Louis y Harry se subieron al primer taxi que encontraron. El ojiverde le daba las indicaciones al hombre mientras el más bajo observaba todo lo que podían sus ojos a través de la ventana. Todo parecían tan grande, las calles, los edificios, no se podía creer que estuviera allí.
Harry acabó de decirle la calle al hombre y se sentó al lado de su novio, sonriendo al ver como observaba cada pequeño detalle de la ciudad. Se apoyó en su hombro mientras acariciaba la palma de su mano. El ojiverde era consciente de que se podrían encontrar con otro imbécil que les dijera de todo, pero no pensaba esconderse.
Louis giró su cabeza y observó como el más alto le acariciaba la mano, sonrió ampliamente mirando sus ojos.
-No me puedo creer que estemos aquí.
Fue lo único dijeron durante el trayecto al hotel. Louis estuvo todo el viaje con sus ojos puesto en el exterior, observando todo cuanto podía. No había salido de Londres en toda su vida, aquello le parecía otro mundo.
El taxi aparcó lo que hizo que Louis, por primera vez en todo el trayecto, mirara a Harry. Este le estaba dando los 30 dólares que había costado. No tuvieron ningún problema relacionado con su orientación sexual, lo que Harry agradeció ya que no quería empezar el viaje de mal humor.
De nuevo, Louis se quedó con la boca abierta al ver el gran hotel que estaba frente a ellos. Harry sonrió mientras le cogía de la mano tirándole hacia dentro. Solo la entrada era enorme, probablemente unos cuarenta metros cuadrados, con sofás y asientos por todo, y una gran mesa donde se encontraban dos mujeres y un hombre, cada uno atendiendo a una persona diferente.
Harry cogió la maleta de Louis y la suya y se fue hacia el mostrador. No tardaron ni un minuto antes de que una de las mujeres les atendiera.
-Buenos días, bienvenidos al Central Park hotel, ¿tienen reserva?
-Sí, una habitación doble, a nombre de Harry Edward Styles.
-Bienvenidos, tienen la suite número 14, está en la última planta. Que disfruten de su estancia. -Harry sonrió mientras le daba las maletas al hombre que trabajaba allí. Se dirigieron al ascensor mientras Louis no dejaba de observar a Harry.
-¿Qué pasa?
-¿Una suite? ¿En serio?-Dijo con el ceño fruncido.
-Si las cosas se hacen, se hacen bien. No te preocupes por nada amor. -Y al decir aquello entrelazó su mano con la de Louis mientras subían al último piso. En esa última planta había muy pocas habitaciones, Harry contó unas 20, y es que eran las más caras y obviamente no todo el mundo podía permitírselas, pero al ojiverde le daba igual el dinero, quería darle un viaje para recordar a su novio.
Al llegar a la número 14, el rizado introdujo la llave y ambos se quedaron bastante sorprendidos. La habitación era preciosa y enorme. Tenía amplias ventanas que recorrían cada rincón de la habitación y dejaban ver unas vistas impresionantes. Había un sofá negro frente a una televisión y una mesa con cuatro sillas a la derecha de este. En el centro se encontraba una cama, la más grande que Louis había visto en su vida. Tenía sábanas blancas y dos cojines a ambos lados. Más al fondo había una puerta que dirigía a un baño donde un jacuzzi enorme se encontraba en una esquina.
Louis no dijo nada, aquello era tan impresionante que no tenía palabras para describirlo. Tenía ganas de llorar, de gritar y de besar a Harry todo el día dándole las gracias por todo lo que estaba haciendo. No solo el viaje, le estaba enseñando a vivir.
Un viaje a Nueva York, una cabaña en mitad de un bosque o ellos dos solos comiendo una hamburguesa. No importaba dónde ni cómo. Louis era consciente que cada momento con Harry era valioso, nunca sabía dónde acabarían o qué pasaría. Pero pasara lo que pasara, estaban juntos.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.