su habitación a buscar un traje, esta mañana más que nunca quería verse bien, así que tomó uno de sus trajes preferidos y se vistió a toda prisa, se maquilló un poco, lo que pudo considerando que aún no podía con el delineador, se calzó sus tacones negros, su abrigo a juego y salió hecha una bala, no quería hacer esperar a Nicholas, más de la cuenta y no porque lo detestara, quería estar con él, para asegurarse que la noche anterior fue real, el hombre detrás de esa actitud fría, temperamental y altanera también era alguien cariñoso y un poco loco..., y necesitaba que fuera antes de llegar a la oficina   

Al llegar a la entrada y atravesar la puerta lo vio apoyado en su auto contra la puerta del copiloto mirando su reloj, estaba impaciente y con esa arruga perpetua en su frente, al parecer no solo ella estaba impaciente...

-Nicholas

Lo llamó para captar su atención y su mirada, él, levantó la mirada de golpe y la arruga en su frente desapareció en un segundo, fue reemplazada por una sonrisa nunca antes vista en público.

Manteniendo la alegría de verla se acercó a Danielle, y siguiendo con su impulso le sostuvo el rostro con sutileza y la besó impaciente mientras que gente transitaba a su alrededor de camino a sus trabajos

-Hola... -susurró Danielle, sin aliento
-Puntual como siempre señorita Ross
-Tengo un jefe impaciente, no quiero hacerlo esperar más de la cuenta
-Respuesta correcta –volvió a besarla antes de guiarla al auto
-¿Dormiste bien?
-Sí, hasta que me di cuenta que ya no estabas conmigo
-Tenía que regresar, necesitaba una ducha y ropa apropiada para el trabajo
-Yo tengo ducha..., y la ropa podríamos haberla obviado...
-¿Y asistir a la oficina en una toalla?
-Bueno..., te ves increíble en toalla, eso lo puedo asegurar –afirma don seriedad

Ruborizada y con una sonrisita cómplice Danielle, subió al auto y se acomodó en el deportivo lujoso de Nicholas, mientras lo observaba dar la vuelta para tomar su lugar frente al volante.

-¿Siempre sales a esta hora de tu apartamento?
-A las 6:30am, sí ¿Por qué?
-Aún está algo oscuro, es peligroso
-Tranquilo que como ves hay bastante gente transitando a esta hora –señala a través de su ventana
-No es suficiente –insiste hablando muy en serio
-Nicholas, no te preocupes tendré cuidado, además Leo, ya debe haber hecho la denuncia
-Me preocupo y no me pidas que deje de hacerlo –espetó conteniendo su enojo
-Yo no..., lo siento..., no quise pasar a llevar tu preocupación es solo que..., es algo que hago a diario y..., lo siento... -suspiró apenada, no sabía que decir
-No, no, no así no funcionan las cosas si tienes algo que decir me lo dices, no importa lo que sea, quiero saberlo todo
-Mandón
-Lo soy, acostúmbrate –dijo don seriedad

Danielle sintió una sensación de calidez en el pecho difícil de ignorar y regalándole una sonrisa ante su preocupación no dijo más, simplemente extendió su mano para tocar la de Nicholas, sobre la palanca de cambios, no se acostumbraba a que quisiera cuidarla.

-Me gusta el pañuelito en tu cuello ¿es nuevo? –comentó luego de unos tranquilos minutos en silencio
-No, pero es..., necesario
-¿Mucho frío? Puedo subirle a la calefacción
-No te hagas el inocente
-Quiero verlo, déjame ver –extendió la mano para intentar alcanzar el pañuelo

Divertida lo observó detenerse en el siguiente semáforo para poder girarse con una sonrisa contenida bailando en sus labios, estaba para comérselo, ansioso por ver su hazaña, así que no le quedó más remedio que aflojar el pañuelo y dejar al descubierto la marca que le había dejado en el cuello la noche anterior, una de las marcas que le había hecho...

Porque YO lo digoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora