La casa celeste

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Julieta me miraba fijamente como queriendo descifrar mis pensamientos.

- Que por vos me baje del tren- solté suavemente.
- ¡Sos terrible eh!- respondió sonriendo - No te creo nada pero un poco bien me caes. Además no se como voy a viajar si me robaron la billetera. Asi que podes venir solo si prometes no volver a decir esas boludeses.
- Prometo cerrar el orto- expresé.

Nos dirigiamos a una parada de colectivo cuando en el celular de la morocha sonó nuevamente "mientras fumo". Y aunque nuestra charla venía siendo bastante divertida, su sonrisa se borró.
Atendió el llamado y soltó un "hola", su voz sonaba bastante preocupada.

- Lucas, ya te dije que estoy yendo. Quedate tranquilo que en un rato estoy ahí- dijo para luego de unos breves segundos cortar.

Luego de esa llamada no volvió a hablar, tenía la mirada un poco triste. Mi teoría de que una mujer tan hermosa no podía estar sola comenzaba a reafirmarse luego de ese llamado. Aunque no me atrevi a preguntar. Ni siquiera sabía a donde estabamos yendo. Yo simplemente caminaba junto a ella.

Llegamos a la parada y encendí un cigarrillo el cual le ofrecí.

-¿A donde estamos yendo?
-A Villa Martelli
-Ah, pense que vivías en Capital con tu papá
-Vivo sola, igual no vamos a mi casa- respondió sin siquiera mirarme.
- ¿Y entonces a donde estamos yendo?
- A Villa Martelli
- Ya entendí eso pero ¿a que?
- Ese ya no es tu asunto Tomás- respondio con una leve sonrisa- Vamos a tomar el colectivo y cuando yo me baje vos te vas a ir a tu casa o a donde sea que vayas.
- ¿Osea qué me estas usando para que te pague el pasaje?- pregunté riendo.
- Digamos que me estas devolviendo el favor
-¿Cuál favor?
- El de no contarle a mi viejo que lo queres ver caer desde la altura
- Hacemos lo que vos digas

Julieta rió y a los pocos segundos ya estabamos arriba del colectivo.
El viaje fue corto, en menos de 20 minutos bajamos cuando vuelve a sonar el celular de la morocha.
Esta vez mira la pantalla y corta.

-Que buen gusto tu tono de llamada.
-¿Eso es ironía?- Preguntó seria.
-No, posta te digo. Me re gusta ese tema.
-Si, a mi me encanta. Bueno gracias por acompañarme hasta aca. Ahora sigo sola.
-¿Estas segura?
-Si, muy segura- dijo riéndose.
-Bueno podrías pasarme tu número por si necesitas algo capaz te puedo ayudar.
-Mmm no, eso no va a pasar.
-¿ Y por qué no?
-No me gusta que los empleados de mi viejo tengan mi número.
-Ah pero si es por eso ya mismo renuncio.
-Chau, gracias por todo Tomás- respondió para luego marcharse dejandome con las palabras en la boca.

Camine algunas cuadras hasta un kiosco donde paré a comprar cigarrillos. Me quede mirando las casas mientras esperaba que la viejita del kiosco me diera el vuelto. Este barrio se me hacía conocido hasta que recordé que Chulu, una amigo al cual no veo hace mucho tiempo, vive por ahí.

Recibí el vuelto en el kiosco y decidí pasar a saludarlo, quizás fumar un rato.
Al llegar lo encontre en la vereda tomando birra. Mi buen amigo no había cambiado.
Pasamos algunas horas sentados en la vereda tomando, le conté la loca historia de como me encontre con la hija de mi jefe en el tren y es que no podía sacarmela de la cabeza.
Gire mi cabeza para mirar hacia la esquina y veo a Julieta saliendo lentamente de una casa. Rápidamente me levanto del suelo.

-Chulu ¿Quién vive en esa casa?
-¿En la celeste? Un pibe medio loquito
-¿Y esa piba quien es? ¿La conoces?
-No ni idea, debe ser la novia. Alto caramelito se come, no es ningún boludo.
-Che yo me tengo que ir despues hablamos amigo- dije sin despegar mis ojos de Julieta, Chulu respondió con un choque de manos y yo me dirigí directamente hacia Julieta.

Ella se encontraba parada en la vereda con su rostro empapado en lágrimas y su mirada fija en la casa celeste. No notó mi presencia hasta que hable.

-Parece que estamos destinados a cruzarnos hoy- expresé ofreciendole un pañuelo para secar sus lágrimas.

Yo te ví en un tren (C.R.O - Cazzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora