3 de febrero de 1976.
-¡Que no quiero!
-¡Louis hazme caso!
-NO.-El ojiverde suspiró pesadamente y se acercó a su novio, que se encontraba tumbado en la cama con los brazos cruzados negándose a hacer la maleta.
-Lou, amor, yo también quiero quedarme en Nueva York para siempre, pero tenemos que irnos.
-Por favor, solo unos días más.
-Esos días más provocarían que te echaran del trabajo, y que mi padre me matara, literalmente. Así que recoge tus cosas que perderemos el avión. -Louis, con el ceño fruncido, hizo caso a su novio y empezó a hacer la maleta.
No quería volver, aquella semana había sido lo mejor de su vida, y sabía que volviendo a Londres todos sus problemas volverían, trabajar a diario en el supermercado, preocuparse por Harry y su padre, etc. No se quejaba de la vida que llevaba, había gente mucho peor y al menos él tenía a Harry para convertir los días de mierda en experiencias. Pero aún así no quería volver, Nueva York era su burbuja, y no quería salir de ella. Acabó de hacer su maleta y miró a Harry aún con el ceño fruncido.
-Te van a salir arrugas.
-No quiero volver a Inglaterra, soy feliz aquí. -Harry suspiró y se acercó a su novio, acariciándole la mejilla.
-Lo sé, te prometo que volveremos, pero tenemos que volver Louis, ya lo sabes. -El ojiazul asintió y ambos salieron de la habitación.
El viaje de vuelta fue bastante calmado, el temor de Louis por los aviones había disminuido, pero seguía presente. Por lo que aquella vez no se arriesgó en ir al baño y hacerlo con Harry, ya que según él, "casi mueren" la última vez.
Y sí, el ojiazul lloró cuando llegaron a Londres, y es que cuando decía que no quería volver no mentía. Obviamente echaba de menos a su familia, pero el deseo de estar con Harry tan bien como lo había estado aquella semana era superior.
Obviamente el ojiverde le decía que no se preocupara, que iban a estar bien, como siempre. Pero eso no quitaba que él estuviera realmente triste por estar allí. Volver a Londres significaba ver de nuevo a la persona que más temía, su padre. Todo lo que había vivido esos días había sido un sueño, y sabía que su progenitor se iba a ocupar de convertir ese plácido sueño en una pesadilla.
Pero no quería preocupar a su novio que ya estaba suficientemente disgustado con que el viaje se hubiera acabado. Obviamente tenía claro que quería hacer más escapadas con él, pero debían esperar. El padre de Harry casi le mató por haberse gastado tanto dinero en un "amigo", no quería hacerlo de nuevo hasta dentro de un tiempo.
Salieron del avión y ambos se detuvieron antes de salir por la puerta. Louis observó a su novio con una sonrisa melancólica, como si se fueran a despedir para siempre, nada más lejos de la realidad, probablemente se verían en una semana, pero era demasiado para ambos.
-Bueno, pues supongo que se ha acabado. -Dijo el ojiverde observando a su novio.
-Supongo.-Dijo el más bajo susurrando. Harry acarició su mejilla y le dio un corto beso.
-Hey, no pasa nada, nos tenemos el uno al otro. Además, mi casa del bosque es mucho mejor que cualquier suite en Nueva York. -Louis se rio levemente y asintió.
-Por supuesto, ¿nos vemos allí el viernes como siempre?
-La duda ofende. -Ambos juntaron sus labios en un corto beso ya que no querían llamar demasiado la atención. Al salir por la puerta Louis escuchó varios gritos por parte de su familia, este sonrió ampliamente y fue a abrazarlas.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.