-¿Seguro que puedes ir a trabajar?-Le preguntó su madre a Louis mientras éste sacaba cualquier tipo de mucosidad restante en su nariz. Estaba claro que iba a enfermarse, después del lago tuvo que caminar durante una hora, el pelo mojado, la ropa mojada, simplemente llevando una camiseta de manga corta. Y en ese momento se encontraba con los ojos llorosos, con pañuelos esparcidos por todo y unas ganas terribles de morirse. Pero no podía, debía ir a trabajar.-No puedo faltar mamá. Tampoco estoy tan mal.-Su madre suspiró y asintió.
-Abrígate, por favor.- No tenía mucho sentido esa respuesta ya que cuando llegó al supermercado se tuvo que poner el mono reglamentario, como cada día. Llevaba mil pañuelos en los bolsillos y probablemente no serían suficientes.
Empezó su jornada con muy pocas ganas, su cabeza le estaba matando, por primera vez no disfrutaba con la música que ponían en la radio. Incluso llegaron a poner una de Queen, pero estaba tan mal que simplemente siguió con su trabajo.
Estaba ordenando la fruta cuando alguien le tocó el hombro. Se dio la vuelta y le vio, con un traje de estampado floral, el pelo engominado hacia arriba y la mirada cansada. Se notaba la marca rosa en su mejilla izquierda, pero también se apreciaba como alguien había intentado eliminarla, si Louis no supiera como se la hizo probablemente pensaría que era una marca de las sábanas, de haber dormido mal.
-¿Qué haces aquí?-Louis fue realmente seco, pero había decidido no atraer más problemas a su vida, no los necesitaba.
-¿Que qué hago aquí? Ayer estabas en un lago conmigo besándome, no sé si te acuerdas.
-Tú me besaste.
-¿Qué mierdas te pasa Louis?-El ojiazul suspiró y dejó de colocar la fruta para mirar al más alto.
-¿Qué quieres que te diga Harry? ¿Qué viviremos juntos para siempre? No me conoces, no te conozco, solo sé que es imposible siquiera ser amigos, tengo demasiados problemas como para añadir otro a la lista.
-¿Te crees que soy un puto problema? No me voy liando con todos los tíos que encuentro Louis, pensaba que te había gustado a ti también, si solo querías pasar un buen rato y follarte a un tío de 18 años lo siento, pero no lo conseguiste.-Louis suspiró y fue a cogerle el hombro a Harry pero este se apartó.-No me toques, ni se te ocurra volver a tocarme.
-Harry, no quería decir que solo te quisiera para eso, pero tengo demasiados problemas como para tener otro.-Harry se rio irónicamente y miró a Louis muy serio.
-Lo que no entiendes es que podría haber sido la única cosa que te salvara de la mierda vida aburrida que llevas, no te he pedido que me salves, porque no te necesito.-Louis fue a contestar pero Harry ya se estaba yendo y tuvo que seguir colocando la fruta si no quería tener que quedarse hasta más tarde haciendo inventario.
El ojiverde salió del supermercado muy enfadado y se subió en la limusina sin dirigirle la palabra al chófer, probablemente fue él quien llamó a su padre. Por su culpa, Des, el padre de Harry, había roto todos sus vinilos y le había prohibido tajantemente volver a un concierto de Queen o escuchar su música.
Harry ya había recibido una bofetada en la mejilla, no le apetecía otra. Y es que, su padre tendía a pegarle, y aún así siempre encontraba la manera de enfadarlo más. Pero, pese a todo lo que había pasado ayer con él, lo que más le molestaba era la actitud de Louis.
Quería entenderlo, pero no podía. En ningún momento le dijo que se fueran a casar, ni siquiera sabía su edad que ya estaba rechazándole. Ese no era el Louis que conoció en el concierto, el Louis que besó en el lago. Pero no quería ser un problema para nadie, y si Louis no quería verlo, pues se quedaría con el recuerdo de esa noche, y pasaría página.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.