La chica de mis sueños

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-Y esa noche despues de pasear toda la tarde por los shoppings de Londres terminé en una fiesta tomando champagne con Orlando Bloom- presumió Bruno ante Julieta.

Sé que está disfrutando de esta situación, no lo juzgo yo también lo haría.
Eso no quita que tenga ganas de partirle la nariz con un ladrillo.

Suspiro y continúo colocando cemento a la pared con mi compañero mientras ellos ríen junto a la piscina.
Él le cuenta sobre sus viajes caros y ella lo escucha maravillada.
¿De verdad se impresiona con este cheto fanfarrón? Quizás Julieta no es lo que imaginé.

-Hace mucho calor ¿Querés limonada Juli?- pregunta acomodando el pelo de la morocha hacia atrás.

-Si, por favor. Ya no me banco más este calor.

Bruno comenzó a chistar pero no le di importancia y continué trabajando.

-Ey flaco- gritó y yo voltee.

-¿Me hablas a mí?- pregunté con una cara de orto que no se iba.

-Si. Traenos dos limonadas con mucho hielo- pidió o más bien exigió frente a la incomodidad de Julieta.

-¿Eh? Yo no soy tu sirviente- respondí sosteniendo la mirada.

-Sos un empleado y te corresponde estar al servicio de tus patrones. Así que trae las limonadas y rápido por favor. No quiero que este bombon pase sed- respondió guiñando un ojo a Julieta.

El muy forro pretendía humillarme en frente de la morocha, definitivamente estaba muy cerca de embocarle una piña. Para mi buena suerte Julieta intervino.

-No, Bruno. Tomás esta trabajando en esta casa como albañil y nada más. No tiene que traernos nada. Además es una simple limonada, puedo hacermela yo sola- expresó bastante incómoda con los dichos de su acompañante.

-¿Qué decís Ju? De ninguna manera te haría preparar algo.

-Ay Bruno no soy una inútil. Ahora las traigo.

La morocha se levantó de la reposera de madera dirigiéndose al interior de la casa. Su caminar dejo un hilo de luz que hizo que Bruno, Agustín y yo clavemos nuestras miradas en ella. Ese maldito poder para captar la atención de todos.

-Amigo, voy a aprovechar para hablar con Horacio y pedirle el aumento- comentó Agustín algo nervioso.

-Suerte wacho, tranquilo- respondí.

Cazzuchelli padre había decidido que como Agustín tenía 16 años debía pagarle menos que al resto, aunque hiciera el mismo trabajo que los demás.
Así de garca y explotador era.

Continué trabajando hasta que sentí la presencia de Bruno acercarse hacia mí.

-¿Qué onda raperito? ¿Hoy no te haces el malo?- preguntó con sonrisa burlona- Te tiene que defender Julieta.

-A mi no me tiene que defender nadie, no soy un cagon como vos.

-No se, recien te quedaste calladito. No respondiste nada.

-¿Qué mierda queres? ¿No ves que estoy laburando?

-Quiero que te alejes de Julieta, vos y tus amigos. A ella no le conviene juntarse con gente con ustedes, mucho menos ahora que es mi novia.

¿Julieta estaba saliendo con este gil? Creo que era momento de confirmar que puse demasiadas expectativas en ella y tal vez su forma de ser no era la de la chica que cree en mis sueños.

-¡Ya las preparé!- gritó Julieta mientras salía de la casa con una bandeja y 4 vasos- viste que no tarde ni 2 minutos.

-Ah pero hiciste un montón hermosa, tenías sed parece- respondió acercandose a ella y tomando un vaso de la bandeja.

Yo te ví en un tren (C.R.O - Cazzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora