-¿Te fuiste de fiesta un domingo?Eso fue lo primero que preguntó Frida, al ver a Danielle, sentada en su escritorio muy quieta y con los ojos cerrados, estaba pálida como el papel y con ojeras tan oscuras que se notaban desde recepción.
-¡No lo puedo creer!
Chilló al no obtener respuesta
-¿Fue con Cameron?
Le preguntó casi con emoción, aunque solo era entusiasmo por saber un nuevo chisme, pero solo provocó que Danielle, levantara la vista de golpe y le lanzara rayos por los ojos
-No lo vuelvas a nombrar, no quiero saber nada de él, en todo lo que me queda de vida
Danielle, nunca había estado tan molesta furiosa con alguien como lo estaba con Cameron..., bueno si, con una persona, su madre. Pero eso era un caso aparte. Ahora que comenzaba a salir de su estado de shock la ira apareció al instante. Pero su dura expresión no duró mucho, rápidamente cambió al notar la sorpresa en el rostro de Frida, su rostro estaba al descubierto
-Mierda ¿quién te pegó? –preguntó observando el moretón junto a su ojo izquierdo
-No molestes –murmuró intentando evitar su mirada
-¿No me digas que fue Cameron? –abrió mucho los ojos al notar la mueca que hizo Danielle, al escuchar ese nombre
-Frida..., no quiero hablar, me..., me siento mal... -pidió conteniendo una arcada
-Ay no, ve al baño, vamos ¡levántate! –gritó dramatizando
-Aléjate..., tu perfume me revuelve el estómago
-Dani, ve al baño, estás amarilla de tanto contener las ganas
-Solo serán unos minutos –promete levantándose de su silla
-No necesito explicaciones, te ves terribleCon cuidado se alejó de su escritorio y caminó hacia el baño, tomaba pequeñas respiraciones para evitar vomitar, pero no pudo más y se encerró en el primer cubículo a su paso para dejar salir todo. Ella no era de las que bebían al extremo de quedar inconscientes y no recordar nada, sabía lo que había hecho, pero si se le pasó un poco la mano
Cuarenta minutos más tarde Frida, llegó con un té de manzanilla, la observó sorprendida, Danielle, estaba frente al espejo, sin la chaqueta del traje, igual de pálida. Intentaba hacer que bajara el dolor en su rostro poniéndose agua fría con cautela, le dolía mucho.
-No puedo creer que te haya hecho eso, él..., se veía bastante decente –comenta muy en serio
-Creo que nos equivocamos... -se giró hacia Frida
-Bebe un poco, según internet la manzanilla es buena para los malestares
-Gracias Frida...
-¿La muñeca también fue obra del violento?
-¿Qué?Confundida observó su muñeca al descubierto y si, tenía marcados los dedos del imbécil. No lo había notado, así que su reacción instantánea fue tirar de su blusa para cubrir
-No te escondas, no es necesario
-Yo..., me siento..., avergonzada –confesó con la respiración acelerada
-No ¿Por qué?
-Por haber permitido que me hiciera esto en la caraCon los ojos llenos de lágrimas, volvió a poner su mano con un poco de agua fría sobre su rostro, conteniéndose, no quería volver a llorar por él
-¡Frida!
Sintieron la voz de Tamara, antes de verla entrar en el baño
-Frida, aquí estas -le lanzó una mirada severa-. El teléfono no deja de sonar en tu escritorio, ve enseguida, por favor
-CorroY antes que el regaño fuera peor salió del baño y las dejó a solas.
-Danielle
-Solo un minuto, ya regreso a mi escritorio –le aseguró, pero su expresión era preocupante
-¿Qué pasa?
-Nada, nada..., yo...
-Tranquila, toma tu tiempo –le sonrió con amabilidad y preocupación
-Gracias
ESTÁS LEYENDO
Porque YO lo digo
RomanceÉl es Nicholas Allen, el denominado demonio al mando. Ninguna asistente consigue superar el mes. Ninguna lo soporta. Desfilan como si de una pasarela se tratara. Y lo intentó con varones, pero resultó un completo desastre. Hasta que ella llegó. Dan...